Se cumplen 55 años de la inauguración de la calle Fernando Márquez Tirado
Algunos actos simbólicos en los pueblos se convierten en verdaderos hechos históricos cuando se conjugan la memoria, los testimonios orales, los documentos de los archivos y los recuerdos gráficos. La labor de recopilar todos estos datos es a veces de gran calado, pero merece la pena para dejar constancia de momentos de relevancia, como ha hecho la Asociación Cultural Lieva con la inauguración en Galaroza de la calle Fernando Márquez Tirado, de la cual se cumple ahora 55 años. Resultó ser un importante homenaje a este cachonero, considerado como uno de los prohombres de la localidad por gestos como la fundación de la Sociedad de Socorros Mutuos ‘La Alcancía’, que tuvo lugar en 1915.
La iniciativa fue impulsada por la propia organización, mediante carta fechada el 3 de abril de 1965 dirigida al Ayuntamiento. La firmaba Cástulo Navarro Tristancho, presidente de ‘La Alcancía’, que tenía entonces su domicilio social en la calle General Mola, número 2, y se manifestaba que, en acuerdo tomado por aclamación en una asamblea general “estraordinaria” celebrada el 22 de marzo, habían tomado el acuerdo de solicitar un homenaje a Márquez.
Se solicitaba un gesto “del Ayuntamiento de su digna Presidencia que para premiar en parte la labor realizada por el insigne hijo de esta villa D. Fernando Márquez Tirado, al fundar hace 50 años esta Sociedad de mi humilde presidencia, con la que favoreció y sigue favoreciendo a las clases trabajadoras en sus enfermedades y accidentes”.
El día de la celebración de las Bodas de Oro de la entidad sería el 31 de julio de 1965, por lo que se propone esa fecha para el “homenaje de gratitud a su bienhechor, rotulando con su nombre una de sus calles”.
El pleno municipal aprueba la petición en sesión extraordinaria del 24 de abril. En el expediente que se conserva en el archivo municipal, se contiene una certificación firmada por el secretario, José María Rodríguez Tristancho, que reproduce el acuerdo plenario. En este escrito se describe a la sociedad proponente, diciendo que “cuando aún la seguridad social actual no se conocía aquí, los trabajadores de todas las ramas de la producción estaban socorridos en las enfermedades y en los accidentes de trabajo, y si antes éstos socorros representaban un auxilio destinado a mitigar en lo posible la mayor necesidad, actualmente, dentro del campo extenso de la seguridad social estatal, representa una ayuda más con que atender las múltiples necesidades que la vida moderna exige”.
Fundamenta la concesión de la calle al señor Márquez en que “la continuación y el progreso de esta Sociedad, no hubiera podido ser sin la vigilancia constante, el cariño y el asesoramiento técnico de su competente Fundador”.
El alcalde escribe al Gobernador Civil de la provincia de Huelva, el 19 de julio, solicitándole permiso para poder incluir ese nombre en el viario urbano cachonero. En esa breve misiva se introduce un dato de interés, que todos los hijos de este pueblo mayores de 18 años los socios de ‘La Alcancía’, y se indica que “esta sociedad es modelo de las de su clase”.
Para poder atender esta petición, era necesario en la época la autorización del Ministerio de la Gobernación, en cumplimiento del artículo 306 del Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Corporaciones Locales; lo cual, es puesto de manifiesto por el Gobierno Civil el 23 de julio. En cumplimiento de este requerimiento, se le contesta al día siguiente solicitando el alcalde accidental, Manuel González Romero, se inste el permiso preceptivo.
Todo ello provocó la demora en el calendario, ya que la respuesta del Director General de Administración Local no autorizó la propuesta hasta el 30 de septiembre. Finalmente, fue comunicada la autorización para rotular el segundo trozo de la calle Victoria, por parte del Gobierno Civil onubense al Consistorio cachonero, el 6 de octubre.
Fernando Márquez Tirado fue fundador de ‘La Alcancía’ y nombrado presidente fundador en la junta directiva celebrada el 31 de marzo de 1920. La entidad tuvo un gran papel en su vida, y fue el alma de muchas iniciativas, como la organización de un acto el 1 de agosto de 1927 con la participación de Manuel Siurot, o la donación de la Bandera insignia de la entidad en la Junta General que tuvo lugar el 6 de enero de 1918.
