Jaime Gil, de Brutal Zapas, líder empresarial onubense

Voy a empezar este artículo siendo tremendamente duro, una vez más, con la tierra que me vio nacer. Tierra donde la mediocridad, la envidia a causa de esa misma mediocridad que lleva a la figura del sujeto acomplejado, la baja estima de nuestras cosas y de nuestras propias fuerzas, de la pereza mental y de la cobardía financiera. Huelva ese lugar en un rincón en el mapa nacional donde nace la vida y la naturaleza se explaya en mágicas formas geográficas y en divinos manjares culinarios salpicada de sol y cielo azul; Huelva esa gran olvidada por los que la habitan, por los que día a día la matan un poquito más a sangre fría, con silencio y alevosía. No, esa no es mi Huelva. Ni la quiero. Huelva debe dejar de ser jamón y gambas, playas y sierras para olvidar a aquellos que vegetan sobre su cuerpo suave de mujer. Huelva es de esa gente joven que irrumpen en ella con ganas y fuerzas dando su juventud, exponiendo un dinero que no tienen para convertirlo al final en riqueza para ella y sus moradores, creando empleo a través de la imaginación y del trabajo sin descanso. Esa gente sí; ellos sí son mi Huelva.
Hace ya más de dos años y medio que conocí a Jaime Gil y a Sofía Varela Gallardo, su mujer. Entonces tenían en expectativas abrir su actual tienda en calle Concepción. Un proyecto auténticamente innovador, rompedor. Me contaba entonces Jaime un poco de su vida. De ese chaval criado en el Hostal Colón, en la céntrica calle Rico, a la mano y amparo de su abuelo. Figura fundamental en su crecimiento personal. Su dejación de las labores estudiantiles y su paso, después de volver del Servicio Militar, por todo tipo de trabajos. Desde agente de seguros hasta camarero en bares diurnos y nocturnos. Todo porque no quería ser una carga para su abuelo en un hostal ya en declive. Quería ser empresario y el pidió a su abuelo la fabulosa cifra de un millón cuatrocientas mil…pesetas de entonces. Orgulloso del gesto de su ascendente creó su primera tienda en la calle Alfonso XII, Brutal Surf. El dinero no le dio más que para el alquiler y comprar los elementos y artículos propios de este deporte del mar. El éxito fue rotundo y abrió una sucursal en Islantilla con su amigo Alejandro Antonelli, al que después vendió su parte. En continua vigilia sobre las tendencias del mercado descubre que los tiros van sobre la venta de las nuevas zapatillas de deporte que empiezan a aparecer en el mercado. De ahí hasta ahora, hasta Brutal Zapas, mucho sacrificio, muchas incomprensiones, mucho dinero en inversión, riesgo en tecnología. En fin, de todo.
El año pasado, a finales del 2015, se le concedió “El Premio Nacional de Comercio Interior”, en Madrid, de manos de Jaime García Legaz, Secretario de Estado de Comercio. Sólo un periódico escrito de la provincia y Diario de Huelva, como prensa digital, nos hicimos eco de la noticia. Este jueves pasado, en Sevilla y en su III Edición, se le concede “El Premio Andalucía de Comercio Interior 2016” por su trayectoria, implantación de nuevos métodos tecnológicos, aumento de plantilla y desarrollo empresarial. ¿Comprenden ahora el porqué de mis primeras duras palabras contra la gente de mi tierra del principio? ¿Han tenido ustedes alguna información del hecho a nivel institucional o nivel periodístico en una ciudad donde hay más digitales que habitantes y alguno tiene hasta la osadía de dedicarse a las buenas noticias? Un chico que apenas ha entrado en la cuarentena se ha revelado y es reconocido como el máximo impulsor de la venta on line a nivel andaluz y nacional y nosotros sin enterarnos. Esta es la Huelva que no quiero.
Todo ello me trae al recuerdo sus palabras en una de las entrevistas que le hice. "Miguel, el concepto actual de empresa ha muerto. El nuevo, el que ahora se está escribiendo, es una incógnita. Pero te aseguro que la figura del empresario estático, poniéndose bien la corbata en la barra del bar esperando que la clientela llegue por sí sola o acudiendo a esa economía de subsistencia bancaria donde primaba un papel o dinero ficticio en momentos de falta liquidez…todo eso se ha acabado. Ahora el empresario tiene que se tan capaz, audaz y trabajador como el mejor de los suyos". No le faltaba razón. Y lo que no le falta a Jaime Gil es coherencia. Apostó por la venta on line cuando todos le mirábamos de reojo, yo el primero, al ver la cantidad importante de dinero que invertía en el equipo informático que estaba preparando y en su página web. Un sistema para entrar en este circuito de venta innovador en ese momento por nuestro lares, que además de las múltiples estancias en tierras catalanas, le significó un importante desembolso de muchos cientos de euros.
