Un estudio alerta de la degradación de los ruedos serranos
Un trabajo de Luis Cobos Fernández, técnico de la Delegación Territorial en Huelva de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, y Michela Ghislanzoni, arquitecta de la empresa Análisis y Gestión del Medio, S.L., llama la atención sobre el estado de los ruedos en la comarca de la Sierra y su deficitario estado de conservación.
Los ruedos y cercados agrícolas de la Sierra son parte de un sistema agrario tradicional ligado a una economía aislada de subsistencia perfectamente amoldada al medio sobre la que se asienta y, por tanto, marcadamente sostenible. Se organiza en un conjunto de anillos concéntricos donde los usos más cotidianos están más cerca de la residencia. Así, se suceden cultivos de huertas en regadío, de olivar o de otras modalidades de secano. Más alejados se encuentran el olivar de montaña u otros cultivos leñosos característicos de la zona, como el castañar. Finalmente, encontramos amplias fincas de dehesa y otros usos forestales o los matorrales, en las zonas más inaccesibles o de cumbre.
A los ruedos se destinaban suelos privilegiados, buscando el mejor equilibrio entre la disponibilidad de agua, la fertilidad de los suelos, una orientación favorable y la proximidad al pueblo. Estos espacios son poseedores de unas cualidades materiales e inmateriales específicas muy arraigadas en el sistema territorial y social, sin embargo, la crisis del modelo agrícola tradicional ha producido unas disfuncionalidades que, actualmente, ponen en peligro su propia existencia. Por ello, los ruedos deben ser gestionados con especial celo desde la ordenación del territorio, al fin de preservar su valor y significado.
El trabajo describe de forma resumida los resultados de un estudio sobre los ruedos y cercados agrícolas de la Sierra realizado en el marco de los trabajos previos para abordar un Plan de Ordenación del Territorio de ámbito subregional en la zona. La investigación se ha llevado a cabo sobre un total de 88 núcleos de población de la sierra onubense, de entre los cuales 29 son principales o cabeceras. En primer lugar, se procedió a su identificación, delimitación, caracterización, cualificación, y diagnóstico. Permitió el reconocimiento de 60 ruedos, no apreciándose presencia en otros 28 asentamientos que presentan características de núcleos secundarios mayoritariamente de origen minero o vinculados con algún tipo de infraestructura.
Durante este análisis, los técnicos han elaborado una batería de criterios de sostenibilidad para su ordenación, uso y gestión. Esto supuso reconocer aquellos elementos que constituyen la esencia de estos sistemas agrícolas. En este sentido, han definido una estructura, con microparcelas y una red de caminos densa que enlaza el ruedo o cercado con el núcleo; un espectro reducido de usos del suelo que se ciñen a los cultivos hortofrutícolas, el olivar y, en su caso, el pastizal o el suelo adehesado; elementos de arquitectura vernácula, habitualmente construidos mediante sistemas tradicionales como piedra seca o tapial, tales como cercados o linderos entre fincas, bancales, edificios agrícolas o eras. Los ruedos en regadío, además, acogen elementos ligados al agua, como pozos, acequias, lievas, ladrones, hijuelas, fuentes, lavaderos, abrevaderos o albercas.
También se identificaron otros conjuntos que pueden ser agrupados en redes como ruedos o cercados de especial significación agrícola, que agrupan los ruedos de regadío principales y mejor conservados y que constituyen los espacios más frágiles; ruedos o cercados de especial significación patrimonial, que incluyen aquellos asociados a núcleos de población declarados como Conjuntos Históricos o Lugar de Interés Etnológico; y ruedos o cercados de especial significación turística, que son aquellos por los que ya discurren vías pecuarias y senderos de uso público señalizados por la Junta de Andalucía, así como aquellos que presentan relaciones visuales singulares con núcleos o vías de comunicación.
En cuanto al diagnóstico, el estudio señala la “dificultad de la preservación de los ruedos como espacios agrícolas por la pérdida de funcionalidad y rentabilidad de las explotaciones agrícolas tradicionales en espacios de regresión demográfica, aunque la crisis económica de los últimos años haya parcialmente desviado esta tendencia”. En no pocos casos sobreviven como espacios de ocio, debido a su contenido afectivo y de tradición. Pero en general, “la disolución del binomio casa-huerta entendido como una unidad funcional ha provocado que el ruedo deje de entenderse como un conjunto con el casco urbano”.
El abandono o infrautilización son los problemas más acuciantes, ya que provocan la desaparición del ruedo mismo, su adehesamiento u ocupación por el matorral, siendo esto un proceso más habitual en el olivar en estructura de ruedo. Suelen desencadenar el deterioro o sustitución de elementos como cercados, empedrados, porteras, bancales y red hidráulica, por nuevos sistemas y materiales más económicos, así como reparaciones inadecuadas con materiales y técnicas constructivas poco apropiadas, como somieres, vallas metálicas o plásticos.
En opinión de estos expertos, “estos procesos evidencian una falta de sensibilidad y reconocimiento por una parte de la población local hacia un patrimonio esencial e irrenunciable de un paisaje cultural de calidad, el suyo”. Entre los impactos más irreversibles se han identificado los crecimientos urbanos que aprovechan la estructura de micro-parcelas y la buena localización de los ruedos y cercados. Con frecuencia las edificaciones agrícolas auxiliares se amplían como segundas residencias ajenas a las tipologías, volumetrías y materiales tradicionales.
La conclusión de Cobos y Ghislanzoni quiere ser positiva, ya que afirman que aún ”estamos a tiempo porque los ruedos y cercados agrícolas son espacios de oportunidad clave para el mantenimiento de un tipo de espacio agrícola de calidad en la Sierra de Huelva”. En ellos la agricultura tradicional está todavía muy presente, y arraiga una riqueza de quehaceres y saberes que es preciso no desaprovechar. Primeramente, hay una clara oportunidad en su sostenibilidad y en su posible enfoque hacia la agricultura ecológica y de cercanía. En segundo lugar, regulando la implantación de usos agrícolas no tradicionales como los frutales en regadío intensivo o cultivos novedosos como los arándanos. Siempre que se vean acotados e integrados paisajísticamente podrían representar una alternativa razonable ya que se mantiene el ruedo como espacio productivo.
Finalmente, añaden que hay que considerar el amplísimo patrimonio menudo que caracteriza los ruedos y cercados agrícolas, como muros de piedras, calzadas, callejas, caminos de uso público, bancales, pozos, gavias, albercas, acueductos, lievas o acequias, empedrados o las eras, sin olvidar, como no, edificios singulares como ermitas y cruceros, y valores inmateriales. Para su conservación piden fomentar un interés real por parte del vecino y de la sociedad.