Una muñeca del Titanic se expone en Ayamonte

La directora del museo de muñecas consiguió esta reliquia tras ser recuperada por on pescador hace varias décadas.

Corría la noche del 14 de abril de 1912, cuando el Titanic atravesaba el Atlántico norte. Aquella fatídica noche, el mayor transatlántico construido hasta el momento impactaba con un iceberg y, horas después, se convertía en leyenda.

Pocos fueron los supervivientes. Entre las personas que no se tragó el mar se encontraba Eva Hart, que embarcó en el Titanic cuando tenía sólo siete años, siendo pasajera de segunda clase. El destino quiso que sobreviviera a la catástrofe, junto con su madre, y falleció, con 91 años, en febrero de 1996.

Junto a ella, viajaba, una muñeca que le habían regalado sus padres. Eva Hart relató en sus memorias que, tras el choque contra el iceberg, tuvo que salir del barco de forma inespeada, dejando su preciado juguete en el camarote que había ocupado hasta que se ordenó la evacuación.

Sin embargo, en el año 1977, un marinero que viajaba en un barco atunero la encontró por casualidad, pasando a convertirse esta muñeca en objeto de culto para la posteridad.  Dicho marinero 'pescó' la muñeca entre sus redes y, aunque en principio no le dio importancia, el hecho de hallarla en una zona próxima a donde tuvo lugar el hundimiento le hizo sospechar de su importancia. No se equivocaba.

Ahora, 102 años después del hundimiento del emblemático barco esta muñeca de porcelana se puede contemplar en Ayamonte. El cómo ha llegado desde aquel camarote hasta la localidad fronteriza lo relata Teresa Martín, una ayamontina, que ha tenido desde pequeña a las muñecas de todo tipo entre sus grandes pasiones. Tal es así que en la actualidad cuenta con unas 300, lo que le ha llevado a poner en marcha un museo.

Cuando el marinero falleció en 1992, su familia conservó la muñeca hasta que uno de sus descendientes se puso en contacto con Teresa. “Cuando comencé a moverme por internet como coleccionista de muñecas, le hice una oferta y llegamos a un acuerdo", explica Martín. Aunque de la muñeca del Titanic sólo se conserva la cabeza hueca -por el inexorable paso del tiempo y la acción del mar-, no ha sido impedimento para que se haya convertido en uno de los principales reclamos de la galería.

Para Teresa no ha sido fácil dar con esta muñeca. “Hice muchos estudios sobre ella, para constatar que iba en el barco, busqué toda la documentación de niñas que iban con muñecas, y todo lo que estudié me llegó a Eva Hart, incluso un análisis del molde que se usó para hacer esa muñeca, que coincide perfectamente con la nuestra”, explica.

Eso sí, confiesa que “es una una muñeca de mucha calidad, ya que de no haber sido así no habría podido aguantar el paso del tiempo hundida en el mar". Como es de suponer, la dueña de esta muñeca no ha desvelado el precio que abonó por ella pero eso sí la nueva inquilina del museo cuenta con uno de los mejores rincones de la galería. En una vitrina giratoria para evitar que sea dañada cuenta con un cartel en la que narra su historia.