jueves. 28.03.2024
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Los arrozales ponen en jaque los recursos hídricos de Doñana

500 hectáreas de arroz en la zona de los Hatos detraen recursos hídricos a Doñana. A pesar de las sentencias judiciales del TSJA, la actividad agrícola prosigue su curso. Ecologistas en Acción pide un Plan de Ordenación para los cultivos de regadíos en las marismas de Aznalcázar y Villamanrique de la Condesa (Sevilla)
Los arrozales ponen en jaque los recursos hídricos de Doñana

Las 500 hectáreas de arroz en la zona de los Hatos que se alimentan del acuífero de Doñana están esquilmando los recursos del Parque Nacional. El futuro de la Reserva de la Biosfera pasa porque las administraciones protejan y garanticen los recursos hídricos que le insuflan de vida y alimentan todo su rico ecosistema.

Mediáticamente la fresa y los cultivos de primor han estado en la diana por el uso indiscriminado de los acuíferos como consecuencia  de un agua superficial que nunca termina de llegarles, como consecuencia de los incumplimientos sistemáticos de las administraciones públicas que aun no han materializado el trasvase que les permita suplir las extracciones subterráneas.

Entre tanto, las  500 hectáreas de arroz en la zona de los Hatos (Sevilla) esquilman anualmente 5,5 millones de metros cúbicos de agua (11.000 M3 por hectárea) según han calculado organizaciones como Ecologistas en Acción. En concreto aunque tenían a su disposición 26 hectómetros de agua al final utilizaban 38, mientras que de las 3.666 hectáreas con derecho de regadío han regado 5.455 según los Ecologistas. Los datos así lo atestiguan como los descensos de los niveles freáticos de hasta 12 metros en este área del aljarafe sevillano.

En la desembocadura del Guadalquivir existen 35.000 hectáreas de arroz, aunque en torno a 30.000 se alimentan de los recursos del Guadalquivir, por lo que no detraerían recursos al Parque.

El problema reside en la presión agrícola en las marismas de Villamanrique de la Condesa y Aznalcázar.

Juan Romero, líder y portavoz de la formación en Huelva, recuerda que existen sentencias firmes del Tribunal Supremo que “instan al cierre e inutilizar las instalaciones ilegales de extracción, amén de interponer importantes multas por la afección del Dominio Público Hidráulico que no han sido pagadas. La impunidad sale rentable.

En Diario de Huelva ya se hizo eco de un estudio de WWF en los que cifra en 4.700 "las hectáreas regadas con agua extraída ilegalmente de este espacio clave para la biodiversidad". Es decir, el equivalente a más  5.700 campos de fútbol.

Cada hectárea de arroz consume anualmente unos 11.000 metros cúbicos de agua

    

Entre tanto, el Ministerio para Transición Ecológica y el Reto Demográfico sigue mirando para otro lado y no ejecuta los deslindes de Dominio Público Terrestre (DPMT) que han ocupado de manera ilegal los arroceros, denuncian.

La que no ha dejado de pasar su correspondiente factura es la propia naturaleza. La salinidad del Guadalquivir ha provocado que el grupo Hisparroz, perteneciente al grupo Ebro Foods, haya pedido reconvertir 620 hectáreas en cultivos como el olivar y el almendro, no sólo por tratarse de cultivos que en la actualidad están resultando muy rentables sino por el hecho de que mitigarían el consumo hídrico. 

Los Ecologistas quieren poner la lupa sobre el proyecto puesto que piensan que en la decisión empresarial subyacen intereses estratégicos tendentes a diversificar la producción y, aprovechar la coyuntura y el supuesto ahorro hídrico como estilete para convencer a las administraciones para que les autorice su “reconversión a cultivos que ofrecen una alta rentabilidad”.

Romero recuerda que ya han construido dos grandes balsas para almacenar el agua pluvial: una con 9 hectómetros cúbicos y otra con seis.

Romero insiste que los arrozales, siempre que sean ecológicos y con una superficie acordes a las posibilidades hídricas del entorno, pueden ser claves para la alimentación de la avifauna, si bien ambos condicionantes no se dan en el bajo Guadalquivir. 

   Una ordenación de los regadíos y arrozales en el área sevillana que nunca llega 

El primer Plan de Desarrollo Sostenible de Doñana, diseñado en 1992, ya apuntaba la necesidad de ordenar los regadíos que se sustentan de la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir. Tres décadas después no se ha hecho nada en este sentido.

El Plan de Regadíos de la Corona Norte de Doñana es una realidad y puso techo a la expansión de los regadíos en la comarca del Condado de Huelva. No obstante, en el área de la provincia de Sevilla no se ha hecho algo igual y Ecologista en Acción apuntan a la necesidad de poner en marcha un Plan de Ordenación paralelo al de la fresa que regule y frene las transformaciones de suelos en las marismas de Aznalcázar y Villamanrique. Gran parte de estas importantes extensiones de tierra se emplazan en zonas públicas que explotan los empresarios y agricultores para su beneficio.