Juan José Oña: "Sería necesario que cada onubense se preguntase qué puedo hacer yo por Huelva"

Juan José Oña, un referente en la Cultura con mayúsculas de la capital y la provincia, reflexiona sobre el momento actual. Huelva, desde el corazón... y la memoria.

Nuestro invitado de hoy a esta serie de entrevistas en tiempo de pandemia es de esas personas entrañables que te encuentras en la vida y al que le tengo un montonazo de aprecio, me estoy refiriendo a Juan José Oña Herbalejo, a quien conocí en 1983, metido en un despacho muy chiquitín y lleno de papeles por todos lados del Ayuntamiento de Huelva. Había oído hablar de él por haber pertenecido al mítico grupo Jarcha, todo un referente en los años 70 de la canción protesta.

Desde que nos conocimos hubo química, empatía entre nosotros que empezó a consolidarse en amistad a lo largo del Carnaval Colombino de Huelva en el año 1984, donde los dos formamos parte del jurado del primer Concurso de Agrupaciones. A partir de ese momento han sido muchos los momento que hemos compartido por distintas actividades y circunstancias. Y eso si, en verano coincidimos en la Playa de El Portil en las caminatas mañaneras, pero circunstancialmente cuando él va, yo vuelvo o viceversa, pero siempre nos paramos a saludarnos

Juanjo es persona culta, cordial, alegre, divertido, todo un lujo para la cultura de esta provincia, con alto sentido de la amistad, solidario, comprometido, fiable, conversador, optimista.... Y sobre todo eso que aquí llámanos muy "güenagente"

Nuestro protagonista nació en Puertollano, pero es más de Huelva que un choco. Es Maestro Industrial, aunque hay que señalar que fue actor y director en varios grupos de teatro independiente entre 1960 y 1977.

- Integrante del grupo musical “JARCHA” entre 1974 y 1981,  director de los Servicios Culturales del Ayuntamiento de Huelva (1982-1990), Director Gerente del Gran Teatro de Huelva (1990-1995), teniente alcalde y delegado de Cultura, Festejos, Juventud y Deportes (1991-1995), director del Área de Cultura de la Diputación Provincial de Huelva desde 1995 al 2005, responsable del Festival de Teatro y Danza “Castillo de Niebla” durante el mismo periodo, delegado Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía desde 2005 al 2011. Y entre 2012 y 2015 puso en marcha un grupo de lecturas dramatizadas en el Aula de Teatro de la Universidad de Huelva. Desde entonces viene funcionando de forma independiente. Estas son sus credenciales, entre otras muchas facetas.

Como verán, aunque esté jubilado no para de crear y dar categoría a las actividades culturales de Huelva. Sin lugar a dudas todo un auténtico crack.

Cuando me pongo en contacto con Juanjo para concretar un ratito de charla, de conversación y que los lectores de diariodehuelva.es conozcan sus puntos de vista, acepta encantado y empezamos así:

¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo?

Estamos viviendo tiempos difíciles desde hace casi dos décadas, a los que el coronavirus ha venido a poner la guinda, A la crisis financiera que terminó con la amable realidad que disfrutábamos, vinieron a sumarse actuaciones que empeoraron hasta límites dramáticos el día a día de muchísimas familias españolas. Recortes en sanidad, educación, servicios sociales… aumento del paro como consecuencia de la reforma laboral de 2012, la precariedad de los empleos…

¿Qué hiciste en tu día a día, durante el confinamiento y si crees que volveremos a tal situación? 

La llegada de la pandemia me obligó (como a casi todos) a cambiar hábitos, a generar nuevas rutinas y a aprovechar las herramientas que nos brinda la tecnología para mantener algunas de las actividades en las que estaba comprometido: el montaje de una obra de teatro, el arranque del Ateneo de Huelva… Espero que la estupidez y la insolidaridad de unos cuantos no nos devuelva a confinamientos extremos que, si bien resultan imprescindibles para evitar contagios, son terribles para la economía y el empleo. Mi esperanza de salir de esta situación la tengo

puesta en la vacuna, que espero llegue a todos cuanto antes.

