Rincón Choquero

“Tomás Baquero Vázquez: una vida de pasión y profesionalismo”

Tomás Baquero Vázquez
Hoy nos acompaña en mi sección Rincón Choquero mi buen amigo Tomás Baquero Vázquez, natural de La Zarza (Calañas)

Con más de 40 años de experiencia profesional, especialmente en el sector de la visita médica, donde ha trabajado durante más de tres décadas con firmas como Syntex Co. y UCB Pharma, Tomás inició su vida laboral a los 14 años en Mina La Zarza, y tras formarse como ingeniero técnico, ejerció como jefe de servicio en la Compañía de Tharsis. Casado y con tres hijos, Tomás es un referente de dedicación y pasión por su profesión. Hoy compartirá con nosotros su trayectoria y su visión del sector farmacéutico.

P: ¿Qué recuerdos te vienen a la mente cuando piensas en tu infancia en la Zarza? ¿Qué te gustaba hacer de pequeño y qué te hacía feliz?

R: Mis recuerdos son el de una infancia enormemente feliz; mi familia se componía de mis padres: Alonso y Juana, y un hermano, Cristóbal, diez años mayor.

Lo que mas me gustaba era jugar al futbol con los amigos, jugábamos sin complejos ni limitaciones; y según que época, al trompo, la vidalga (pitila para otros), las canicas y el “salto al burro”.

Imposible olvidar las noches de verano, sentados en mi jardín, mi casa tenia un gran jardín delante de la puerta principal donde nos sentábamos a “tomar el fresco” al olor de un enorme jazmín.

En su infancia, en el colegio (Grupo escolar Corazón de Jesús de la Zarza)

P: ¿Cómo lograbas combinar el trabajo en la Oficina Técnica de Dibujo de Mina en La Zarza con tus estudios? ¿Era difícil para ti equilibrar ambas cosas?

R: Pues sí. Con 14 años me hice repentinamente mayor; con esa edad empecé a trabajar, enero de 1960, estudiaba 4º de Bachiller Elemental y ese verano hice la Revalida de 4º, todo libre. Hasta entonces lo compaginé sin problemas, el problema vino cuando comencé el Bachiller Superior y para las asignaturas de ciencias: Matemáticas y Física y Química, pues en La Zarza no había profesores para impartir esas asignaturas y tuve que desplazarme a los pueblos cercanos, en 5º de Bachiller a Calañas, por las tardes, al salir de la Oficina Técnica, me iba a las CINCO de la tarde y volvía a las DIEZ de la noche, en servicio público de autobús.

En 6º de Bachiller, al El Cerro de Andévalo; con 15 años ya supe lo que era dormir en “fondas” o pensiones. Y la cosa era como sigue: tres días a la semana salía por la tarde una hora antes de la oficina, a las cuatro de la tarde, y me iba en moto, de paquete, con un trabajador de la mina, que vivía en El Cerro; daba las clases de Matemáticas y Física, me cenaba mi bocata y dormía en la pensión del pueblo; a la mañana siguiente, a las 7 horas, me montaba en el autobús que salía de allí para La Zarza, llegaba a mi casa a las 7,30, un café y a las 8,00 h. a la oficina a recuperar la hora del día anterior.

Fue duro y difícil para mi edad; ahí se forjó mi carácter. Ahí aprendí a luchar y entendí que en esta vida no te regalan nada, que lo que quieras ser te lo tienes que currar; dominé mis ímpetus juveniles y desarrollé una enorme paciencia.

P: ¿Después de estudiar Ingeniera Técnica en Explotación de Minas, trabajaste en el sector minero? ¿Qué experiencia tuviste en este campo?:

R: Efectivamente, una vez que finalicé el Servicio Militar obligatorio terminé la carrera, las dos especialidades, Minas y Combustibles, en Septiembre 1968; me incorporé a la mili en Enero 1969 y una vez finalizado, mediados de 1970, comencé a ejercer en la Cia de Tharsis: ostenté la jefatura del Servicio Topográfico del Interior de la Explotación y Labores preparatorias.

Mi trabajo consistía en delimitar las zonas de extracción de pirita y calcular la cantidad extraída, así como en marcar y ejecutar pozos interiores, galerías nuevas, etc., con un equipo de peones y maquinistas de perforadoras. Era un trabajo de campo, en el interior y de planos en la Oficina Técnica.

