Carbón para Comas, carbón para Huelva, carbón para el Recre
El dueño del Decano es incapaz de normalizar la gestión y su lista de enemigos crece día a día, manteniendo a la entidad presa de una lenta agonía. Ha fracasado deportiva, económica y socialmente, pero se resiste a vender o marcharse. Las fuerzas vivas de la ciudad, con el Ayuntamiento a la cabeza, no han conseguido construir una alternativa y su oposición a Gildoy España es meramente política. El Trust explora la vía judicial, pero no ha formulado denuncia.
El día de los regalos por antonomasia no es un día feliz en el Recreativo de Huelva. Los Reyes Magos no garantizan la supervivencia del Decano más allá de la presente temporada y los actores principales del drama albiazul no merecen otra cosa que un buen saco de carbón.
Todos los reproches los concentra Pablo Comas, cada vez más solo. Salvo los consejeros, el máximo representante de Gildoy España no tiene a nadie. Siempre contó con una oposición mediática y social, incluso cuando no había razón para ello, pero en los últimos tiempos su lista de enemigos no ha hecho más que crecer (Hacienda, el Trust, las Peñas, el Ayuntamiento...) conforme ha ido vulnerando todas las líneas rojas.
El dueño del Recre mantiene al club con un hilo de vida, que no es poco, pero del mismo modo lo está condenando a una muerte lenta. En lo deportivo, el desastre es mayúsculo. El proyecto que debía devolver al equipo a Primera División ha acabado arrastrándolo a la Segunda B, y a la luz del rendimiento de la presente campaña, pensar en un rápido retorno al fútbol profesional es un chiste de mal gusto.
Y sin los recursos económicos que supone jugar en Segunda División, todo queda en manos de la capacidad financiera del empresario madrileño. Y a estas alturas es evidente que su 'músculo financiero' es incapaz de afrontar el día a día. Los impagos y los incumplimientos son la tónica, sumergiendo al Decano a una prolongada agonía. Lo peor es que Comas se resiste a vender o marcharse para dar paso a un futuro mejor.
Esa labor, la de construir una alternativa al actual dueño, le corresponde a Huelva. Y por el momento, la ciudad y sus fuerzas vivas están fallando estrepitosamente. El Ayuntamiento se escuda en que sólo posee el 23% de las acciones para no hacer nada, más allá de declaraciones políticas y la puesta en marcha de la Mesa de Unidad, hasta el momento más inservible que el apéndice.
El alcalde Gabriel Cruz ha recibido una herencia envenenada del anterior equipo de gobierno, primer culpable de la pesadilla que vive el Recre, pero no acaba de definirse. Ha descartado la vía de la colaboración con Comas, si bien, el enfrentamiento no pasa de ser verbal. Y las palabras sólo sirven a intereses políticos, no al Decano. Y no se sabe de ningún esfuerzo para conseguir un inversor, al contrario que en otras ciudades.
En cuanto a la sociedad civil, poco puede hacer. La afición responde a cada movilización y protesta pero no puede poner el dinero que necesita la entidad. El ejemplo es el Recre Trust y los 25.000 euros que recaudó en su 'campaña de salvación'. En cuanto a los empresarios onubenses, están demostrado que la supervivencia del Decano no está entre sus prioridades.
Sin dinero para rescatar al Recreativo, queda la vía judicial. Del intento de Ramón López, un personaje adicto a la fama, no se ha sabido nada más, por el momento. Mientras, el Trust parece dispuesto a presentar una denuncia formal con la idea de que la Justicia aparte cautelarmente a Comas de la administración del club, pero aún no lo ha hecho.
Incluso si las pretensiones del Trust prosperan, el Recre estará todavía lejos de la salvación. Apartar a un mal gestor de la dirección de una empresa no es suficiente. Hace falta encontrar un buen gestor y, sobre todo, poner mucho dinero, en este caso varios millones de euros entre denuncias deportivas y laborales, y el pago para activar el acuerdo con Hacienda. Y vistos los precedentes, no hay razones para ser optimistas.