viernes. 19.04.2024
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"El cariño con el que me han tratado ha sido lo mejor de esta experiencia"

Manuel Jesús Romero Jiménez, médico internista del Hospital Infanta Elena, comparte con los lectores de este diario su experiencia tras salir de la UCI por el contagio del Covid-19
"El cariño con el que me han tratado ha sido lo mejor de esta experiencia"

El pasado 3 de abril,  la UCI del Hospital Infanta Elena daba el primer alta de su Unidad a un paciente con coronavirus. Se trataba de uno de sus médicos que fue contagiado en el ejercicio de su trabajo. “Un compañero querido y respetado, cuyo estado de salud nos ha mantenido a todos en vilo”, aseguraban desde el centro hospitalario.

En diariodehuelva.es compartimos el emotivo vídeo que mostraba cómo el médico salía de la UCI entre los aplausos de sus compañeros sanitarios: “Estas imágenes van a llenar de alegría a los suyos y a sus pacientes, pero también a esta gran familia que, más que nunca, es el Infanta Elena”, señalaba el hospital.

Ya ha pasado más de un mes de este momento y hoy, Manuel Jesús Romero Jiménez, médico internista del Hospital Infanta Elena, quiere compartir con los lectores de este diario su experiencia tras sufrir el contagio del Covid-19.

Una entrevista que ha tenido la generosidad de concedernos mientras termina de recuperarse de los efectos del virus. Hoy, por suerte, lo hace ya desde casa.

Manuel Jesús Romero tiene 50 años. Es médico internista en el Infanta Elena desde 2005 (el mismo hospital en el que se formó entre el 2000 y 2005). Alterna su trabajo de internista general con el trabajo como responsable de la Unidad de Riesgo Vascular y, actualmente, es el Jefe de Estudios (responsable de la formación de residentes de todas las especialidades del hospital) de la Unidad Docente del Hospital Infanta Elena.

Un onubense amante del deporte y de su familia: "Justo antes de todo esto corrí la Media Maratón de Sevilla. Siempre me ha acompañado mi mujer, a la que le mando un beso enorme (ayer hicimos 33 años juntos) y también a mis dos hijos, de 17 y 15 años respectivamente.

¿Cómo fueron los primeros días en el hospital tras decretarse el estado de alarma? ¿Tuviste miedo al contagio?

"Cuando aparecieron las primeras noticias sobre el coronavirus me recordaron a otros procesos similares como la gripe aviar, ébola, etc. Todas estas situaciones nos han hecho estudiar y ponernos al día con mayor o menor ahínco en los últimos años, siempre fuera de nuestra jornada laboral. Esta vez, al igual que la mayoría de los ciudadanos subestimé al enemigo. No obstante, seguimos haciendo lo de siempre. Empezaban a salir protocolos que se iban actualizando de forma vertiginosa.

Escuchar las reflexiones de Nacho Suárez, responsable de infecciosos de Huelva, ya jubilado, a quien respeto mucho intelectualmente, me pone en alerta y comienzo a ver el problema desde otra perspectiva: prudencia y preocupación.

Llego a dos conclusiones que hoy, a pesar de los cambios que hemos vivido desde el mes de febrero, no han cambiado en esencia:

La certeza de que cuantos más diagnósticos se hagan, mayor acierto y capacidad en la toma de decisiones, y que cuanto más tardara en llegar a Huelva, mejor preparados nos pillaría.

Se trata de una enfermedad de pocos meses de vida sobre la que aún sabemos poco y cualquier proceso infeccioso como fue el reto del VIH precisó años de aprendizaje.

Con esas claves decidí de forma individual, incorporar a mi vida profesional y personal una serie de recomendaciones. Usar una ropa solo para el trabajo y quitarme los zapatos y dejarlo todo en una parte de la casa, la terraza, junto con retirada de efectos personales como el reloj, donde se puede acumular el virus.

