jueves. 28.03.2024
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Opinión

Vivir es vida

Ante tanto hartazgo pandémico, secuela inevitable de esta situación, las luces de Navidad, fieles a esta época del año, se encendieron.

¡Se encendieron las luces!¡ es el comentario que escuchaba la pasada semana cuando por fin pude ver la iluminación navideña de mi ciudad.

Ante tanto hartazgo pandémico, secuela inevitable de esta situación, las luces de Navidad, fieles a esta época del año, se encendieron y he de reconocer que el color verde, el color de la esperanza y de la ilusión se encendió dentro de mi y sonreí como una niña que ve por primera vez este espectáculo.

Mi hijo Juan, el pequeño de la familia, llegaba a casa, sobre las 18:30 de la tarde y dando saltos frente a mí, me decía, ¡mamá, mamá! ya llegó la Navidad, ya están las luces encendidas¡

Quizás este comentario que en otro momento o en otras circunstancias no me hubiera conmovido tanto, ese día me devolvió a mi niñez y con las palpitaciones a cien nos fuimos a recorrer con el coche la ciudad viendo cómo detrás de cada bombilla se reflejaba la ilusión y la esperanza de muchos niños onubenses y de muchos no tan niños.

Siempre se dice que los momentos vividos se valoran más cuando se transforman en recuerdos, y eso es lo que sentí al escuchar a mi hijo y ver el brillo de sus ojos al interpretar el destello de las luces navideñas.

Por encima de los terribles datos de contagiados, fallecidos, crispación, desconsuelo, paro, cierres y demás secuelas de esa maldita pandemia hay Vida. Y me pregunto, ¿quiénes somos nosotros para apagar La Luz de la  ilusión, de la alegría, de la esperanza en creer en un nuevo tiempo donde todo lo malo lo recordemos solo como una mala pesadilla?

Parece que tener ilusión en estas circunstancias nos hace hasta plantearnos que somos insolidarios o que quizás no sean pensamientos acordes con los tiempos que vivimos. Creo que la respuesta está en querer buscar también la felicidad entre tanta desesperación, en mirar unas luces brillantes y soñar o en poner un árbol navideño, o disfrutar de un espectáculo cultural, en definitiva sonreírle a la Vida.

Sí, la vida amigos sigue y mientras esté este terrible enemigo invisible, tenemos que seguir viviendo y conviviendo con él pero también disfrutando con responsabilidad. No puede desaparecer de nuestras mentes ni de nuestro vocabulario la palabra disfrutar, ni sentirnos horribles por hacerlo.

Son fechas además cargadas de nostalgia donde a muchos de nosotros, como a mí, la ausencia  de los pilares de mi vida  hacen que en mi casa desde hace muchos años haya sillas vacías alrededor de mi mesa, pero voy a intentar y lo conseguiré en este año inundar y contagiar a los que me rodean de sonrisas y de amor.

Bien es sabido y lo hemos aprendido más que nunca con este pandemia, que lo malo viene solo y cuando menos nos lo esperamos, por eso tiene más sentido aún disfrutar de cada minuto, de cada segundo como si fuese el último que viviremos. Esa actitud no es incompatible con la situación por la que cada uno estemos atravesando, es cuestión como dije antes de superar los baches que tenemos que sortear durante nuestra andadura vital. Seamos felices con las pequeñas cosas. Como decía la canción 'Live is life'.

Estamos en Navidad y miles de sonrisas inundarán nuestros corazones y nuestra actitud  siempre responsable y de una u otra manera harán sonreír a aquellos otros corazones que creen que están solos ante esta maldita pandemia porque cuando todos damos lo mejor, obtenemos lo mejor.

Este año más que nunca dejemos que los sueños corran por nuestras venas, como decía Sabina.

Desde este rincón de mi casa os deseo Felices Fiestas, Salud, Empleo y mucho Amor!!!