Carolina Marín: "En Huelva uso gafas y sombrero, y aún así la gente me para"

La Campeona Olímpica desvela los secretos de su última visita a nuestra ciudad. "Soy tan competitiva que mi abuela me tenía que dejar ganar al parchís porque de lo contrario pillaba unos enfados de miedo", admite.

Es el peso de la fama. Carolina Marín ha reconocido que en su reciente visita a Huelva intentó pasar desapercibida, sin conseguirlo. "Quería tener un poco de tranquilidad y relajarme, así que me puse un sombrero y unas gafas para que la gente no me reconociera", ha señalado en el programa El Transistor.

Una argucia que de poco le sirvió a la Campeona Olímpica, pues como ella misma admite "era imposible, aún así la gente me reconocía y me paraba por la calle porque me tienen mucho cariño", añade la canterana del Club Bádminton IES La Orden.

Un fervor que sólo encuentra parangón en Indonesia, el país donde Carolina Marín se siente como Leo Messi o Cristiano Ronaldo. "Allí, aunque el hotel está a dos minutos andando del pabellón, tengo que ir en taxi por todos los aficionados que me esperan por el camino", revela.

Acerca de sus polémicos gritos, Carolina Marín certificó una vez más que "los he usado desde que era pequeñita, porque soy muy competitiva". Tanto que "de pequeña, mi abuela me tenía que dejar ganar al parchís porque pillaba unos enfados de miedo".

La doble Campeona del Mundo y Europa también indica que apenas tiene tiempo de ver los países donde compite más allá del "aeropuerto, el hotel y el pabellón" y confiesa que tiene "una cena pendiente con Rafa Nadal", su ídolo deportivo de referencia.