En el hospital decidimos suspender las reuniones, usar ropa íntegra del hospital en lugar de bata. El día previo al confinamiento ya tuvimos una reunión donde nos planteamos realizar consultas virtuales para disminuir el flujo de pacientes.

¿Miedo al contagio? No. Sensatez de que tenemos la responsabilidad de hacer las cosas bien, sí.

La percepción de hoy es distinta en todos. Yo estoy hablando de la época previa al confinamiento, cuando todos hacíamos vida normal, incluso, ante la ausencia de mascarillas se recomendaba no usar las mismas en el hospital, salvo excepciones muy concretas".

Pero, a pesar de tu cautela, te contagias ¿Cómo viviste el proceso?  ¿Qué fue lo primero que se te vino a la cabeza?

"El 13 de marzo, viernes por la tarde antes del inicio de confinamiento, comienzo con sensación de artromialgias, cefalea y escasa tos seca. A pesar de la persistencia de los síntomas, en ningún momento me planteé que se tratase de coronavirus, por no tener antecedente epidemiológico, y pensé que se trataba de otra virasis.

Al día siguiente me llaman y me dejan de piedra. Coronavirus positivo. Pero, ¿De quién? ¿Cuándo?, ¿Cómo?, ¿Por qué?...

Pensé que sería un cuadro leve al ser deportista y sano, no entraba en los perfiles de riesgo. No soy tan mayor como para desarrollar un problema serio, pensé".

¿Cómo te afectó física y emocionalmente?

"Inicialmente me fui a casa con Paracetamol e intención de pasar la enfermedad en casa. Me aislé en una habitación. La primera semana en casa cada vez me sentía peor. Hasta el punto de tener que acercarme al hospital para la realización de una radiografía de tórax. En esa primera radiografía ya se observaba infección neumónica, aunque escasa, y se decide comenzar el tratamiento contra el COVID desde casa. A mí me pareció razonable, pero la preocupación ya estaba servida. Leí con pavor lo que estaba pasando en Italia. Hoy en día, a través de grupos de trabajo, nos contaban compañeros la situación de desborde en Milán. Ya teníamos Madrid y País Vasco desbordados. Mi preocupación estaba en que se trata de una enfermedad de escasos meses de evolución y que no podíamos subestimar algunos datos que daban vueltas por mi cabeza. Cada vez más profesionales sanitarios (previamente sanos) muertos, tanto en China, Italia como en España. Por lo que mi descenso progresivo a los infiernos fue vivido de esa manera.

Al margen de la evolución a peor, los síntomas no habían cambiado mucho. Continuaba con mialgias, cefalea, tos escasa y ahora notaba cada vez más dificultad al respirar. Bien tolerada, probablemente por afectación aún no muy marcada, y buena capacidad previa. Después de una semana en casa y varios días después de la primera placa, me citan en el hospital para realizarme una placa de control. Ahí ya la cosa estaba peor. La neumonía era bilateral, de manera que se decide ingreso, directamente en UCI, el día 21 de marzo".

¿Cuando ingresaste en la UCI confiabas en la curación?

"Una vez que llego a la UCI mi recuerdo es más vago, pero consciente de que todo el engranaje hospitalario estaba en marcha. Desde el punto de vista técnico (intensivistas, Infeccioso, Rayos, Farmacia...) y moral (siempre he recibido un gran apoyo). El Hospital Infanta Elena es una gran familia donde todos nos conocemos. Desde radiólogos, patólogos, personal de laboratorio, servicios médicos y quirúrgicos. Con nuestras discrepancias profesionales como debe ser, pero siempre con un trasfondo de amistad personal que, sin ser obligatorio, hace que al menos este nuestro hospital sea así, una piña. He recibido los mejores tratamientos a nivel mundial. No se han dejado nada por hacer, pero, además de ir dando todos los pasos, ninguno detenía la progresión.

