domingo. 02.11.2025
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Entrevista a la Dra. Teresa Lozano, responsable de la clínica de reproducción asistida Ginemed Huelva

“El desconocimiento sobre la propia fertilidad y el retraso de la maternidad sin planificación reducen las posibilidades de embarazo”

El factor masculino está presente en hasta el 50 % de los casos de infertilidad

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“El desconocimiento sobre la propia fertilidad y el retraso de la maternidad sin planificación reducen las posibilidades de embarazo”
“El desconocimiento sobre la propia fertilidad y el retraso de la maternidad sin planificación reducen las posibilidades de embarazo”

En Huelva, la tasa de fecundidad real se sitúa por debajo de 1,3 hijos por mujer1, muy por debajo del deseo mayoritario de tener dos o más. Esta brecha responde a factores como el retraso en la maternidad, el desconocimiento sobre la fertilidad o las dificultades para conciliar. En este contexto, la medicina reproductiva tiene un papel fundamental, no solo desde la ciencia, sino también desde el acompañamiento humano y cercano que brinda un equipo especializado en fertilidad. La Dra. Teresa Lozano, Responsable de la Clínica de Reproducción Asistida en Ginemed Huelva, responde a algunas de las preguntas más relevantes sobre esta realidad.

Teresa Lozano
Teresa Lozano

1. Desde su experiencia clínica, ¿qué considera que es lo más relevante actualmente en materia de fertilidad en Huelva?

Como médico especializado en Reproducción Asistida en Huelva, observo con preocupación y esperanza los cambios que marcan el presente y futuro de la fertilidad en nuestra ciudad. Cada vez más mujeres postergan la maternidad por motivos laborales, económicos o personales, lo que supone un reto clínico, ya que la fertilidad natural disminuye con la edad.

Afortunadamente, la reproducción asistida se ha normalizado. Lo que antes era un tema tabú, hoy se entiende como una cuestión de salud gracias a la labor de clínicas y profesionales. Además, Huelva cuenta con centros punteros como Ginemed, que han incorporado tecnologías como inteligencia artificial, incubadoras time-lapse y diagnóstico genético preimplantacional (PGT), mejorando las tasas de éxito.

La tecnología no lo es todo. La fertilidad es una experiencia profundamente humana. Por eso, más allá del tratamiento, es fundamental escuchar, acompañar y cuidar a las pacientes. Vivimos un momento clave en el que ciencia y trato humano deben ir de la mano para ofrecer a cada paciente un tratamiento personalizado.

2. ¿Cree que existe suficiente conciencia entre jóvenes y adultos jóvenes sobre la importancia de cuidar la fertilidad desde edades tempranas?

La respuesta es clara: no, aún no existe suficiente conciencia entre jóvenes y adultos jóvenes sobre la importancia de cuidar la fertilidad desde edades tempranas. La mayoría no recibe información adecuada ni en el ámbito educativo ni sanitario, y se suele hablar de salud sexual sin abordar cómo el paso del tiempo afecta la capacidad reproductiva.

La fertilidad, especialmente en la mujer, no es infinita. Aunque la medicina reproductiva ha avanzado mucho, la edad sigue siendo el principal factor que condiciona el éxito de los tratamientos. A partir de los 35 años la reserva ovárica empieza a caer, y después de los 40, la calidad de los óvulos se reduce drásticamente.

El desconocimiento y la postergación sin planificación generan falsas expectativas. Muchas personas creen que la reproducción asistida puede solucionar todos los casos, pero lo cierto es que, aunque existen opciones como la congelación de óvulos o la ovodonación, ningún tratamiento puede contrarrestar completamente el efecto del paso del tiempo:  tasas de éxito más bajas, tratamientos más largos y costosos, y mayor carga emocional.

Por estos motivos es esencial educar desde temprano, no solo para prevenir embarazos no deseados, sino también para poder tener la libertad de decidir cuándo ser madre con información y opciones reales. La fertilidad no puede seguir siendo un tema exclusivo de pacientes con infertilidad: debe ser parte de la salud pública y de la educación.

3. En las parejas heterosexuales, ¿considera que se evalúa con la misma profundidad la fertilidad masculina que la femenina? ¿Cómo influye esto en el diagnóstico y abordaje de los tratamientos?

La realidad es que la fertilidad masculina no se evalúa con la misma profundidad que la femenina, a pesar de que el factor masculino está presente en hasta el 50 % de los casos de infertilidad. La mujer sigue siendo el foco principal de estudio, intervención y presión social. En consulta, es habitual que a ellas se les pidan numerosas pruebas, mientras que a ellos solo un seminograma básico, sin profundizar en análisis más específicos como la fragmentación del ADN espermático o estudios genéticos.