Mi experiencia fue muy satisfactoria el tiempo que duró, hasta 1º de julio de 1972, que solicité, y me lo concedieron, un año de excedencia.

P: ¿Cómo fue tu experiencia en el servicio militar? ¿Te pareció una etapa difícil o formativa?

R: Entonces el servicio militar era obligatorio para todos los varones; mi experiencia no fue mala, lo mas duro fue el tiempo de instrucción militar, 3 meses, en mi caso en San Fernando (Cádiz), ya que serví en la gloriosa Armada, y por el simple hecho de la disciplina.

Yo la “mili” la llevaba hecha. Después me acompañó la suerte, conocí a un Capitán médico, hicimos una gran amistad y estuve con él, mientras duró, en el Hospital San Carlos de San Fernando (Cádiz).

Para mi, esa tapa fue una pérdida de tiempo y de oportunidad laboral, ya que me impidió la entrada en la Refinería de petróleos, Rio Gulf en Palos de la Frontera, que pudo cambiar el rumbo de mi vida laboral.

En el cuartel de marinería San Fernando (Cádiz) durante el servicio militar

P: ¿Qué te gustó de Huelva cuando llegaste por primera vez? ¿Te pareció una ciudad acogedora?

R: La primera vez que llegué a Huelva, en edad de recordar, fue a los 6 años; me trajo mi madre, por prescripción médica, a la playa para despertar mi apetito y aumentar mis defensas. Recuerdo que íbamos todos los días en autobús a la Punta del Sebo y no recuerdo si duró 15 días o un mes.

Posteriormente, mis venidas a Huelva estaban relacionadas con los estudios, pues cursé libre tanto el Bachiller Elemental como el Superior; así pues, cada año, en el mes de Junio, estuve viniendo a examinarme, a partir de los 9 años hasta los 17, para entonces venirme a vivir a Huelva para comenzar los estudios de Ingeniería Técnica en Explotación de Minas y la especialidad de Combustibles en Septiembre de 1963.

Siempre me pareció una ciudad súper acogedora, pero a partir de los 17, y ya con novia choquera, la conocí en Julio de ese mismo año muchísimo mas.

Con su esposa Flori y su mascota Noa

P: ¿Qué crees que necesita Huelva para mejorar en términos de infraestructuras? ¿Hay algún proyecto que consideres prioritario?

R: Desafortunadamente, Huelva posee enormes carencias en comunicaciones. Huelva necesita mejorar su red de carreteras: ya es imprescindible un tercer carril en la autovía A 49; es necesario, con URGENCIA, el desdoble de la carretera nacional N 435 desde Huelva a Santa Olalla de Cala, y el desdoble de la N 433 de Rosal de la Frontera a Higuera de la Sierra; es fundamental un Tren de Alta Velocidad que nos una con el Centro de España y Portugal.

Huelva es la GRAN OLVIDADA de la política nacional y muy mal defendida, donde sea de menester, por los políticos locales de cualquier signo.

P: Si fueras alcalde de Huelva, ¿qué harías primero para mejorar la ciudad? ¿Qué proyecto o iniciativa lanzarías?

R: La transformación de una ciudad no es posible, lamentablemente, a corto plazo. Requiere tiempo, pero también: decisión, coraje, y compromiso. Aquí, hasta ahora, los proyectos envejecen, duermen, se paralizan, ante la pasividad de los responsables de ponerlos en marcha.

Hay reformas pendientes que llevan valladas TRES AÑOS, y yo, como alcalde, NO permitiría jamás que plazas públicas se ocupen para negocios privados de manera permanente.

Dicho esto, Intentaría hacer una nueva, moderna y futurista ESTACION DE FERROCARRIL, en detrimento del apeadero que tenemos hoy; Reformaría la ESTACION DE AUTOBUSES actual, ya obsoleta, y ejecutaría un EJE viario: Estación F.F - Estación de Autobuses, ágil y de comunicación rápida.

Lucharía por la INTERCONEXIÓN de los tres Hospitales que tenemos en Huelva, con la ejecución de carreteras entre ellos, nada complicado y necesario. Parece ser que el MATERNO INFANTIL se comenzará a finales de este año y por último, INTENTARÍA por todos los medios y contactos que el acceso al Hospital Infanta Elena se hiciese por la autovía A 49.

