sábado. 20.04.2024
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Los fondos de inversión se interesan por el urbanismo en los Cabezos de Huelva

Los fondos de inversión se interesan por el urbanismo en los Cabezos de Huelva

 

De espaldas a la ciudad

Plataforma Parque Moret

El pasado 28 de julio fue un día negro para Huelva. En el Pleno que tuvo lugar en el Ayuntamiento se sentenció a su desaparición al CABEZO MUNDAKA, de la misma manera que poco antes sucedió con el de la Joya, cumpliéndose así, por ahora, los planes urbanísticos del Equipo de Gobierno, del PSOE.

No vamos a hablar aquí de las razones expuestas por especialistas, personas de reconocido prestigio e instituciones, de colectivos ciudadanos y personas independientes, manifestaciones y concentraciones numerosas y otras acciones diversas de muchos onubenses, en definitiva de un sinfín de defensores de la preservación de nuestro PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL.

Los autores de semejantes planes, han demostrado una ignorancia y desprecio insuperables, saltándose además las recomendaciones que emanan del Convenio Europeo del Paisaje  ratificado por España en 2007, como en la cita siguiente:   " la percepción sensorial y emocional que tiene una población de su entorno y el reconocimiento de sus diversidades y especificidades históricas y culturales son esenciales para el respeto y salvaguarda de la identidad propia de la población ".

No se puede ignorar como en este mismo documento se habla de la participación activa de la sociedad en cuanto a incorporar criterios de calidad paisajística, de conservación y protección del paisaje en las políticas públicas. Por otra parte el Convenio de Faro firmado por España en 2018 dice que “compromete a los Estados a tomar en consideración el valor que cada comunidad patrimonial atribuye al patrimonio cultural con el que se identifica”.

Las razones empleadas por aquellos que quieren cambiar irremediablemente la fisonomía de nuestra ciudad  han quedado completamente  claras cuando han entrado en escena los principales actores en esta “obra”.

Son los inversores, los fondos de inversión, los cuales cuentan con la complicidad de los ya aludidos. Porque, ¿quiénes son los que quieren eliminar el SISTEMA DE CABEZOS DE HUELVA, con todos los valores que le son inherentes y elementos esenciales que contribuyen a mantener el equilibrio natural y ecológico en el interior de nuestra ciudad, sino aquellos cuyo interés es el negocio puro y duro?

Pero no termina aquí la crónica de ese funesto día.

El segundo atentado perpetrado en esa fecha se refiere al rechazo del Gobierno Municipal a la propuesta de Mesa de la Ría para que el 'Consejo Consultivo de Andalucía' analizara la compatibilidad urbanística del proyecto de tapado de los fosfoyesos de Fertiberia, negando la posibilidad de que fuera  este órgano, independiente y con prestigio, quien realizara el arbitraje y se optase por fin a la retirada de los lodos, de alta toxicidad, y a la recuperación de ese espacio, lo que de no ser así, quedarán para siempre en la Marisma como foco contaminante con derivaciones imprevisibles. ¿Cómo es posible continuar con ese plan que pone en gravísimo peligro la Marisma, la Ría, la ciudad y  la salud de sus habitantes?

Esta situación merece una respuesta firme y urgente por parte de la ciudadanía. La Naturaleza se está desbordando en muchos lugares del Planeta y es el momento de evitar, antes de que sea demasiado tarde, las barbaridades que puedan significar en el futuro cambios drásticos en el paisaje. Cabe destacar en relación con esto, el cambio de criterio del Alcalde respecto a las balsas de fosfoyesos, que en 2007 y 2015 declaraba la incompatibilidad del proyecto de Fertiberia con el planeamiento vigente entonces cuando se encontraba en la oposición, mientras que ahora defiende todo lo contrario.

Recordemos como en tiempo de elecciones, los candidatos y candidatas pregonan el honor que supone para ellos representar y escuchar a los ciudadanos y ciudadanas en sus planteamientos y reivindicaciones, sin embargo mucho nos tememos que a partir de ahora se recuerde a quiénes secundaron o fueron cómplices en estas fechorías y como consecuencia, dejen de merecer la distinción a la que un día aspiraron y ostentaron.