Poetas arábigo-andaluces se unen en Rosal en homenaje a Miguel Hernández

El municipio donde el poeta fue apresado por primera vez conmemora el 73 aniversario de su muerte con un emotivo acto y recital de sus poemas.

Poetas de diversos puntos de Andalucía y del norte de Marruecos se unieron este sábado en Rosal de la Frontera para rendir homenaje al poeta Miguel Hernández en el 73 aniversario de su muerte, ocurrida el 28 de marzo de 1942 en la cárcel de Alicante. Fue gracias al II Encuentro de Poetas, este año arábigo-andaluces, que se celebra en la citada localidad onubense, donde fue apresado por primera vez el ‘Poeta de la libertad y la esperanza’. La que fue su primera cárcel, hoy convertida en un centro de interpretación de su memoria, acogió un emotivo acto en el que se recitaron los poemas del artista oriholano.

Tras la recepción y saludo en el Ayuntamiento a los poetas y autoridades lusas, a cargo del alcalde del municipio, Ramón Márquez, y del concejal Jaime Díaz, el Centro de Interpretación Miguel Hernández albergó una ofrenda floral en la celda donde estuvo encerrado el poeta, mientras una de las participantes recitaba la sentida elegía: "Yo quiero ser llorando el hortelano/ de la tierra que ocupas y estercolas,/ compañero del alma, tan temprano...” A continuación se leyeron otros poemas hernandianos, terminándose con un emotivo recuerdo a todos los poetas que saben de la verdad y la defienden: “...con ellos me he sentido más arraigado y hondo/ y además menos solo. Ya vosotros sabéis/ lo solo que yo soy, por qué soy yo tan solo./ Andando voy, tan solos yo y mi sombra...”

Después, caminando, los poetas se dirigieron hasta el edificio de la antigua Aduana, actual Cuartel de la Guardia Civil, donde Miguel Hernandez fue entregado por las autoridades lusas, frente al que se levanta un busto del poeta en bronce, obra del escultor Alberto Germán Franco, sobre un colosal bloque de granito que el propio alcalde eligió expresamente en una cantera próxima.

Tras una degustación en un mesón local, la comitiva se dirigió a la cercana localidad de Vila Verde de Ficalho, situada al otro lado de la raya, donde fue recibida por autoridades portuguesas, procediéndose a la ofrenda floral en el monolito levantado a Miguel Hernández en 1992, bajo la armonía coral de un rancho compuesto por más de una veintena de personas que, asimismo, amenizaron el trayecto del 'Largo de Miguel Hernández', pequeño paseo que lleva el nombre del poeta encarcelado durante dos días en el viejo palacio de los condes de Ficalho, habilitado como presidio.

Ya de regreso a Rosal de la Frontera, los actos finalizaron con la lectura de los poemas que cada poeta había escrito expresamente para la ocasión, recordándose al poeta más apenado que ninguno con la lectura de su sobrecogedor soneto, que termina: ”...No podrá con la pena mi persona/ rodeada de penas y de cardos: / ¡Cuánto penar para morirse uno!”.


Para el organizador del evento, Augusto Thassio, de la antigua cárcel (depósito municipal) de Rosal de la Frontera, hoy transformada en Centro de Interpretación Miguel Hernández, emana un efluvio extraño de entrecortados suspiros que algunas personas de especial sensibilidad captan los los primeros días de primavera desde hace 76 años aproximadamente, precisamente desde la primavera de 1939, a finales de abril, cuando el poeta Miguel Hernández, procedente de las alentejanas tierras de Moura y Vila Verde de Ficalho, fue apresado, trasladado y entregado a las autoridades españolas fronterizas.

En ésta su primera cárcel en el largo peregrinar carcelario por media España, el poeta del sufrimiento encontró no sólo castigo y dolor, (perdió la audición del oído izquierdo a causa de los bofetones, llegando a orinar sangre por los continuos golpes en los riñones) sino amistad, comprensión y cariño en la persona de un preso común rosaleño y de la esposa de éste, que le llevaba comida y piedad samaritana.