P: Tú ejercites como visitador medico durante décadas ¿Es cierto que se ganaba mucho dinero en aquellos entonces? ¿Cómo era el ambiente laboral entre compañeros, existía mucha competencia?

R: Efectivamente, ejercí como Visitador médico en Huelva durante 33 años, comencé en agosto de 1972 y, ciertamente, y dependiendo de la Cia farmacéutica, poseías un mayor o más bajo nivel económico; aunque, por lo general, los laboratorios farmacéuticos pagaban muy, muy bien. A partir de los 90, ya hubo un punto de inflexión importante.

El ambiente laboral entre compañeros era magnífico; se compartía información, nos ayudábamos unos a otros, e inclusive compartimos vehículo alguna vez si tenías un problema puntual con el tuyo; entonces el coche era de tu propiedad.

Otra cosa es la visita con el médico, que se hace de forma individual y privada; ahí no había amistades. Y sí, había una feroz competencia. Cada uno argumentaba los beneficios de sus productos, y a la vez, se hacia alusión a los posibles efectos adversos de los de la competencia, que los llevaba otro compañero, que había visitado a ese médico antes que tú ó que lo iba a hacer después.

P: ¿Qué pensabas del código deontológico que sigáis los visitadores médicos? ¿Se llevaban acabo o por el contrario no se hacía?

R: Generalmente se cumplía; la gran mayoría lo respetábamos. Aceptábamos las normas de las visitas, el orden, muchas de ellas se llegaron a regular; instauramos unos cuadrantes y acordamos el numero diario de visitadores, para un centro o para un médico y también la frecuencia de la visita. Creamos una Asociación Profesional que sigue en vigor.

¿Qué significaba ser un médico “tarugo” en el contexto de la profesión de visitador médico? ¿Eras testigo de situaciones en la que los médicos eran difícil de tratar?

R: Médico “Tarugo” se decía del profesional que utilizaba los productos farmacéuticos en base a recibir una determinada y pactada cuantía económica, más allá de su eficacia y/o seguridad. Como las brujas gallegas dicen, “que haberlos, haylos”, yo NO conocí a ninguno. Y en cuanto a si fui testigo de situaciones en la que los médicos eran difíciles de tratar, te diré que sí, y en primera persona.

En la visita médica y en mis tiempos, lo normal es que hubiese un hombre por Compañía; tú eras el responsable de tu empresa en la ciudad y provincia. Había un jefe de Zona o SUPERVISOR, que podría ser para toda Andalucía o para una parte de ella: Occidental y otro para la Oriental. Tu Jefe te visitaba una vez al mes o cada dos meses y su misión era cambiar impresiones, revisar estrategias y hacer algunas visitas contigo.

Algunos médicos no querían que los jefes estuviesen presentes cuando lo visitabas; si tú lo sabías, tu jefe no entraba; pero si nadie te advirtió y era la primera vez, ahí se producía el conflicto. Y a mí me pasó. Entramos juntos a ver a un doctor, el médico le dijo a mi jefe que se fuera, mi jefe no quería salir solo, quería que yo saliese con él, pero el médico no quería que yo me fuese…Fue una situación muy complicada, fue en mis comienzos. Nunca mas me volvió a pasar, claro.

Había mas de otros tipos, pero se dilataría mucho la respuesta.

P: ¿Recuerdas tu primera visita como visitador médico? ¿Qué sensación te produjo y cómo te preparaste para ella?

R: En honor a la verdad, te he de decir que no. No recuerdo mi primera visita médica. Recuerdo mis primeros días, que anecdóticamente visité a algún médico dos veces, por la mañana en el ambulatorio y por la tarde en su consulta privada.

Mi primer laboratorio farmacéutico era de segunda fila entonces y estuve en él tres meses; y ahí hice mis primeras visitas, que me preparaba yo mismo estudiándome los folletos (llamados literaturas) que me dieron; cada literatura era de un producto y en cada visita se hablaba al médico de al menos tres productos. No se me olvidan los nervios de los primeros días.

P: ¿Qué consejo te ha sido más útil en tu profesión? ¿De quién lo recibiste y por qué te ha sido tan valioso?

