Alerta en Punta Umbría ante la llegada de la peligrosa Carabela Portuguesa

Su presencia se relaciona con la subida de la temperatura del mar. Y cuando aparecen en las playas se suele avisar a la población por la peligrosidad de su picadura para las personas. También son muy peligrosas para los perros, que las olisquean y resultan intoxicados.
Es la Carabela Portuguesa. La carabela portuguesa es un carnívoro. Con unos tentáculos venenosos, atrapa y paraliza a su presa. Por lo general, captura pequeños organismos acuáticos como peces y plancton.
Se distribuyen en todas las aguas cálidas del planeta, especialmente en áreas tropicales y subtropicales de los océanos Pacífico e Índico. También habitan en la corriente del Golfo Atlántico y ocasionalmente se aventuran en el Mediterráneo. Los expertos atribuyen su llegada a las costas españolas a las dinámicas de los vientos marinos, según han relatado en National Geographic.
Es muy inusual ver en la costa de Huelva ejemplares de este Physalia physalis o falsa medusa.
El pasado verano su presencia obligó incluso a cerrar playas. La comunidad más afectada por la llegada de estas "falsas medusas" fue el País Vasco, aunque también se dieron avistamientos en Galicia, Asturias y Cantabria. En Huelva no se veían con tanta facilidad desde 2013 cuando se llegó a cerrar la playa de Matalascañas. También se vieron entonces en la playa del Espigón.
"La picadura de una carabela portuguesa puede resultar mortal para un niño o incluso para un adulto con salud comprometida. Para una persona de peso y salud normal, la picadura no debería ser extremadamente dañina, y sus efectos normalmente desaparecerán en unas pocas horas. Los síntomas más comunes de una picadura incluyen escozor y picor en la zona afectada. Sin embargo, la picadura también puede provocar dolores intensos, náuseas, fiebre, vómitos e incluso la muerte. Su veneno permanece activo incluso después de que el ejemplar ha sido retirado de la arena, por lo que es crucial no tocarlo". Así lo aclara la web de National Geographic.
Y mucho cuidado porque esta tarde del viernes 14 de junio han sido detectados varios ejemplares frente a la concurrida zona del chiringuito Oliver de Punta Umbría.
Los bañistas han corrido la voz de alarma y avisado a las autoridades para que este fin de semana que se espera una gran afluencia de visitantes por las altas temperaturas se hagan las advertencias pertinentes.
De momento, las autoridades tratan de confirmar la presencia de la temida (Physalia physalis)

"Frente a una picadura, es fundamental actuar rápidamente para neutralizar el veneno y retirar todos los restos de tentáculos de la piel. Se puede intentar lavar la zona con alcohol o con agua salada. No se recomienda usar agua dulce, ya que intensifica los efectos. Tampoco es conveniente usar vinagre, a diferencia de lo que se hace con la medusa común. Además, se aconseja aplicar agua caliente y una crema con cortisona después de la limpieza" y si dudas visita al médico.
Descripción
La carabela portuguesa (Physalia physalis), también conocida como fragata portuguesa, barquito portugués, agua mala, aguaviva, botella azul o falsa medusa, es una especie colonial monotípica de hidrozoo sifonóforo de la familia Physaliidae.1 Se suele encontrar en mar abierto en todas las aguas cálidas del planeta, en especial en las regiones tropicales y subtropicales de los océanos Pacífico e Índico, así como en la corriente del Golfo atlántica. Su picadura es peligrosa y muy dolorosa. Cada colonia va sola, no en grupos.2
Con apariencia de medusa, la carabela es, según Wikipedia, en realidad un organismo colonial cuyos individuos se especializan para mantener viva la colonia. Se trata de una agrupación de hidroides que se dividen el trabajo: el neumatóforo (parte que flota o vela), los gastrozoides (digestión), dactilozoides (detección y captura de presas, y defensa) y los gonozoides (se ocupan de la reproducción).3
Está formada por una vela gelatinosa de entre 15 y 30 cm4 que le permite recorrer los océanos impulsada por los vientos, las mareas y las corrientes marinas, mientras que del cuerpo central cuelgan numerosos tentáculos que le sirven para atrapar a sus presas y que extendidos puede llegar a medir hasta 50 m,5 aunque normalmente tienen una extensión de unos 10 m.6
Estos tentáculos están provistos de cápsulas urticantes denominadas cnidocitos que pueden paralizar a un pez grande y afectar seriamente al ser humano. Estas cápsulas, ante el estímulo apropiado, liberan un filamento hueco espiralado de un único uso llamado nematocisto, que puede ser de distintos tipos: simples ventosas, prolongaciones largas de los tentáculos que se enrollan alrededor de la presa, y púas o espinas que pueden inyectar una toxina proteica que paraliza a la presa.
Los tentáculos tienen por objetivo envolver a las presas e introducirlas en la boca hasta la cavidad gastrovascular, donde comienza la digestión.