Este enfoque desigual puede retrasar el diagnóstico y llevar a tratamientos innecesarios. Además, persiste un componente cultural: muchos hombres acuden tarde a consulta, les cuesta hablar del tema y sigue habiendo cierto estigma ligado a la infertilidad masculina. Es fundamental cambiar este paradigma. El estudio debe ser simultáneo y equilibrado para ambos miembros de la pareja. Solo así se logra un abordaje más eficiente.

4. ¿Qué porcentaje de los casos de infertilidad involucran factores masculinos, y cuáles son los más frecuentes?

El factor masculino está implicado en el 40–50 % de los casos de infertilidad en parejas heterosexuales. En algunos casos es la única causa identificada, y en otros se combina con factores femeninos. Las causas más frecuentes están relacionadas con la calidad del semen: baja concentración, poca movilidad, formas anormales o ausencia total de espermatozoides (azoospermia).

También son comunes el varicocele, que puede afectar la producción espermática, y la fragmentación del ADN espermático, un daño genético que no siempre se detecta en pruebas básicas. A esto se suman causas hormonales, como desequilibrios en la producción de testosterona, y genéticas, como microdeleciones en el cromosoma Y o el síndrome de Klinefelter.

Otras causas posibles incluyen obstrucciones en los conductos seminales, secuelas de infecciones o cirugías, y factores de estilo de vida como el tabaquismo, la obesidad o la exposición a toxinas. En definitiva, la infertilidad masculina es multifactorial y requiere un estudio completo para identificar la causa y orientar el tratamiento adecuadamente.

5. La maternidad en solitario ha crecido en los últimos años. ¿Qué perfil suele tener este tipo de paciente y qué desafíos específicos plantea en el acompañamiento médico y emocional?

En los últimos años, la maternidad en solitario por elección ha experimentado un crecimiento significativo, especialmente entre mujeres de entre 35 y 45 años con estabilidad laboral y alto nivel educativo. Muchas acceden a la maternidad mediante técnicas de reproducción asistida como la inseminación artificial con donante o la fecundación in vitro, tras una reflexión consciente y sostenida. Suelen contar con redes de apoyo afectivo que les permiten afrontar la crianza sin pareja, aunque su decisión también conlleva retos adicionales tanto emocionales como logísticos.

El acompañamiento clínico a estas mujeres debe abordar de forma integral los aspectos biomédicos, emocionales y psicosociales, considerando los riesgos asociados a la edad materna y el impacto emocional de los tratamientos. La atención médica debe ser empática, clara y libre de juicios, reconociendo la diversidad familiar. Aunque la sociedad ha avanzado en la aceptación de estos modelos, aún persisten estigmas que pueden afectar la experiencia de estas madres, por lo que es esencial ofrecer un apoyo respetuoso.

6. ¿Qué papel está comenzando a jugar la inteligencia artificial en el campo de la reproducción asistida, por ejemplo, en la selección de embriones o la predicción de resultados?

La inteligencia artificial está emergiendo como una aliada clave en la medicina reproductiva, con aplicaciones que ya están mejorando la selección de embriones y la predicción de resultados. Aunque aún en fase de consolidación, su integración promete mayor precisión, personalización y eficiencia en los tratamientos de reproducción asistida. Su desarrollo responsable y éticamente supervisado será esencial para garantizar que estos avances beneficien equitativamente a los pacientes, manteniendo el peso fundamental del factor humano, es decir, del equipo biomédico.

7. ¿Qué rol juega el estrés, incluido el que genera el propio proceso de tratamiento, en los resultados? ¿Cómo lo abordan desde Ginemed?

El estrés influye negativamente en la fertilidad, ya que puede alterar el equilibrio hormonal, reducir la calidad del semen y dificultar la adherencia a los tratamientos de reproducción asistida. En Ginemed, el impacto del estrés en la fertilidad se aborda de forma integral mediante apoyo psicológico especializado, tanto individual como grupal, y herramientas prácticas para el manejo emocional.

El acompañamiento emocional durante el proceso, junto con una atención personalizada que considera también la salud de la pareja y la vida sexual, permite mejorar la experiencia de los pacientes y aumentar las probabilidades de éxito en los tratamientos de fertilidad.

Referencia:

  1. Observatorio de la Infancia de Andalucía_Demografía informe OIA-A 2023

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