viernes. 26.04.2024
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Las playas desaparecidas de Huelva

Hacemos un recorrido por la Punta del Sebo, el Balneario de la Cinta y el Balneario del Odiel, lugares emblemáticos elegidos por un gran número de veraneantes cada año
Las playas desaparecidas de Huelva

Actualmente, Huelva capital solo cuenta con una zona habilitada para el baño. Se trata de la playa del Espigón. Se encuentra en el Dique Juan Carlos I y para llegar a ella hay que cruzar el Paraje Natural Marismas del Odiel. Desde esta lengua de arena de 2,5 kilómetros de largo, situada en la parte derecha del espigón, se puede disfrutar de unas maravillosas vistas y realizar largos paseos. Elegida por amantes de la pesca deportiva, del nudismo y de la tranquilidad, esta enorme playa es también una de las preferidas por los enamorados del Kitesurf.

Sin embargo, no siempre ha sido así. Hace años, eran muchos los bañistas que acudían a la capital para disfrutar de sus playas. La Punta del Sebo, el Balneario de la Cinta y el Balneario del Odiel eran los lugares emblemáticos elegidos por un gran número de veraneantes cada año.

En diariodehuelva.es hacemos un recorrido por estos rincones históricos que fueron y siguen siendo señas de identidad del patrimonio onubense.

La Punta del Sebo

La Playa de la Punta del Sebo fue la última playa con posibilidades lúdicas y turísticas que hubo en Huelva capital. Se localiza en la unión de los dos estuarios de los ríos Tinto y Odiel, justo en el extremo de la entrada de tierra en la que se localiza la ciudad, donde convergen ambas masas de agua y se forma la Ría de Huelva.

Una popular playa onubenses que, incluso a día de hoy, los habitantes más mayores recuerdan visitarla en los calurosos día de verano.

La Punta del Sebo adquirió mayor atractivo si cabe con la construcción del Monumento a la Fe Descubridora en 1929,  diseñado por la escultora estadounidense Gertrude Vanderbilt Whitney.

El uso de esta playa por parte de los onubenses se consolida tras la Guerra Civil, cuando se convierte en actividad de ocio. Y no sólo la Punta del Sebo, sino la zona que abarca toda la avenida en la conocida como “la playa la Gilda”,apodo dado por la visita que recibió por parte de Rita Hayworth en 1952, y que sirvió como anécdota.

Esta playa dejó de ser apta para el baño tras la construcción del Polo Químico en 1964 en la zona por mandato del gobierno de Franco siguiendo el plan de los Polos de Promoción Industrial.

 

El Balneario del Odiel

Cercano al muelle de minerales de la Rio Tinto Company Limited, y en plena Ría del Odiel, el 31 de Julio de 1917 se inauguraba, en la playa artificial de la Punta del Sebo, el Balneario del Odiel.

Con su construcción se dotaba a la ciudadanía de Huelva de un lugar de esparcimiento y relax cercano al mar, y sin los inconvenientes de desplazamiento que suponía acercarse a las playas de Punta Umbría. Además, vino a sustituir a los baños flotantes que fueron inaugurados con motivo del IV Centenario del Descubrimiento de América.

El proyecto del balneario, de clara influencia inglesa, fue encargado al Ingeniero del Puerto de Huelva Carlos G. Expresati. Para poder acceder al edificio había que atravesar una pasarela de doce de metros de longitud, ya que el edificio se adentraba varios metros en el agua, según el estado de las mareas.

La inauguración del Balneario de la Cinta, y su competencia, propiciaron su decadencia en la década de los años 30. El Balneario del Odiel desaparecía a causa de un incendio en 1940.

El Balneario de La Cinta

Situado en la Punta del Sebo, este balneario onubense se construyó en la década de los cincuenta. El Balneario de la Cinta ofrecía para sus socios un servicio de bar y terraza, piscina para los más pequeños y autobuses desde las siete de la mañana hasta las nueve y treinta minutos de la noche. En general, los balnearios estaban concebidos como clubes sociales y náuticos, con la idea de facilitar que los visitantes disfrutaran de la inmersión en las aguas del río Odiel y de los deportes de agua, en la ría de Huelva.

Fotografías recopiladas por el comunicador onubense Diego Lopa.