El corazón de El Rocío se desborda al paso de la Virgen

Momento del salto de la reja a la llegada del Simpecado de Almonte.

A las 2.42 horas, los almonteños saltaron la reja y la Virgen comenzó su procesión entre lágrimas, promesas y vivas eternos.

Ya es lunes de Pentecostés y El Rocío ha vuelto a vivir su momento más intenso. A las 2.42 horas de la madrugada, los almonteños han saltado la reja de la ermita entre vítores y emoción desbordada, iniciando así la bajada de la Virgen del Rocío de su camarín para comenzar su tradicional procesión por las calles de la aldea.

La Virgen del Rocío junto al Simpecado de Almonte.

La jornada comenzó con el solemne Rosario de Hermandades, que dio inicio a las 00:00 horas con el recorrido de los simpecados por las calles, hasta llegar a la ermita. Al terminar, y tras la entrada del simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte, el silencio se rompió. Los rostros almonteños cruzaron la reja que separa al pueblo de su Virgen, y con fervor la bajaron del altar para sacarla a hombros.

Instante de la procesión. / Fotografía: Dani D.V.

Desde ese instante, la Blanca Paloma ha comenzado a visitar una a una a todas las hermandades filiales en una procesión que se prolongará durante varias horas.

Con un recorrido un poco más extenso del habitual, la Virgen del Rocío comenzó su habitual visita a todas y cada una de las hermandades filiales y agregadas que tiene (127 filiales y 22 agregadas para un total de 149 hermandades). 

Uno de los momentos culmen del recorrido suele ser el que se vive a las puertas de la Hermandad de Huelva. En esta ocasión no iba a ser menos. A las 7.20 de la mañana, cuando las primeras luces del alba asoman por el oeste y las primeras gotas de rocío hacen acto de presencia, Rocío, la madre, como no puede ser de otro modo, se planta ante Huelva. Las emociones se muestran a flor de piel en un sinfín de vivas y loas a la Virgen que se repiten entre la marabunta que guía el paso por las calles de la aldea. 

Un sacerdote es elevado en hombros mientras lanza vivas a la Virgen del Rocío / Fotografía: Juan José Domínguez.

Dos horas mas tarde, la historia se repite pero en este caso ante la otra hermandad señera de la capital, Emigrantes. Ya con el sol dando guerra pese a que las temperaturas han descendido considerablemente, la Virgen del Rocío se encuentra con el Simpecado de Emigrantes. Las lágrimas, los aplausos y los vivas se solapan en medio de un gentío volcado con la procesión, una procesión multitudinaria ya de por sí, pero que en este año jubilar está viviendo momentos únicos para el recuerdo. 

La Virgen del Rocío, junto al Simpecado de Emigrantes / Fotografía: Juan José Domínguez.

Calles llenas, lágrimas, promesas cumplidas y nuevas peticiones acompañan a la Virgen en cada paso.
Hoy el pueblo no duerme, porque Rocío camina.