Sexo virtual. Vía de escape al desamor
Pilar Enjamio ofrece una perspectiva emocional y desde la psique de las relaciones sexuales. Las nuevas tecnologías han hecho un flaco favor al amor.
La infelicidad, la muerte de la pasión y el amor en la pareja conllevan desequilibrios psíquicos, creando transtornos de bipolaridad y necesidades momentáneas, urgentes, que calmen ese aumento de la líbido, y una ansiedad al límite ante la cobardía y el temor a romper una relación que solo se mantiene socialmente, pero la mente va por otros derroteros. Lo que en principio es un simple autoestímulo genital masculino concluye, sí, con un orgasmo, pero no satisface emocionalmente, y se va creando una especie de adicción en la mujer denominada ninfomanía o furor uterino, y en el hombre satiriasis, aunque en la actualidad se engloban en ambos casos con el nombre de hipersexualidad, que tiene su origen, descartando los casos provocados por medicación y drogas, en la represión sexual en la infancia y en la represión debida a una relación ficticia de tapadera que se sigue manteniendo. Porque estas personas utilizan la red con la mayor desvergüenza y descaro, y en la vida real demuestran timidez y religiosidad. Es muy fácil sin ver el rostro en directo de la otra persona y ocultándose en perfiles falsos y ocultos para cazar a la presa, que no es otra que una amistad iniciada en Facebook al principio conquistada con educación, pero que, en segundo término, la delicadeza se disipa. Este aumento de la libido y del sexo virtual suele darse en el hombre a partir cuarenta años por un temor interiorizado mentalmente a perder su virilidad y fuerza de antaño, así como una necesidad compulsiva-obsesiva de saciar esta pasión del bajo vientre con distintas parejas sexuales y sin amor, hasta que en uno de estos juegos y encuentros acaban enamorándose y huyen de esa persona en concreto, porque compromiso ya lo tienen con la madre de sus hijos. Si no hay amor o hay discusiones y desencuentros, los hijos lo sufren, y es mejor recorrer vías nuevas y caminos dispares, y que tu hijo vea el signo de felicidad en el rostro. El hijo crecerá a la par que la infelicidad y la soledad en compañía.
El SEDUCTOR refleja un hombre acomplejado, narcisista, que ve acrecentado su ego y superioridad buscando la admiración y conquista de varias mujeres pero en el fondo su equipaje va cargado de infelicidad y soledad. Debido como profesional al sufrimiento de tantas y tantas personas y a pesar de ser creyente he desterrado fanatismos religiosos y culturales y me he centrado en el ser humano, libre individualmente y con derecho a la felicidad, olvidándose e una sociedad o una educación muy arraigada. A veces funciona una terapia de pareja, pero puede no hacerlo. El sexo acompañado de amor y pasión llena, vivifica, equilibra emocionalmente. Caricias, delicadeza, compicidad. No es un menú del día, y la soledad se aleja cuando el punto de encuentro es la afectividad y el amor. Cada uno se encuentra a sí mismo en el otro olvidándose de sí mismos, con REALIDADES, NO VIRTUALIDADES. Lo light, lo sucedáneo nunca podrá ser equiparable a las sensaciones vividas.
María Pilar Enjamio Furelos. Psicólogo