Beas ultima los preparativos para su Belén Viviente

La 49 edición abrirá sus puertas del 1 de diciembre al 1 de enero y contará con un vestuario completamente renovado

La 49 edición abrirá sus puertas del 1 de diciembre al 1 de enero y contará con un vestuario completamente renovado

El que es considerado uno de los belenes más antiguos de España abrirá sus puertas en unas tres semanas repleto de sorpresas para todos los asistentes y, como siempre, con su seña de identidad, figurantes de carne y hueso que encarnarán las típicas escenas de la Navidad. La 49 edición del Belén Viviente de Beas comenzará el próximo 1 de diciembre y se desarrollará hasta el 1 de enero.

El Belén se podrá visitar los domigos 2, 9, 16, 23 y 30 de diciembre en horario de mañana, de 11.00 a 13.00 horas; y los sábados, domingos y festivos 1, 2, 6, 8, 9, 15, 16, 22, 23, 25, 29 y 30 de diciembre por las tardes, de 15.30 a 19.00 horas. Además, se contemplan visitas escolares para los días 11, 13, 18 y 20 de diciembre.

Desde la Hermandad de Nuestra Señora de Clarines afirman que este año llegará cargado de sorpresas y novedades que irán siendo oportunamente anunciadas. Entre ellas, el vestuario será completamente renovado para adecuar el atrezzo a la época histórica y que se está reproduciendo en la muestra un monumento cercano a Beas, con muchos siglos de historia, la Muralla de Niebla. Asimismo, aseguran que esta es la muestra turística de invierno más importante de la provincia de Huelva, ya que mueve en torno a 25.000 visitantes al año en los 15 días que permanece abierto este museo vivo de la cultura, el arte y los oficios tradicionales andaluces.

El cartel, elaborado de forma conjunta por la Hermandad de Nuestra Señora de Clarines y el fotógrafo Iván De la Rosa, refleja la escena principal de cualquier Belén, el Nacimiento del hijo de Dios, en este caso representado por un bebé real (una de las singularidades del Belén Viviente de Beas). Muy cerquita está su madre, la Virgen María, y el niño Jesús aparece rodeado por tres angelitos. En la parte superior del pesebre hay una paloma blanca que simboliza el amor puro, el Hijo de Dios que acaba de nacer. También del niño sale un resplandor, una luz que simboliza la fe. Toda la escena aparece sobre un fondo donde se puede apreciar cómo es el belén, con la cascada y las escenas costumbristas de la zona.