Así funciona un equipo de rastreadores Covid-19 en Huelva

Conocemos de primera mano cómo es el trabajo de los rastreadores Covid-19 en Huelva. Hablamos con Antonio García, enfermero de epidemiología del Distrito Huelva-Costa que explica en qué consiste ser rastreador, cómo se trabaja en Huelva y la situación actual.

Es un trabajo arduo, muy pesado y de muchas horas. Llamadas y llamadas sin parar. Preguntas tratando de hilar un árbol de relaciones, y posibles contactos, de las personas que han dado positivo en coronavirus Covid-19 y su entorno (el más cercano y el menos). Conocemos de primera mano cómo es el trabajo de los rastreadores Covid-19 en Huelva. Hablamos con Antonio García, enfermero de epidemiología del Distrito Huelva-Costa.

¿En qué consiste el trabajo del rastreador?

El trabajo de rastreo consiste en seguirle la pista al virus allí por donde sospechamos que está.

Todo empieza cuando alguien se ha contagiado del virus, es decir, se ha hecho una prueba de laboratorio (la famosa PCR) y ha dado positivo. Las pruebas se pueden pedir por varios motivos, como que tu médico de cabecera vea que tienes síntomas, porque vayas a operarte al hospital, o porque has estado en contacto con alguien positivo, por ejemplo.

La COVID-19 es una enfermedad llamada “de declaración obligatoria”. Esto significa que un médico o laboratorio que detecte que una persona lo tiene, lo comunica una red de alerta sanitaria, que ya lleva funcionando muchos años. Nosotros tenemos acceso a esa red, y nos ponemos en marcha.

Contactamos con la persona que ha dado positivo e iniciamos la investigación del caso. Es lo que llamamos “rastreo de contactos”. Lo que intentamos averiguar es cuanta gente ha estado con esta persona y en qué condiciones (cuanto tiempo estuvo,  cuando fue la última vez que estuvo, si llevaba mascarilla, a qué distancia, en qué lugar…) y a todos los que consideramos que tienen riesgo de haber sido contagiada las llamamos e iniciamos el estudio, que básicamente consiste en solicitarle una prueba de detección del virus (la PCR) y, lo que es mucho más importante, indicarle el aislamiento. Es tan importante este aislamiento, que lo advertimos desde el principio: aunque la prueba sea negativa, el aislamiento hay que cumplirlo.

Si alguna de estas personas da un resultado positivo, iniciamos el proceso de nuevo, hasta que ya no encontramos a nadie más.

Esto es básicamente, un estudio de un caso.

¿Cuántos profesionales y de qué especialidad trabajan en cada equipo?

Ahora, en la época estival, el equipo está “concentrado”, ya que es temporada de vacaciones de personal y unificamos a todos para intentar abarcar lo máximo posible.

Al principio, mi equipo estaba formado por una epidemióloga y yo (enfermero rastreador), y nos encargábamos de una zona de la provincia de Huelva (que está dividida en tres zonas: Huelva-Costa, Condado-Campiña, y Andévalo-Sierra). En total 3 epidemiólogos y tres rastreadores para toda la provincia. El verano ha trastocado un poco esto, aunque hemos mantenido el número de personas hasta hace poco.

Ahora contamos con el apoyo de gente trabajando desde casa, y en septiembre aumentará el número de rastreadores. En breve podríamos contar, aparte de con más epidemiólogos, con un equipo de 10 reastreadores.

Además, en las Zonas Básicas de Salud hay un responsable que coordina los casos que el médico detecta en su zona.

¿Cómo es un día de trabajo normal?

Pues empieza con el epidemiólogo de guardia (está el servicio permanentemente funcionando todos los días del año, las 24 horas) dándonos las novedades ocurridas durante la noche. Hacemos una reunión en la que observamos los casos nuevos, repasamos qué queda pendiente, trazamos planes de acción, y nos dividimos el trabajo.

Estudiamos los casos nuevos haciendo una encuesta epidemiológica y llamamos a los contactos, como ya hemos dicho. Luego, empieza la parte técnica: llamadas de teléfono, registros e indagaciones para intentar recopilar el máximo de datos posible para llevar luego un registro y seguimiento de todos los casos y contactos.