¿Cómo crees que cambiará la vida después de la pandemia y sobre todo en Huelva?

Para una gran mayoría será muy difícil recuperar su vida anterior cuando todo esto pase. En este tiempo, muchos habrán perdido familiares, con el dolor añadido de no haberse podido despedir de ellos, o el empleo y con él las perspectivas de futuro. No sé el tiempo que cada uno de nosotros y la sociedad onubense en su conjunto tardará en desterrar temores y recelos; en recuperar la confianza en nuestra capacidad de luchar por una vida mejor. Pero, en esa tarea, deben centrar sus esfuerzos ciudadanos e Instituciones.

¿Has pasado miedo en algún momento?

Miedo, creo que no. Pero sí una tremenda inseguridad que resulta terriblemente incómoda y desagradable. No se puede vivir instalado en el recelo y el temor.

¿Qué es lo que más te ha molestado en estos meses de pandemia?

Comprobar como en situaciones límite aflora lo mejor y lo peor del ser humano. En estos meses hemos podido ver (y aplaudir) comportamientos heroicos junto a otros absolutamente despreciables: desde los que se saltan las normas sin importarles las consecuencias para la salud de los demás, hasta los que hacen negocio, muchas veces ilícito, aprovechándose de las circunstancias.

¿Qué has echado de menos en estos meses que llevamos pandémico?

Los abrazos de la gente que quieres. No poder ver a los amigos o a la familia. Y, sobre todo, los besos de mis hijos y el no poder jugar y abrazar con naturalidad a mis nietos. En otro orden de cosas, haberme perdido algunas funciones de teatro, películas, cenar con los amigos…

¿Qué papel crees que han jugado y juegan los medios de comunicación y redes sociales ante esta pandemia?

Debo confesar que, a partir de los primeros meses de declararse el confinamiento, deje de interesarme por lo que se decía en los medios para centrarme en las fuentes que me resultaban más fiables. Las televisiones, salvo honrosas y puntuales excepciones, anteponen, como viene siendo habitual desde hace años, el espectáculo a la información veraz, contrastada y ofrecida desde una vocación de servicio público. La estrategia es siempre la misma: mezclar

churras con merinas para generar polémicas estériles e intentar montar el “espectáculo”. Solo desde esa malsana intención se explica que metan en nuestras casas a una legión de “opinadores” junto a personas de reconocido prestigio con una excelente carrera a sus espaldas.

Respecto a los medios escritos y a las radios, de lo que he leído y oído deduzco que, también con honrosas y puntuales excepciones, han venido utilizando la información para arrimar el ascua a sus respectivas sardinas. Con este proceder, la información (veraz, contrastada…) deja de ser un objetivo para convertirse en herramienta al servicio de intereses espurios.

En cuanto a las redes sociales no me manejo bien en ellas y solo las utilizo en círculos reducidos. Pero por lo que veo reflejado en otros medios, tengo la impresión de que lejos de ayudar a conformar opiniones críticas y bien documentadas, están sirviendo para alimentar la ceremonia de la confusión. Me gustaría muchísimo equivocarme.

¿Qué te parece el comportamiento de los políticos en general en estos meses de covid-9?

Intentando dejar a un lado mi adscripción política, como ciudadano de a pie, creo sinceramente que mientras unos llevan un año trabajando sin escatimar esfuerzos en la búsqueda de soluciones para controlar el virus; en estimular la aparición de respuestas a la enfermedad; en crear herramientas que palien en alguna medida los desastres económicos que está produciendo en familias y negocios, otros se instalaron desde el principio en el: “me opongo ¿de qué se trata?” y de ahí no hay quien los saque.

De nada ha servido el ejemplo de la oposición en otros países que consideró desde el principio que la salud de los ciudadanos estaba por encima de sus intereses políticos. Aquí no. Aquí, sobre todo en los primeros meses (ahora también tienen responsabilidades en diferentes Comunidades y eso frena un poco) parecía que primaba el “cuanto peor, mejor”.

