El título mundial de Carolina Marín se preparó al detalle

La onubense, que llega hoy a España, ha tenido que reinventar su juego y sus métodos de trabajo para reafirmar su corona. Se entrenó con el aire acondicionado a altas temperaturas para simular el calor y la humedad de Yakarta. Y utilizó fuertes ventiladores para adaptarse a las corrientes del estadio sede del Mundial.

Como todo juego, el bádminton tiene un componente de azar. Pero en el triunfo de Carolina Marín en el Campeonato del Mundo de Indonesia hay de todo menos suerte. En realidad, el título mundial de Yakarta ha sido planificado por la onubense y sus técnicos al detalle.

La onubense y su preparador de cabecera, Fernando Rivas, llegan hoy a España, para reunirse con todo su equipo de colaboradores. Son los héroes anónimos del milagro de Carolina, una hazaña planeada en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid hasta extremos insospechados.

Agotado el factor sorpresa que le acompañó en Dinamarca en su primer Mundial, cuando ganó siendo la novena cabeza de serie del torneo, Marín ha tenido que reforzar su arsenal.

Como número uno del ránking mundial, su juego ha sido analizado, diseccionado y desmenuzado por sus rivales. Todas habían estudiado como derrotarla. O evolucionaba, o estaba perdida. Por eso, ha reforzado su preparación.

La rutina de Carolina en la Blume es muy exigente -seis días de entrenamiento a la semana, tres sesiones diarias, siete horas al día-, pero también es muy innovadora.

De la mano de Rivas, la onubense ha empleado las técnicas más novedosas, en parte también porque una rotura por estrés en el quinto metatarsiano, le obligó a entrenar durante dos semanas sin poder apoyar el pie derecho.

Unas gafas con números y colores para estimular los reflejos y la anticipación en la búsqueda visual, un balancín para ganar estabilidad, entrenamientos en piscinas, dormir en una cámara de hipoxia... se usó de todo, se tuvo en cuenta todo.

Lo último fue entrenar con el aire condicionado a altas temperaturas y con unos potentes ventiladores que desviaban el volante. Se trataba de simular la elevada humedad y el calor de Yakarta y el efecto que las corrientes de aire del enorme estadio Istora-Senayan tienen sobre el juego.

Todo ello, más el talento y el carácter ganador propios de Carolina, han hecho de la onubense una leyenda del deporte de Huelva, España y el mundo. Una campeonísima innata, pero también, una campeonísima esculpida al milímetro por el trabajo y la ciencia.