jueves. 28.03.2024
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Opinión

Merecemos ser felices

La felicidad para cualquier persona es la ausencia del miedo, ese miedo que te paraliza y al que pese a las últimas noticias que vemos o escuchamos de nuevos rebrotes, tenemos que vencer.

Después de mi paseo durante las primeras horas de la mañana, pensaba en cómo comenzaría mi nuevo artículo de opinión. Durante el largo paseo y seguramente influenciados mis pensamientos e ideas por las endorfinas que dicen que generan felicidad y optimismo me propuse escribir desde la ventana de la Esperanza.

Y así lo voy a hacer, hoy me asomo desde mi ventana particular con cristales de ilusión, positividad y alegría.Y no porque todo lo que nos rodee sea idílico, que no lo es, ni porque esta pandemia que se ha llevado a miles y miles de inocentes haya sido un mal sueño, que no lo es, y no porque nuestro nuevo accesorio de moda sean unos tapabocas que impiden que nos puedan ver esbozar una sonrisa o mover los labios para decir un te quiero o te extraño tanto. Sí, todos estos hechos son una realidad que por desgracia están y seguirán acompañándonos durante un largo tiempo.

Pero ya dije que me asomaría a mi ventana de la esperanza y quiero soñar con una realidad distinta, teñida de colores vivos con la llegada de la nueva estación del verano, una realidad cargada de luz, que me hace pensar que este maldito virus no podrá con nosotros, porque la 'esperanza es el sueño de una persona despierta' como decía Aristóteles.

Mientras escribo mi realidad deseada, veo y escucho en las noticias que volvemos a tener nuevos brotes del virus, fiestas ilegales sin cumplir medidas de seguridad, falta de responsabilidad en acudir a lugares públicos y en definitiva una absoluta irresponsabilidad. Mientras también los políticos no consiguen tenderse la mano y buscar consensos aunque piensen diferente pese a que son momentos de remar en la misma dirección.Hasta las bacterias funcionan por consenso como decía el filósofo.

Vuelvo a cerrar los ojos y me vuelvo a asomar desde mi ventana de colores y veo un mundo solidario, responsable,empático,donde los mayores que aún seguían en los hospitales salen por la puerta grande como grandes triunfadores de la vida, donde los abrazos y los besos no son virtuales y podemos sentir el calor que desprende el contacto de la piel con piel, donde nuestros representantes públicos estrechan sus manos para buscar medidas a la situación que se avecina tras esta pandemia.

Pero un ruido me hace abrir los ojos y vuelvo a la realidad. Miro a mi alrededor y veo que todo era un bonito sueño. Dicen que si tus sueños son grandes, es porque la capacidad de lograrlos también lo es y yo quiero lograrlos y ser parte de un mundo y una sociedad libre de todos los calificativos que nos hace ser pequeñas partículas en manos de un gigante, nuestro Universo.

Se dice que la vida es el 10 por ciento de lo que te sucede y un 90 por ciento de cómo reaccionamos a lo largo de ella en nuestro día a día.

Merecemos ser felices. La felicidad para cualquier persona es la ausencia del miedo, ese miedo que te paraliza y al que, pese a las últimas noticias que vemos o escuchamos de nuevos rebrotes, tenemos que vencer.

Nos merecemos ser felices y después de lo que hemos visto y vivido con tremendas tragedias, personales, económicas, sociales,tenemos que ser responsables y cautelosos. Pero sin olvidar tratar de encontrar nuestro tesoro más preciado, la FELICIDAD.

Porque queridos amigos, aunque la ventana de la vida es la misma, no todos los que se asoman ven las mismas cosas y yo desde la mía particular quiero ver un mundo feliz donde el éxito de conseguirlo venga de un sueño hecho realidad, os invito a mirar por ella.