Una sociedad de mente cerrada y boca abierta

La psicóloga y escritora Pilar Enjamio aborda en este artículo la ignorancia que se observa en la sociedad actual, incluso por las cosas más nimias.

Asusta la sociedad donde la ignorancia es el pan de cada día y todos pretenden dirigir tu vida con la paradoja de no saber dirigir la suya.

Está claro que ellos no lo permiten, pero el otro debe soportar las impertinencias e intromisiones.

Las visitas al enfermo, en vez de animar, son para comentarios negativos que nada ayudan al enfermo. Lo peor son los cotilleos posteriores jugando a ser médicos y tomando atribuciones no le corresponden.

Es evidente que personas frustradas se regocijan del dolor de otros, e incluso graban y hacen fotos de su dolor, pero no a nivel médico sino de morosidad, lo cual es un rasgo psicopático. Incluso se obsesionan con fomentar la discusión y malentendidos entre familiares cercanos. "Esta me dijo, la otra le dijo", dimes y diretes dañinos de los que ni ha ligar. Lejos de justificarse y reconocer su error incluso se enfadan.

Sabemos que la mente es una esponja que absorbe demasiado, y cualquier pensamiento negativo destruye esa positividad tan necesaria en la salud y en la vida, donde las calumnias y tergiversaciones de la realidad dañan y destruyen vidas de forma irreparable. Eso no debe permitirse y hay que poner límites.

Mentes cerradas, obtusas, pero bocas muy abiertas y que embisten cono toros bravos y no piensan. Demasiados psicópata integrados. Urge educar a la sociedad desde los inicios pata crear una sociedad sana.