La venta on line no resta trabajo a la venta tradicional. Pero bien es cierto que el crecimiento experimentado por ésta ha superado sus expectativas más optimistas. En la actualidad tiene a quince personas trabajando en su empresa y la mitad de ellas se dividen en la física y la otra en on line. “Esto tiene su explicación, Miguel Ángel, había llegado un momento en el que no podíamos crecer más físicamente y teníamos que salir al exterior”. No obstante, que nadie piense que el funcionamiento de la venta on line es sencillo. Ni mucho menos. "Nos llega la mercancía y la clasificamos en el almacén. Luego se pasa a la labor de fotografiar lo que se va a vender, tanto en su ubicación interior, como en exteriores. La siguiente fase es redimensionarlas y luego interviene una segunda persona que las va subiendo a la página web y, por último, dos compañeros las posicionan en las estrategias de las redes sociales. Una vez que la mercancía está lista para ser conocida por todo el mundo y, por tanto, adquirida desde cualquier lugar, van llegando los pedidos. Entonces se buscan los mismos en el almacén, se empaquetan y se mandan por transporte. En breve abrirá incluso una Oficina de Atención al Cliente para que este puede dejar su opinión sobre el producto comprado, su valoración o solicitar asesoramiento sobre cualquiera de los mismos.
Sigue manteniendo el amor al comercio clásico. No hay día que no baje de sus nuevas y amplias oficinas de Vázquez López, a unos metros escasos de Brutal Zapas de calle Concepción, para oler su tienda, el aroma del establecimiento, mezclarse con los clientes. Porque sigue manteniendo el criterio de que hay que cambiar la mentalidad actual del comercio. Ya comprar no es sólo comprar. Debe de ser casi un acto litúrgico donde puedas charlar con tranquilidad, tomarte un café o leer la prensa escuchando música. Quiere que Brutal Zapas siga siendo un comercio tradicional en constante y permanente evolución y modernización.
Pero su actividad no se para ahí. Este hombre que no sabe lo que son unas vacaciones de más de cinco día desde que se metió hace veintidos años en este mundo, no para de viajar y formarse. Acude a todos los eventos nacionales e internacionales que se celebran e invitan, como la Feria Mundial del Snyke. O la De Shape que aglutinó a más de siete mil personas de todo el mundo en un día y se alcanzaron ventas espectaculares. El próximo día 18 de junio se marcha a otra igual a Lisboa y el 21 de junio toma su mochila y se va a Berlín y Londres para ver escaparates, y sentado en los bancos de las plazas cercanas comer un bocadillo observando las expectativas de la gente, por donde tiran las tendencias y las costumbres y usos de los potenciales compradores. Todo con su mochila, su blog y su soledad. Esto es ser Empresario con mayúscula. Dentro de unos minutos, por ejemplo, dejamos la conversación pues tiene que marcharse a un curso sobre impuestos. “Hay que estar al día”, dice sin sentir ápice alguno de agobio o cansancio.
Pero esto no es todo. Se ha metido de lleno en el mundo de la Franquicia. El valor de su Empresa en el mercado, como en los valores bursátiles, le ha hecho capaz de poder entrar en este restringido mundo empresarial. Una empresa madrileña le está preparando su entrada en el mundo del franquiciado. En pocos días se abrirá su primera franquicia en Sevilla y tiene en expectativas abrir otras tantas en Santiago de Compostela y en Puerto Banús. Es un mundo complicado que exige un riguroso control de la calidad, compromiso y valía del franquiciado. Todo se va a llevar desde Huelva. Sofía Varela, por ejemplo, su mujer, es la encargada de todo el departamento de decoración y logotipos de los franquiciados que tendrán todos los mismos colores, anagramas y formas.
Desea tener etiquetado el perfil de su clientela y para ello, junto al nuevo departamento u Oficina de Atención al Público, abrirá un fichero sobre las características de sus clientes, por donde van sus necesidades y tendencias y sus propuestas de futuro. Aún así sabe que la edad de su clientela oscila entre los quince a los cuarenta y cinco años y los gustos van desde la zapatilla clásica a las de más tendencia de aquellos que están muy conectados a las redes sociales. Nada se deja al albur. Todo debe de estar controlado y previamente estudiado. Por ello, cuando el mundo textil cayó supo olerlo con anterioridad y no invertir tanto en producto de esta especie que suponía no más de un veinte por ciento en la venta y no escatimar la inversión en el zapato.
Y quién lo busca lo encuentra. Es una persona, Jaime Gil, abierta a todos y dispuesto a ayudar a quién le pide una colaboración para cualquier actividad artística, benéfica o deportiva. Tiene en su sangre la afición de su padre y de su tío, la de los Águilas Rojas, y es capaz de abandonar las dos horas que tiene para descansar y comer e irse a hacer kilómetros por esas carreteras de Dios. Si le pregunto por la situación actual del comercio en Huelva, su cara se cubre en un rictus de pena y dolor. Está convencido de que todo va a salir hacia adelante pero se le parte el alma cuando ve que se le echa el cierre a una tienda. Confía en la superación y en la mujer como valor en alza y motor del tejido comercial onubense. Este es Jaime Gil, amigo de sus amigos, el mismo que comenzó hace veintidos años, amante de la familia y empresario. Un gran Empresario. ¿ No lo habían escuchado ustedes por Huelva? Esa no es mi tierra.
Por Miguel Ángel Velasco