Resumiendo: el Gobierno, ante una situación tan nueva y tan grave, ha estado en lo suyo: buscando soluciones y arbitrando respuestas (con los errores que cada uno quiera poner en sus espaldas) y la oposición no me parece que haya estado a la altura de las circunstancias. La Historia a largo plazo, y los ciudadanos a corto, colocaran a cada uno en su sitio.

¿Qué diferencia hay entre los políticos de la transición y los actuales?

Principalmente la edad.

Bromas aparte, no me gustan las generalizaciones porque siempre me han parecido injustas. Creo sinceramente que, ahora como entonces, hay muchas personas con vocación de servicio y dispuestas a dar lo mejor de sí mismas en su actividad política. Dicho esto, y teniendo en cuenta que la sociedad ha cambiado, parece lógico que los comportamientos y las prioridades de quienes se dedican a la política puedan haber cambiado también. En este sentido y sin que se pueda generalizar, es posible que hayan aumentado, no sé en qué medida, las personas que se acercan a esta noble tarea buscando su medro personal o colocándolo por encima del bien común.

Las personas que hicieron posible la Transición, tenían un pasado laboral al que, en muchos casos, tuvieron que renunciar perdiendo parte de sus ingresos. Esa generosidad, altura de miras, capacidad de renuncia, vocación de servicio… la aportaron la inmensa mayoría de las personas que consiguieron, tras las respectivas elecciones, un acta de diputado, senador o concejal, y que trabajaron, cada una desde su responsabilidad, por conseguir una Transición pacífica. Sin esas virtudes, no creo que hubiera sido posible elaborar nuestra Constitución.

Sinceramente, no creo que ahora, cuando la bronca, la mentira y los insultos parecen haber ocupado el espacio de los argumentos, fuese posible llevar a buen término una tarea como aquella. Basta recordar que llevamos años incumpliendo el mandato Constitucional de renovar algunas Instituciones, por culpa del boicot del principal partido de la oposición. A algunos políticos (a ellas también) les sobra soberbia y les falta sentido de Estado. Ahora bien, es tarea de los ciudadanos pararse a pensar, analizar y a distinguir las voces de los ecos,  como decía D. Antonio Machado.

¿Cómo fueron los primeros años en el ayuntamiento de Huelva respecto a la cultura?

Apasionantes y con mucho trabajo. A título de ejemplo, entre 1982 y 1985 se pusieron en marcha:

- El Plan Municipal de Dinamización Cultural que supuso organizar en los barrios talleres de creación en distintas disciplinas artísticas y de otra naturaleza que, en muy poco tiempo, movilizaron a miles de vecinos.

- Las Muestras de Teatro de: Calle, Andaluz y de los Pueblos de España.

- La Muestra Internacional de Danza

- El Carnaval.

- La Regata aerostática Colombina.

- Se mantuvo el Festival Iberoamericano de La Rábida-

- Los programas: Cultura Primavera y Navidad en los Barrios (teatro, baile, conciertos…)

- Venalparke (conciertos de todos los grupos de Huelva)

- Empezamos (junto a la Diputación) a programar en el recién adquirido Gran Teatro: conciertos, zarzuela, teatro…

Viéndolo desde la distancia de los años, me parece mentira que cundiese tanto el tiempo.

¿Cuáles son tus mejores y peores recuerdos de tu vida como político y como componente del grupo Jarcha y lo que representó la canción "Libertad sin ira" en la transición?

No soy de conservar los malos recuerdos. Además, aquellas situaciones que en su momento resultaron desagradables, incluso dolorosas, el tiempo las ha ido suavizando y ya no las recuerdo así. Algunas hay que, una vez superadas, se convirtieron en una oportunidad para encontrar el camino que me ha traído hasta aquí.

De los mejores, afortunadamente, tengo muchos y de distinta naturaleza. En lo personal, los pasados con la gente que quiero, con la que he querido a lo largo de mi vida y que me han ido llenando de afectos impagables y conformándome como persona. Y, sobre todo, los nacimientos de mis hijos y mis nietos.