"Mi experiencia en la UCI ha sido muy positiva. Todo el dolor ha sido compensado por mi deseo de luchar y por el trato recibido"

En cuanto a si siempre confié en la recuperación... Te contaré una anécdota. Aunque yo no lo recordaba (me lo comentaron el día que iba a salir de la UCI), cuando una compañera me comunicó que iban a intubarme, le pedí que se comprometiera a despertarme. El nivel de miedo real, ahora borrado pero referido, es un claro ejemplo de que pensé que no lo contaba.

Yo no conozco a nadie más optimista que yo. Creo que soy valiente y siempre que veo una opción posible creo que es la que saldrá adelante, aunque también creo que el trabajo necesario para conseguir las cosas, a veces es inmenso. Esto último nunca me asustó. Además, soy una persona religiosa y sé que cuando ya no podemos hacer nada, nos ponemos en manos de Dios.

La UCI es un lugar en el que es mejor no estar. Te llenan de cables, te sondan, vías centrales, arterias, tubo, pero el objetivo es claro, salvar la vida al paciente.

Mi experiencia en la UCI ha sido muy positiva. Todo el dolor o incomodidad han sido compensados por mis deseos de luchar y por el trato recibido. El trabajo de auxiliares, enfermeros y todo el personal de la UCI, no solo ha sido muy profesional, es el cariño con el que me han tratado. Sin duda, es lo mejor de esta experiencia".

¿Qué muestras de apoyo has recibido? ¿Podrías contarnos alguna anécdota que te haya emocionado?

Cuando pude recuperar el móvil fue emocionante comprobar tantas muestras de cariño de la gente. Muchos me decían que les había tenido en vilo, otros que habían estado rezando, otros que pensaban en mí cada tarde en los aplausos...  Abrumado, poco a poco voy tomando conciencia de todo esto.

"Cuando me quitan el tubo paso las primeras 24 horas vomitando, pero animado porque respiraba. No era consciente de lo grave que había estado y de todo lo que habían hecho por mí. Creía que en 24-48 h me subían a la planta. Pero, no era consciente. Me ayudó mucho pensar en mi madre, que falleció hace un año después de una larga enfermedad y fue la persona más fuerte que he conocido. También me ayudó mucho pensar en una paciente de 29 años que falleció recientemente después de una cruel enfermedad y que me dejó una herida muy honda. Hace unos días hablaba con su madre y le comentaba cómo me ayudó su hija.

El comentario que más escuchaba desde que desperté era la cantidad de gente que estaba pendiente de mi evolución. Yo pensé que era lo normal, el primer caso grave del Hospital Infanta Elena, un médico de la casa de toda la vida. Pero no se referían solo a los profesionales de este hospital, también a los del Juan Ramón Jiménez y a media Huelva. Cuando pude recuperar el móvil, fue emocionante comprobar tantas muestras de cariño de tanta gente: muchos me decían que les había tenido en vilo, otros que habían estado rezando, otros que pensaban en mí cada tarde en los aplausos...  Abrumado, poco a poco voy tomando conciencia de la que 'he liao'.

Os contaré algo curioso. Se creó un grupo de Whatssap de oración cuando ingresé en la UCI y ha alcanzado casi 100 personas. Fue emocionante ver que ponían el vídeo de la salida de la UCI y comentar que fue la razón de creación de grupo. Lo curioso es que la persona que lo creó es amiga de un hermano mío y no conozco a los integrantes. La preocupación de mi grupo de runners ha sido constante, al igual que de compañeros de la carrera que están en distintas ciudades y comunidades, por no hablar de familiares y amigos".

¿Qué te gustaría trasladar a todos los lectores de este diario que hoy siguen tu historia desde el confinamiento en sus casas?

