José Antonio Marín: "Los políticos tienen que ser ante todo servidores públicos"

Nuestro entrevistado de hoy es José Antonio Marín, abogado, siempre dedicado a la Admistración Local, desde que empezó a principios de los 90 en el despacho de Jaime Madruga, al que considera su maestro y su amigo. Fue letrado del Ayuntaniento de Moguer, y desde 2002 del Ayuntamiento de Ayamonte, al que considera su pueblo de adopción. Recreativista y maratoniano, y enamorado de El Rompido desde hace ya una década, en gran parte por culpa de su amigo Alejandro Mazo. Y para más señas, hijo de José Antonio Marín Rite, primer alcalde de Huelva en la democracia y presidente del Parlamento Andaluz entre otros cargos

Persona, afable, cordial, deportista, simpático, positivo, risueño, con don de gente, alto sentido de la amistad, enamorado de Huelva, buen compañero....

Al ponerme en contacto con José Antonio para realizar esta entrevista, no lo duda, accede del tirón y me dice que ya habían pasado por esta sección dos compañeros y de sus mejores amigos, Alejandro Mazo y Félix Belzunce.

Pues bien, ahora es tu turno y yo encantado. ¿Te parece si empezamos?

Como situación totalmente nueva tengo sensaciones contradictorias, preocupación por la crisis sanitaria y sus consecuencias en todos los ámbitos de la vida. Pepe esto lo ha puesto todo del revés, nuestra forma de trabajar, de relacionarnos, de pasar nuestro tiempo de ocio, y al tiempo, valorando las pequeñas y grandes cosas que hasta hace unos meses eran habituales y ahora se han convertido en extraordinarias.  Es evidente que vamos a salir, la cuestión es el cómo, el tiempo lo dirá.

Trabajar desde casa, que se convirtió en mi despacho del Ayuntamiento de Ayamonte, oficina bancaria, facultad y colegio. Leer y algo de deporte, muy limitado claro está, me encanta correr al aire libre y ya sabemos que eso se suspendió totalmente . Lo pasé con mi mujer y mis dos hijos, José Antonio y Manuel. Lo único positivo de esa dura situación de confinamiento fue poder estar con mi hijo mayor que estudia en Sevilla y tuvo que volver a Huelva.

Soy una persona positiva y tengo la esperanza en que en el momento en el que estemos ya instalados en la normalidad, con una inmunidad de grupo considerable, las cosas irán poco a poco volviendo a su sitio, aunque nos quedarán secuelas importantes sobre todo económicas y, en muchos casos, también psicológicas.

El confinamiento y las limitaciones posteriores han hecho que las Administraciones Públicas hayan tenido que adaptarse a fin de poder seguir prestando a los ciudadanos los servicios públicos de su competencia, entrando de lleno en la misma el teletrabajo para aquellos puestos que lo admiten. Forma de trabajo que entiendo que ha llegado para quedarse, pero todavía hay que estudiar los sistemas idóneos para ello, y te hablo desde el prisma de la Administración Local, en la que el trato directo con el ciudadano sigue siendo fundamental. Se trata de la Administración cercana, donde acude la gente con sus problemas y sus proyectos que hace necesaria una atención personal. Habrá que seguir estudiando la mejor forma de hacerlo sin que, como digo, los servicios públicos se vean mermados.

Miedo no, si una profunda preocupación y tristeza. Y más en esta segunda ola que nos ha dado más de lleno, afectando a conocidos, incluso con fallecimientos de familiares de amigos.

Ya con cierta edad los proyectos suelen ser de continuidad, y más que propios, pienso más en los de mis hijos que tienen toda la vida por delante y un futuro que cada vez parece más incierto. No hablaría tanto  de proyectos vitales personales y si pequeñas metas personales.

Dependiendo del momento. En el confinamiento echaba de menos, sobre todo, ver a la gente, a mis padres, familia, amigos, compañeros del ayuntamiento, poder salir a correr con mis amigos del Tercer Tiempo Run, etc. Sobre todo eso, estar y poder ver a las personas que forman parte de mi día a día. Necesitamos el contacto personal y eso lo he echado mucho en falta.