R: Bueno, después de esos tres primeros meses en los que, por no estar inactivo, y hasta encontrar un puesto de trabajo acorde con mi profesión, acepté ejercer como visitador medico en un Laboratorio pequeño, me propusieron ser Delegado en Huelva de una Cia americana que iba a iniciar su negocio en España: SYNTEX Co.

Y ahí comenzó todo. Ya ahí no hubo consejos sino un Curso de formación de conocimiento de los productos y técnicas de visita medica de un mes de duración, Noviembre de 1972, en Madrid.

Desde entonces me olvidé de ejercer mi profesión, porque las condiciones económicas y laborales distaban años luz de lo que antes tuve.

P: ¿Que hacías exactamente cuándo estabas dentro de la consulta con el médico? ¿cómo presentabas el producto y que información le proporcionabas?

R: Hacía lo que aprendí, argumentar sobre mis productos, es decir, al medico se le decía el nombre comercial del fármaco, su principio activo, características (cómo y dónde actuaba e indicaciones), beneficios (apoyados o no con bibliografía) y posología.

Y así de tres productos; el primero, el principal. Le preguntabas, si podías, que si había tenido experiencia clínica con él, es decir, si lo había recetado y si estaba satisfecho el paciente en el que lo había utilizado. Para hacer esto, obviamente, debías tener un exhaustivo conocimiento de tus productos. El médico es el que sabe medicina, el visitador, debía y debe saber, mas que el medico de sus productos (fármacos).

P: ¿Cómo convencías al médico para que recetara tus medicamentos? ¿Qué estrategias utilizabas para persuadirlos?

R: Al médico le convencías de diversas maneras: si tu laboratorio tenía relevancia internacional era una predisposición a utilizarlos; también, y después de argumentarle sobre el producto, demostrándole determinadas características de manera visual, otras veces haciendo que lo tocara; la mayoría de las veces por cada producto le entregabas al médico un detalle, un bolígrafo, una libreta, una linterna, pañuelos de bolsillo, etc. etc., y muestras gratuitas (todo esto posteriormente se prohibió); pero, sobre todo, llegando a tener con el médico unas excelentes relaciones personales; claro que eso no se consigue a corto plazo.

Independientemente de la visita, poniendo en marcha otras acciones si tu laboratorio te lo permitía; por ejemplo, fomentabas las relaciones reuniéndoles por grupos, a esas reuniones llevabas un especialista para hablarles de un tema de interés para ellos, que previamente te lo habían solicitado, y esas reuniones finalizaban con un refrigerio. En mi época, sobre todo hasta cerca de los 90, se podan desarrollar múltiples estrategias; no había nada legislado.

Esto, daría para escribir varios folios.

P: ¿Qué piensas sobre los medicamentos nuevos y su introducción en el mercado? ¿Crees que son seguros y efectivos?

R: Pienso que los medicamentos nuevos siempre serán mucho mas eficaces y mejor tolerados, y sencillamente porque la investigación avanza a pasos de gigante, aunque parezca lenta.

Ocurre como en todos los sectores, que la investigación que invierte es la privada. Por tanto, tendremos cada vez mejores fármacos, pero mas caros.

También pienso, y estoy absolutamente convencido de ello, que los mejores fármacos son los de los laboratorios investigadores. Si mal no recuerdo, a inicio de los años 90, hubo una modificación de la ley y se empezó a hablar de “genéricos”. De entonces hasta aquí la cosa ha cambiado mucho, y laboratorios importantes se han montado a ese carro, de ahí que los genéricos actuales nada tengan que ver con los de entonces.

P: ¿Qué ha sido lo más gratificante de tu trabajo? ¿Alguna experiencia en particular que te haya marcado?

R: En este trabajo hubo de todo, pero por contestar a tu pregunta, una de las cosas mas gratificantes es la cantidad de buenísimas relaciones personales que haces con médicos y farmacéuticos; a veces, prácticamente familiares.

Otra, cuando consigues premios por consecución de presupuesto, o cuando te proponen, como fue en mi caso, la Jefatura de formación de la Compañía, que comportaba nuestro traslado a Barcelona y no acepté; o tu calidad de vida y la de tu familia, hasta tal punto de olvidarte que tienes dos títulos colgados de la pared de tu casa.

P: ¿Como te definirías en esta etapa de tu vida?