"Precaución. Se trata de una enfermedad nueva de la que aún tenemos muchas cosas que conocer, de ahí los bandazos en la información. Nos queda mucho por aprender, pero podemos saber ya varias cosas:

Puede haber una presentación asintomática, leve o grave y no necesariamente tiene que tener enfermedad previa como es mi caso; Que se está cebando con los profesionales sanitarios, que a pesar de ir extremando las precauciones, siguen teniendo un índice de contagio muy superior; Que las medidas drásticas que se están tomando están permitiendo que la tragedia sea menor. Si se levantara el confinamiento hoy, en 4 semanas estaríamos con parte de la población de Huelva infectada y los servicios sanitarios de Huelva colapsados;  Si no hacemos diagnósticos correctos no hemos aprendido nada, no haremos las cosas bien. Huelva tiene una población de 500.000 habitantes. Saber cuántos y cuáles están infectados nos permitirá volver a la normalidad lo antes posible. Y, por último, que los que están pasando una enfermedad en casa es porque muchas veces la presentación puede ser leve. A los desesperanzados le diría que, si la cosa empeora, en Huelva disponemos de los mejores tratamientos y profesionales. Sólo tienen que mirar los números".

¿Crees que después del coronavirus la sociedad va a cambiar? ¿Cómo?

"Ya hemos cambiado. Una sociedad que hasta hace poco tenía como hito el fallecimiento de 200 personas en un día, en los atentados de Atocha, y ahora nos venden como buena noticia que en un solo día hayan muerto 600 personas como el dato bueno del día.

Esto marcará nuestras vidas para siempre. Nada será igual. Algunos recuperaremos nuestras rutinas. Todos sufrirán económicamente en mayor o menor grado, pero creo que el drama humano ahora es la prioridad. Seremos más fuertes. El coronavirus ha hecho más por el teletrabajo que 20 años de absurdos planteamientos políticos. Nos ha hecho más sensibles, pero en este aspecto iremos recuperando nuestras rutinas de antes. Ojalá y esta expresividad que sustituye al tocarse se mantenga mucho tiempo".

A día de hoy, después de haber padecido la enfermedad por ejercer tu profesión, ¿Volverías a hacerlo?

"Esto es mi vocación y creo que cualquier profesión tiene sus riesgos. Esta nos ha tocado a los sanitarios, pero no son menos importantes los policías, los arquitectos, los agricultores. Todos hacemos lo mejor posible nuestro trabajo. Es el que hemos elegido y el que sabemos hacer con competencia. Por supuesto que volveré a hacerlo. Creo que el personal sanitario está dando la talla. Solo tengo la queja/preocupación de que tenemos que disminuir el contagio de los sanitarios. Aún seguimos contagiándonos en exceso y el gran problema ahora es la baja sospecha, por no tener identificada a la población. Somos nosotros los que tenemos que exigir las medidas adecuadas de trabajo, no somos héroes. A nadie le piden que se ahogue para salvar a un ahogado. La respuesta ciudadana está siendo muy bonita, por reconocimiento, no solo en los aplausos.

Quisiera mandarles un mensaje a los residentes de Huelva. En especial a los de último año. El Ministerio de Sanidad, como premio a los residentes que están al pie del cañón como el resto de los profesionales sanitarios, les ha premiado con prorrogarles la residencia hasta el mes de septiembre. Todos los que terminan o pasan de año en el mes de mayo, se han visto secuestrados en esta suerte de castigo hasta el mes de septiembre de momento, sin cobrar como médicos o residentes de siguiente año. Me parece profundamente injusto, injustificado y creo que en la medida de lo posible deberíamos protestar. Será la primera tarea que reanude en cuanto me vuelva el aliento".

Manuel Jesús ya está en casa recuperándose con los suyos. El pasado jueves recibió el alta. Desde entonces, dice el especialista, "Cada día, a las 20:00 h. salgo a aplaudir por todas aquellas personas que han estado cuidándome, desde dentro y fuera del hospital. Por todos y cada uno de ellos mis aplausos serán eternos".