Huelva tiene una provincia que es una maravilla, pero para poder disfrutarla primero hay que llegar. No es tarea mía promocionar mi tierra aunque se me llene la boca hablando de ella con la gente de fuera, pero si entiendo que para poder disfrutarla primero hay que facilitarla como destino, y ahí tenemos un déficit de infraestructuras muy importante que se está convirtiendo en un mal endémico de la ciudad y la provincia.

La mejor forma de que la gente descubra todo lo que tenemos es invitarles a que vengan y lo comprueben, porque la esencia está, pero hay que facilitar su descubrimiento y eso pasa por una mejora en las comunicaciones. Ya no te digo AVE o aeropuerto, que bienvenidos serán, pero si de conexiones, imagina Pepe una lanzadera que saliera de la avenida de Italia y te dejara en Sevilla en veinte minutos y en cinco más en el aeropuerto de San Pablo, pasando por reivindicaciones históricas de la carretera Huelva-Cádiz y el desdoble de la N-431. Una provincia bien comunicada es la clave.

Muchos. Recuerdo perfectamente el día que se cerraron los pactos para investirlo alcalde, su preocupación con las inundaciones que a finales de los 70 y principios de los 80 causaban estragos en la parte baja de la ciudad, la posterior mayoría de 20 de 27 concejales. Ten en cuenta Pepe que cuando empieza yo tenia  apenas 11 años y lo deja cuando tenía 20, ya con esa edad tu perspectiva es totalmente distinta, que hace que mi reflexión sobre aquella etapa sea al principio muy básica y luego ya más madura, siempre tendré en el recuerdo su forma de entender la ciudad, alejada de símbolos nostálgicos y con una gran visión municipalista en el sentido de creación de ciudad. Huelva era una ciudad con gravísimas carencias que no se solucionaban con tal o cual obra, había que plantearla, poner unos cimientos (aprobación del PGOU, infraestructuras básicas y un largo etc) y en esas estuvieron, tanto él, como toda la corporación,  dejándose la piel y con una ilusión que es difícil de encontrar hoy día.

No, nunca. Desde muy joven, te diría que desde niño, tenía totalmente claro que quería ser abogado, ha sido y es totalmente vocacional y que me llena y realiza por completo. Tengo la inmensa suerte de dedicarme a lo que me gusta, pese a los sinsabores y al desánimo que sin duda a veces provoca,  pero en su conceptualización global amo profundamente mi profesión.

En mi personalísima opinión veo en muchos de nuestros políticos a nivel nacional una falta total de visión de estado, dando demasiada importancia a lo accesorio,  sin ver más allá de lo que se publique mañana en los medios y en las redes y de su posible influencia en las próximas elecciones. Los políticos tienen que ser ante todo servidores públicos, cada uno con su labor, pero con el fin común de procurar el bienestar de los ciudadanos, el inmediato y el futuro, trabajando en el problema del día a día y sentando y procurando bases de futuro. Eso es lo que entiendo que debería ser y que por desgracia hoy día es una excepción.

Y descendiendo a la política local veo que muchos se parten la cara para sacar su ciudad o pueblo adelante con escasísimos recursos, que obligan a una tarea de optimización que no siempre se puede, o se sabe hacer.

Pues hay de todo Pepe. Medios serios, con sus líneas editoriales bien definidas y conocidas, y después están otros, en su mayoría digitales, que se alejan mucho de esa primordial labor de información, más bien hacen todo lo contrario sin importarles la veracidad de lo transmitido con la sola intención de crear corrientes de opinión interesadas.

Las redes sociales tienen una amplia utilidad, pero en mi caso se limitan a un pasatiempo, raro es que encuentres en mi Facebook algo que no sea tal o cual carrera mía, fotos con mis amigos, de mis hijos. Huyo por lo general de cualquier tipo de polémica y enfrentamiento en, bastante tengo ya con mi trabajo como para andar todo el día enfrascado en discusiones en redes.

Cuando llegue el momento me vacunaré, pero no seré de los primeros sencillamente porque hay colectivos a los que le hace más falta.

Supongo que los mismos que los de la mayoría, que esto cambie de una vez y recuperemos nuestra vida de antes, nuestros hábitos, costumbres, nuestra alegría, nuestras grandes y pequeñas cosas y no tener que estar diariamente preocupados por números de contagios, fallecimientos, ingresos hospitalarios y ocupación de camas UCI. Recuperar parte de la libertad que hoy no tenemos.