El Trust sueña con repetir en el Recreativo la proeza del Unionistas
La utopía del Trust de un Recreativo en manos de sus aficionados y capaz de competir en la Segunda División B es menos utopía tras el ascenso del Unionistas de Salamanca. Un club al que los trusistas toman como modelo y ejemplo de lo que llaman el fútbol popular, en oposición al fútbol negocio.
Porque el Unionistas nació hace cuatro años de la mano de unos aficionados que decidieron fundar un club en homenaje a la histórica Unión Deportiva Salamanca, desaparecida por sus deudas económicas y la mala gestión de propietarios y políticos.
El nuevo club, sin embargo, no sería un club al uso. Sus fundadores decidieron que fuera una entidad sin ánimo de lucro, democrática en su funcionamiento y sin un dueño. De hecho, el Unionistas tiene hoy 2.000 pequeños propietarios, sus aficionados.
Lo más sorprendente es que el modelo ha demostrado además ser competitivo, con la consecución este fin de semana del ascenso a la Segunda División B. Está por ver, sin embargo, que el Unionistas pueda rendir igualmente en la categoría de bronce.
De todos modos, la Segunda B es hoy por hoy el tope del fútbol popular, pues la legislación deportiva vigente exige que los clubes que compitan en Segunda y Primera División sean Sociedades Anónimas Deportivas, con las excepciones consabidas del Real Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna.