En estas llamadas, además, informamos de las condiciones del confinamiento, cómo deben aislarse, y, si fuera necesario, de los recursos que la Administración pone a su disposición en caso de necesitarlos.

¿Suelen poner problemas las personas a la hora del rastreo?

Lo habitual es que no. La gente suele responder muy bien a nuestros requerimientos.

Eso no quita que, de vez en cuando, aparezca alguien que pueda poner reparos o incluso desoir nuestras recomendaciones y consejos. Si esto llega a suponer un riesgo para la salud pública, podemos comunicarnos con las autoridades para informar e iniciar un proceso sancionador.

Esto es muy delicado, y saltarse el confinamiento puede ser algo muy serio y grave, que puede incluso constituir un delito contra la salud pública, con penas importantes.

Una sola persona contagiada puede poner en riesgo a la gente y en un número enorme. Por ejemplo, si alguien que sabe que es positivo (o puede serlo) acude a una discoteca o un bar o a una zona donde hay mucha gente ¡Los posibles contagiados pueden ser cientos! Por eso es acertado (desde el punto de vista de la salud pública) el cierre de este  tipo de lugares de ocio. Y por eso es importante utilizar las medidas de protección adecuada en los lugares que van a ser visitados por un número elevado de personas (como supermercados, centros hospitalarios, etc.)

Todavía hay gente que piensa que esto es un chiste, y no se lo toma en serio. Nada más lejos de la realidad.

¿Qué tipo de dificultades tenéis en este trabajo?

Las principales dificultades suelen ser técnicas. No en el sentido de que falle un ordenador, sino en el sentido de que muchas veces conseguir todos los datos puede ser complejo. A veces tenemos que contactar con personas de otras comunidades autónomas, o de otros países, y no los tenemos en nuestra base de datos, por lo que recopilar información se vuelve un proceso más lento. Otras veces los datos pueden llegarnos con erratas, algo normal en un proceso de comunicación en cadena, con lo cual también ralentiza la identificación de la persona a rastrear.

Además, tenemos que entender que trabajamos con personas, y las respuestas humanas son muy diversas y complejas. Las emociones, los nervios, el miedo, la ansiedad… A veces es complicado mantener la sangre fría para dar datos a desconocidos a través de un teléfono. La memoria juega malas pasadas (incluidos a nosotros) y a veces hay que rellamar para asegurarnos que todo es correcto.

En este sentido, hay que reconocer que, de manera general, las personas están respondiendo a este programa de rastreo de manera ejemplar. Y eso siempre hay que agradecerlo.

¿Qué papel juega un rastreador en esta pandemia?

El papel es importante, porque nuestro trabajo consiste en cercar al virus. Gracias a la colaboración de los ciudadanos, que nos informan de con quienes han estado, que a veces personas que no teníamos identificadas llaman para darnos sus datos e informarnos de contactos… Gracias a la responsabilidad y colaboración de todos, podemos ir identificando qué camino va siguiendo el virus y cerrarle el paso. Ese es nuestro trabajo, ese es nuestro objetivo.

Esto es algo que quiero dejar claro. El trabajo de un rastreador es importante, pero es sólo el eslabón de una cadena. Sin epidemiólogos controlando el flujo de datos y controlando los casos de enfermedades contagiosas (y no sólo del coronavirus), sin unos rastreadores que puedan seguir la pista del virus, sin una atención primaria que filtre e informe de nuevos casos en la comunidad, sin unos laboratorios que realizan incansablemente miles de pruebas diagnósticas, sin unos cuidados hospitalarios que permita el cuidado adecuado de enfermos, y muchos otros agentes( que la cadena es muy larga) que intervienen en esta sociedad, esto no puede salir adelante. Así que quiero hacer una mención especial a un eslabón de esa cadena: la propia gente.

Sin la responsabilidad ciudadana, sin la empatía, sin la solidaridad, y esto no lo puede hacer nadie más que nosotros mismos como ciudadanos, no podremos conseguir frenar al virus. Y sólo hay que seguir tres pasos:

-Usar bien una mascarilla.

-Lavarse muy bien las manos.

-Mantener la distancia de seguridad.

Todos sabemos hacerlo. Sólo hay que querer.