El infierno estaba en el campo, no en la grada

División de opiniones en el regreso de Sotres a El Sardinero.

Hubo pitos, abucheos y algún insulto, pero Dani Sotres no vivió un infierno en su retorno a Santander, al menos de parte de la grada de El Sardinero, dividida en su valoración sobre el ahora portero del Recreativo de Huelva. Cada vez que el cancerbero recreativista tocaba la pelota, un sector del graderío le hacía saber su descontento con los modos y manera de la marcha del guardameta del Racing al Decano, pero no fue una opinión generalizada.

Al contrario, desde otros sectores nacieron muestras de apoyo, incluida alguna pancarta que consideraba a Sotres una víctima más de la pésima gestión del anterior consejo de administración del Racing. Y como se puede observar en la imagen, el meta albiazul también recibió el cariño de los que fueron sus compañeros, especialmente de Mario, su oponente bajo palos.

Asunto bien distinto fue lo que sucedió en el césped, donde Sotres encajó en poco más de una hora el triple de goles que en las cinco jornadas anteriores. Si hubo un infierno para el portero, fue en el campo, con el delantero costamarfileño Koné en el papel de diablo.