La Sierra se prepara para el estallido micológico del otoño

Ya se están recolectando algunas tanas y dentro de 20 días aparecerán boletus o gallipiernos.

Uno de los acontecimientos más esperados del otoño serrano es la aparición de las setas a lo largo y ancho de la comarca. El llamado Cuarto Reino tiene exponentes en gran cantidad, variedad y calidad en el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Aunque este año no se vayan a celebrar muchos de los habituales eventos de divulgación y promoción de la micología, serán cientos los aficionados que se adentren en los campos serranos para encontrar las exquisitas setas de la zona.

En estos días ya se pueden recolectar algunas de estas especies, y así lo atestiguan expertos como el cachonero Domingo Muñiz, para quien “a pesar de la falta de lluvias, estamos encontrando varias tanas y algún boletus, entre otras”.

Para Muñiz, estos hallazgos no vienen derivados de las lluvias de finales de septiembre, “ya que estas aguas no hicieron mella, se vino el solano y secó la tierra, por lo que las setas que estamos encontrando no son grandes ejemplares”. Achaca esta presencia “a la humedad que generan las rociadas y por la época otoñal”.

Pero sí augura nuevos y mejores recolecciones para dentro de unos 21 días, cuando las lluvias de estos días de octubre puedan generar un ambiente más adecuado. Será entonces cuando puedan encontrarse no sólo la preciada Amanita Caesarea, sino también boletus, chantarelas, gallipiernos, trompetas de los muertos o lenguas de buey. Incluso se atreve a pronosticar que se podrán encontrar antes, en una semana o diez días, si no hace excesivo frío.

Para los aficionados a la micología, es aconsejable reiterar algunas sugerencias para esta práctica. Tomás Hermoso de Jesús, onubense que se ha convertido en uno de los máximos expertos de España en setas, creador de herramientas como Setamanía App, propone que se tenga la total seguridad de que una seta es comestible antes de cogerla del campo.

Hermoso tiene escritos numerosos artículos sobre la forma de diferenciar las setas venenosas, la manera de limpiar y consumir las destinadas a la cocina, los suelos donde suele crecer cada especie o las prácticas recomendables para recoger las setas en el campo.

Debemos acudir al campo siempre provistos de cestos de mimbre o de caña o mallas ya que así se favorece la dispersión de las esporas. Una vez dentro del cesto, procuraremos poner las recolectadas con el sombrero hacia abajo para que las esporas vayan cayendo por las rendijas del mismo.

Nunca se utilizarán bolsas de plástico, ya que con ello “solo conseguiremos que se aplasten por su propio peso y que fermenten por un exceso de temperatura y humedad, pudiendo convertirse en tóxicas setas perfectamente comestibles”.

Es conveniente avisar siempre a familiares o amigos cuando se sale a buscar setas, y llevar la batería del móvil cargada por completo, para evitar despistes o la pérdida en el campo; existen aplicaciones para móviles que ayudan en las salidas al bosque, como la propia Setamanía, ya que contienen geoposicionador para saber en todo momento dónde se está, guardar los setales y saber el lugar donde se encuentra aparcado el vehículo.

Más aún, sería deseable pedir permiso al propietario de la finca donde se adentra el buscador, en señal de respeto y seguridad. Según Tomás Hermoso de Jesús, es imprescindible llevar calzado y ropa que sean cómodos, ya que se pueden llegar a recorrer varios kilómetros. Será útil, en su opinión, “acompañarse de un bastón para ayudar a subir desniveles y para apartar las ramas, así como una navaja para hacer palanca sobre la tierra para extraer a la seta y para, una vez extraída, cortar el final del pie lleno de tierra, y una brocha para limpiar de restos de tierra las setas recolectadas a pie de campo y no perder tanto tiempo después en casa limpiándolas de hojarasca y tierra, ya que al meterlas en el cesto se deshidratan facilitando la adherencia de los mismos”.

Finalmente, los aficionados que se acerquen en las próximas semanas a la comarca serrana debe recolectar “con sentido común”, es decir, recoger tan solo las setas que se vayan a consumir, ya que “cada seta cumple un papel muy importante en el medio natural y no deben partirse o pisarse las que se desechen”.