sábado. 11.05.2024
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El paro del transporte desabastece a los pueblos y se raciona la alimentación del ganado

El mundo rural y los ganaderos se llevan la peor parte del paro del transporte: cunde el desabastecimiento en muchos municipios y escasean los piensos para alimentar al sector porcino, bovino y caprino. Hasta paran algunos mataderos.
El paro del transporte desabastece a los pueblos y se raciona la alimentación del ganado

El paro del transporte está teniendo en la provincia de Huelva importantes derivadas en forma de carencia de numerosos productos en los lineales de los supermercados, cortes en los suministros fabriles, incluidas las minas, e importantes empresas de la automoción y la construcción y la vistosa y palpable presencia de convoyes escoltados por la Guardia Civil para permitir la movilidad de los camiones.

La ausencia de servicios mínimos está convirtiendo las carreteras en cuellos de botella y las organizaciones convocantes del paro han optado este martes por actuar en puntos neurálgicos de llegada de suministros o taponamiento del paso de camiones y repartidores en varios puntos de la provincia, de norte a sur, incluido el Puerto de Huelva.

Uno de los mayores problemas que está causando el paro de los camioneros, en principio convocado por la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías por Carretera aunque se ha unido en las últimas horas Fenadismer afecta al mundo rural y agrícola en general y al ganadero en particular.

Es la paradoja de un paro rodado de camioneros sin servicios mínimos que protesta por la subida desbocada del combustible.

Los convocantes alegan que no pueden trabajar a esos precios, a esos costes, pero en su huelga, que dura ya 9 días, han logrado bloquear, por ejemplo, la llegada de alimentos a las explotaciones ganaderas de la Sierra y el Andévalo, verdadero sostén de la vulnerable economía de los pueblos. Y, lo que es peor, en muchas aldeas y localidades pequeñas están faltando los suministros de víveres a personas que no pueden viajar fuera de allí a buscar comida.

No es lo mismo ir al supermercado en la ciudad, donde hay decenas de establecimientos, que hacerlo en pueblos pequeños, la mayoría de la Sierra y el Andévalo, donde hay solo una tienda o un par de supermercados.

El paro, la huelga, está hiriendo al eslabón más débil, sin recursos a su alcance.

Los ganaderos lo saben bien. Hay muchas fincas donde se han quedado ya sin piensos, sin alimento para el ganado, donde se están racionando los sacos de comida para los cerdos, las vacas, cabras y ovejas. Si el precio del gas-oil está por las nubes no digamos el maíz, que ha pasado de 9 a 16 euros en poco tiempo.

Los animales, casi sin alimento

Por ejemplo, los ganaderos del porcino tienen quitar los mamones a las madres de cría porque si éstas pasan hambre literalmente se comen a la prole. Así que tienen que estar encima, apartándolos, un trabajo extra. Las cabras, si no están bien alimentadas, rompen la cadena de lactancia y no producen leche, o los becerros, que en cuanto se pasen de los 200 kilos van a pérdidas para el ganadero.

El caso es que los almacenes de pienso de las zonas ganaderas están casi sin existencias porque los cereales no salen de las fábricas, los animales de engorde no se pueden transportar al matadero y éstos no sacrifican porque no hay garantías de salida de producto cárnico para su distribución y venta.

Sil olvidar las granjas de pollos y pavos, que tienen que sacar las aves con un peso determinado o de lo contrario mueren de infarto fulminante. Por no hablar de las medidas contra la gripe aviar y la necesaria limpieza y asepsia.

Hay mucha tensión, no solo en las ciudades, sino en los pueblos, en el mundo rural, donde todo el mundo se conoce y sabe quién bloquea la llegada de alimentos. Y mucho nervios, también en los camioneros, muchos de ellos vecinos que han pedido importantes préstamos para comprar los camiones. Unos vehículos que ahora están parados en el bloqueo de los puntos neurálgicos del transporte provincial.

El ganadero onubense Samuel Rivera lo sabe bien. Acaba de recibir un tractor cargado con cereales para el ganado que ha debido recorrer nada menos que 60 kilómetros de trayecto para llegar a la finca.

Rivera pide a las partes que hagan todo lo posible por poner punto y final a un paro, a una huelga, que está distorsionando mucho la vida en los pueblos, ya de por sí complicada con esa despoblación que no cesa. Un problema que estos paros acelerarán.

Es la paradoja de lo que está pasando. El mundo rural llena las calles de Madrid exigiendo atención y solución para sus problemas y el paro de los camioneros, alentado por la carestía de los combustibles y la precariedad en pagas, empleos y sueldos, contribuye a un deterioro social hasta en lo más básico: la ruptura de la llegada de suministros.

Todos ponen la solución en manos del Gobierno de turno (Pedro Sánchez) para que intervenga los precios de los combustibles que financian en gran parte a las comunidades autónomas.

Un sudoku (piden que se bajen impuestos y a la vez más ayudas de todo tipo) que debe tener una solución que no se demore mucho.

La ecuación se agrava además por la parada de la flota pesquera. Los barcos no salen a faenar por la carestía del combustible. Dicen los armadores y cofradías que no es rentable pescar así. Y si se pesca el producto no sale de las lonjas por los paros. Por si fuera poco, la guerra de Ucrania encarece el aceite de girasol y pone contra las cuerdas a las conserveras y los fabricantes de dulces.

Hasta los bares temen ya el desabastecimiento de cerveza y de bebidas.

Los paros han bloqueado hasta la llegada de cosméticos, lo que da una idea de la situación que se vive tras nueve días de paro.