R: Pues la definiría, en lineas generales, como una etapa de mi vida muy satisfactoria, sobre todo los primeros 11 años, desde que entré en la Compañía americana, SYNTEX Co., con la que todo mundo me sigue asociando y me identifica; luego SYNTEX se fusionó con INSTITUTO FARMACOLÓGICO LATINO y se constituyó SYNTEX-LATINO, y en ella continué 10 años más; no en vano, ahí me casé, nacieron nuestros tres hijos y muchas otras cosas, aunque luego estuve 12 años, de 1993 a 2005, en otra, belga, UCB PHARMA. de igual manera, muy bien. Aquí llegó la jubilación.

En su etapa de visitador médico estando en SYNTEX IBERICA, año 1973, con el equipo de Andalucía.

De todas formas, quiero exponer que en la Industria farmacéutica no todo es buen nivel económico; los visitadores estábamos, y están los pocos que quedan, sujetos a un objetivo prioritario: CUBRIR PRESUPUESTOS DE VENTA, de lo contrario estabas en la calle, y eso puedo asegurarte que genera mucha ansiedad y mucho estrés, muchos kilómetros con el coche que hacer (yo hice aprox, un millón de kilómetros) y muchos días fuera de casa, y mucho pensar en estrategias para conseguirlo.

P: ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? ¿tienes algún hobby o pasatiempo favorito?

R: Ahora, metido en años, pasear y viajar, y jugar al ajedrez. Antes, cuando era mas joven, hacíamos camping, me desplazaba con frecuencia a La Zarza con mi esposa y mis hijos, pues allí vivían mis padres; me gustaba pintar, rotular, ya me cuesta por la vista, y entonces también jugaba bastante al ajedrez.

En la feria 1900 de Moguer perfectamente ataviado de la época, junto a su esposa Flori

P: ¿Qué olor te transporta a tu infancia en La Zarza? ¿Algún aroma en especial que transporte a momentos felices de tu pasado?

R: Es inevitable, olor a leña quemada, olor a chimenea. En mi casa había una gran chimenea que cada invierno encendíamos; la chimenea es acogedora y romántica; el sólo hecho de contemplar el fuego, te distrae.

Otro de los olores que me transportan a mi infancia es el olor a tierra mojada; ese olor inconfundible cuando caía una tormenta de verano y se levantaba el vapor que se desprendía del calor de los suelos de jaspe y pizarra.

P: Ya que hemos repasado tanto tu vida personal y profesional no podemos dejar en el tintero el pilar más importante de tu vida, la familia, ¿cómo ha sido ese caminar junto a tu querida esposa Flori?

R: Eso ha sido, y es, lo mejor que me ha pasado en mi vida. Conocí a mi Florita, en Julio de 1963, acompañando a una hermana a las fiestas de mi pueblo; los padres del novio de su hermana eran de mi pueblo y yo íntimo amigo de él; yo tenía 17 años y ella 16; por lo que era inevitable que compartiéramos mesa en la fiesta. Y a partir de ahí DIEZ años de novios, nos casamos en agosto 1973 y llevamos 52 años de casados, así que desde que la conocí 62 años juntos. Sigue siendo y será el -maravilloso amor de mi vida-.

Junto a sus esposa y los hijos de ambos, Tomás, Alicia, y Chon

En este caminar, certísimo para mí, nunca tuvimos desavenencias. Tenemos TRES hijos, Tomás Alonso, Alicia de la Cinta y Concepción; tres maravillosos hijos que nos han dado SEIS, no menos maravillosos, nietos; el mayor, Jesús, 32 años, Arquitecto, ejerce en Alemania, hasta la benjamina, Ana ,de 8 años; en medio: Pedro, Inés, Julia y Fernando, dos de cada hijo.

Disfrutando de un bello atardecer junto a su nieto Jesús y su esposa Flori

P: ¿Quieres agregar o expresar algo más que no te haya preguntado?

R: Creo que has tocado todas las etapas de mi vida. Quizás alguna de mis respuestas haya sido un poco extensa; te autorizo a resumirlas como creas conveniente. Lo que me genera dudas es si la exposición de mi vida será de interés para tus lectores. Estoy a tu disposición para lo que necesites. Un abrazo.

Obviamente no voy a sintetizar nada y dejo todo tal cual. Estoy convencido de que tu entrevista tendrá muy buena acogida entre los lectores de mi sección, ya que es muy interesante. Otro abrazo, amigo.