El castañar, el gran olvidado

El sector atraviesa actualmente un momento muy delicado, con plagas que merman severamente su producción,  la desafección por este recurso de propietarios más vinculados al turismo rural y el envejecimiento del arbolado.

El abandono de las actividades agrícolas tradicionales en lugares manejados por el hombre durante siglos es tan perjudicial para la conservación de la naturaleza como la propia expansión urbana. El éxodo rural de los últimos años deteriora el patrimonio natural y cultural de una comarca, hace decaer su economía y desequilibra el territorio, perdiéndose, además, costumbres tradicionales y oficios artesanales.

Para mejorar las condiciones socioeconómicas de una comarca rural como la nuestra, que tiene gran parte de su superficie ocupada por  terrenos forestales, es necesario que su diversificación económica se convierta en objetivo principal de todas las administraciones, con medidas de integración en las que se tenga en cuenta  la contribución de la enorme masa forestal existente,  asegurando y conservando  nuestro entorno natural dentro de un desarrollo sostenible.

El castaño y las castañas nos han acompañado históricamente en el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, con unas  5.000 hectáreas en la actualidad, siendo una fuente de generación de riqueza local, jugando, además, un importante papel medioambiental, económico y social en nuestra Sierra, con industrias de transformación y empleo generado por el manejo de los castaños y el apaño de su fruto.

Sin embargo, el sector atraviesa actualmente un momento muy delicado, con plagas que merman severamente su producción,  la desafección por este recurso de propietarios más vinculados al turismo rural y el envejecimiento del arbolado, que origina una bajada importante de la producción y que afecta a la industria de manera importante, por lo que podemos concluir que el sector necesita, como agua de mayo, medidas de apoyo que lo impulsen.

Los agricultores/as serrano/as van más allá de cultivar alimentos, también contribuyen al equilibrio ecológico y a la conservación del ecosistema y son fundamentales para la supervivencia de la comarca porque han sido, y son, los/as creadores y conservadores del paisaje serrano y los artífices de que hoy sea un Parque Natural, el segundo en extensión de Andalucía.

Por esos motivos, es básico e imprescindible potenciar el castañar  de modo que aumenten y mejoren los servicios ecosistémicos que ofrece a los municipios serranos que cuentan en su ámbito geográfico con este recurso socioeconómico.  Es necesario mejorar la repercusión social, ambiental y económica de los castaños, uniendo a los propietarios, a la industria y a los municipios con castaños, para aprovechar las oportunidades que se presentan en mercados como el francés o el italiano, apostando por la calidad, el cultivo ecológico y la comercialización de productos elaborados, potenciando también el castañar como recurso turístico, acompañada por otros recursos típicos de nuestras sierras como las setas o los derivados del cerdo ibérico, buscando lograr un aumento del rendimiento económico de la castaña y la perdurabilidad del castaño como elemento natural, social y paisajístico, y con ello conseguir una estructura productiva adecuada, explotaciones sanas y recuperadas y alcanzar una sociedad rural participativa e implicada.

Es urgente y necesario ayudar al castañar, para que nuestros pueblos puedan tener futuro y con ello impidamos el éxodo rural. Las administraciones tienen la palabra.