sábado. 20.04.2024
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El condado onubense se prepara para la vendimia del Covid-19

Cada bodega mantiene un pulso firme al virus a través de numerosos protocolos de seguridad y de limpieza. Algunas como Villalua, Contreras o Vinícola de Rociana ya han empezado con la campaña de la vendimia.
El condado onubense se prepara para la vendimia del Covid-19

La vendimia regresa un año más a la campiña onubense pero todo es diferente este año a causa de la pandemia provocada por el Covid-19. Por ello, el campo no es ajeno a la realidad que atiza al resto de los sectores económicos y sociales de nuestra sociedad.

Pero la pregunta es la siguiente, ¿puede afectar el virus a la recolecta de este año? La respuesta varía según el ámbito de la actividad económica, sin embargo cada bodega mantiene un pulso firme al virus a través de numerosos protocolos de seguridad y de limpieza.

"Cada jornalero debe seguir las medidas de seguridad, como por ejemplo la distancia social o el uso de mascarillas", afirma Laura Guerra Barquero, enóloga e integrante de Bodegas Marqués de Villalba, de Villalba del Alcor.  Una forma de trabajar basada en una tradición de muchísimos años y que no ha encontrado en el virus una barrera insalvable.

"La bodega trabaja en las mismas condiciones que el año pasado, salvo la peculiaridad de los protocolos para evitar la propagación del virus. Uso de mascarillas o el lavado de manos continuo", añade José Joaquín Contreras, de bodegas Contreras Ruiz, de Rociana del Condado.

Algo que se ha extendido por el resto de la provincia onubense, como medida de prevención para los jornaleros y para los profesionales del sector. Protocolos de obligatorio cumplimiento a la hora de realizar la actividad que no están impidiendo la recolección de la uva y su posterior desarrollo. "El Covid-19 no nos ha afectado mucho. Respecto a lo que es la campaña, nosotros seguimos trabajando igual", recalca Laura.

Sin embargo, sí que es cierto que se han encontrado otras dificultades a la hora de afrontar el año. "El problema que tenemos es que tenemos un 40% menos de producción de la mayoría de las variedades respecto al año pasado", añade.

Un producto bloqueado por la Covid-19

Y es que hay que recordar que la pandemia de coronavirus ha mantenido todos los canales de venta cerrados desde el 14 de marzo, dejando en la estacada al sector vitivinícola del Condado de Huelva ya que se aproxima una nueva vendimia sin ni siquiera haber vendido la anterior.

Por ello, en el horizonte se vislumbra un panorama inquietante: aun resta por vender casi el 80% de la producción fruto de la vendimia de 2019 que alcanzó los 31.303.000 kilos de uva. Y las aproximadamente 26 bodegas, casi todas micropymes, que conforman su tejido agrícola y empresarial se han tenido que acoger a expedientes de regulación de empleo temporal para atajar la tremenda hemorragia y el terremoto de cifras y pérdidas que la Covid-19 ha provocado al sector, ya que sólo un 18% de la producción se destina al enoturismo y el resto, un 5%, a las exportaciones. El resto del mercado es nacional.

"El grueso de nuestros clientes dependen del canal Horeca (Hostelería, restauración y cafetería). Si el canal cierra, nosotros dejamos de facturar por ello para nosotros (el covid-19) sí provoca una repercusión directa", afirma José Joaquín Contreras. Algo básico ya que el grueso de las ventas se realiza a través de dicho canal y de la posibilidad de colocar sus caldos en todo tipo de ferias (Sevilla, El Rocío, romerías de Huelva, la Gamba de Punta Umbría) y eventos como bodas y comuniones.

Cosa que ha provocado el coronavirus, provocando el cierre de bares y la no venta de millones de litros de vino durante los meses de mayor demanda (abril y mayo).

Ayudas a la Junta

Es por ello que el Consejo Regulador ha solicitado ayudas directas al agricultor a la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, para la que elaboró un informe técnico que se presentó el pasado mes de julio en el que se analiza la situación socioeconomica y ambiental causadas por las enfermedades de la vid y que han afectado directamente a los viticultores.

“Lo que se invierta en esta vendimia 2020 repercutirá también en la próxima porque evitará el desasosiego y la desesperanza de los agricultores. Muchos piensan en abandonar el cultivo, un cultivo que es seña de identidad del Condado de Huelva y necesario para la protección de Doñana” asegura el presidente de la Denominación de Origen.

El Consejo estima que el volumen de producción puede descender en torno al 60% con respecto a la campaña anterior, si bien hasta que no llegue la uva a los lagares no se podrá conocer con más precisión dicha cifra así como su calidad, debido a la afección del hongo mildium, principalmente, en buena parte de las 2.400 hectáreas de viñedo plantadas en el Condado.

Con este porcentaje se da una idea muy aproximada de la virulencia de la enfermedad a pesar de los tratamientos de contacto, así como penetrantes y sistémicos que los agricultores han llevando a cabo en estos meses previos a la vendimia, tratamientos ejecutados en reiteradas ocasiones “pagados por los propios viticultores con la ilusión de salvar no solo esta cosecha sino también la próxima” asevera Infante.

Inicio con variedades no autóctonas

Pero como todo en la vida, hay que tratar de mirar hacia adelante y los profesionales del sector ya piensan en la nueva cosecha que les ofrecerá este 2020. A pesar del calor de las últimas semanas, el inicio de la campaña con variedades autóctonas como la zalema o la listan no ha comenzado y por lo consecuente aún no se pueden ofrecer datos concretos, pero ya hay bodegas que han empezado con las variedades foráneas más tempranas.

Un inicio de campaña que alcanzará su punto más álgido a principios del mes de septiembre y de la que se espera un poco de alegría para poder afrontar las consecuencias del virus. "Somos optimistas con lo que tenemos en el campo. Lo único que no podemos controlar es lo que está en el aire y la demanda de nuestros clientes pero siempre optimistas", concluye José Joaquín Contreras.

La campaña concluirá en las fechas habituales de fin de vendimia, en torno a las primeras semanas de octubre.