En Jarcha fueron muchos los momentos en que me sentí afortunado por tener la oportunidad de disfrutarlos y compartirlos con los compañeros del grupo y con los miles de ciudadanos que acudieron a nuestros recitales. Vivir la Transición sintiendo que estabas siendo útil al cambio que se estaba operando en la sociedad española y contribuir a dar una imagen de Andalucía que ayudaba a romper los falsos estereotipos que no nos hacían ningún favor, fue una experiencia apasionante y enriquecedora.

Los vividos en el tiempo dedicado al servicio público también son muchos, y casi todos tienen que ver con la materialización de proyectos en los que puse tanta imaginación, tiempo y esfuerzo como pude. Antes relacioné algunos de los llevados a cabo en el Ayuntamiento, a los que podría añadir: la puesta en marcha del Gran Teatro y la Casa Colón como espacios para la cultura, y el dotarlos de un contenido que, me parece, fue bien recibido por los onubenses. Siempre estaré agradecido a quienes me confiaron esas tareas y a quienes me ayudaron a llevarlas a cabo.

De mi paso por la Diputación Provincial recuerdo con especial satisfacción los programas que ayudaron a normalizar la presencia de actividades culturales en nuestros pueblos y aquellos que generaron puestos de trabajo. Y, como no, de haber colaborado en la expansión del Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla que, con excelente criterio, puso en marcha un excelente hombre de teatro y mejor persona: Jesús Domínguez.

También de mi trabajo en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía guardo excelentes recuerdos de los proyectos (fueron muchos) en los que tuve la oportunidad de intervenir. Pero, sobre todo, guardo una emocionada gratitud para quienes confiaron en mí para ejercer esas responsabilidades y para quienes me ayudaron con su disposición y conocimientos a desarrollar las tareas.

En cuanto a lo que representó Libertad sin ira en la Transición, han sido los españoles de distintas edades y geografías los que la han colocado en un lugar de privilegio que nosotros no podíamos ni imaginar cuando la grabamos.

¿Qué haces en la actualidad?

Paseo, leo, escribo y, con las limitaciones propias de la situación que nos obliga a trabajar online, estoy dirigiendo una obra de teatro para la Compañía Médanos, coordino un grupo de lectura de textos dramáticos, participo, como miembro de la Junta Directiva, de las actividades que desarrolla el Ateneo de Huelva, colaboro con el Otoño Cultural Iberoamericano y, cuando me lo requieren, hecho una mano a los amigos recitando sus textos.

¿Qué proyectos tienes para el futuro?

De momento, me conformo con poder seguir haciendo lo que hago ahora y, cuando las condiciones lo permitan y los teatros quieran, estrenar la obra que estamos montando.

¿Qué necesita Huelva para despegar de una vez?

En lo económico, mejorar las infraestructuras y las comunicaciones, como se ha dicho muchas veces y en distintos foros, sería un gran paso. Pero para ello, me parece necesario un gran pacto entre todas las fuerzas políticas y sociales que enumere las necesidades, las priorice y selle el compromiso de luchar por ellas en todo momento.

En lo Cultural, un proyecto a medio y largo plazo que contemple la Huelva en que nos gustaría vivir y que abarque desde la creación artística al folclore y las tradiciones; desde poner en valor nuestra riqueza patrimonial a crear los canales y las herramientas para que todo pueda ser disfrutados por todos. Esto también precisaría de un gran consenso para evitar que, como en el pasado, llegue alguien con poco o ningún interés por estas cuestiones y deshaga lo andado.

Pero, sobre todo y a mi juicio, sería necesario que cada onubense, de nacimiento o de adopción, se preguntase (parafraseando a John F. Kennedy) qué puedo hacer yo por Huelva. De las respuestas que nos demos, dependerá en gran medida la Huelva del mañana.Juanjo, que ha sido toda una gozada echar este ratito de charla contigo, que espero puedas estrenar la obra que estás montando, que sigas así, tal y como eres y que ya mismo nos vemos en El Portil, con nuestras caminatas playeras y mañaneras. Un abrazote amigo.