Primavera y depresión. ¿Estancamiento, atenuación o crecimiento?

Todo proceso de cambio conlleva una adaptación que puede provocar irritabilidad, excitación, distonías neurovegetativas o astenia.

No es cierta la creencia de que  la llegada del buen tiempo y consecuentemente un aumento de la luz solar y días más largos con esa explosión de colores, olores y vegetación florida atenúe o disminuya los transtornos depresivos y desequilibrios psíquicos . Todo proceso de cambio, como es el paso del invierno con lluvia, oscuridad, prendas de abrigo, a la primavera con sol, luz, ropas ligeras, lleva un proceso de adaptación que puede provocar irritabilidad, excitación, distonías neurovegetativas, astenia o falta de fuerza muscular o apetito.

Llega el régimen de adelgazamiento expresss con la mayoría de las veces carencias vitamínicas que pueden conducir a anemias, mareos, hipotensión. En una etapa donde la concentración de polen o polvo de los pinos está en la escala más alta, se acrecienta el numero de alergias y toma de antihistaminicos con sus efectos secundarios de sedación e hinchazón. El aumento desmesurado o denominado baile hormonal produce mayor deseo sexual y mayor vitalidad, por lo que los sometidos a terapias para eliminar la dependencia del sexo pueden reincidir.

No podemos obviar que muchos medicamentos, no solo antidepresivos y los empleados en terapias de continuación del cáncer de mama, son sensibles a la luz solar y por tanto el sol es negativo. Existe una evidencia de mayor número de flirtreos y relaciones extramatrimoniales debido a ese descontrol hormonal y es además una etapa en donde hay mayor número suicidios. Pero no podemos tampoco olvidar el aumento de la serotonina, con su enorme poder antidepresivo y de la melatonina, que es la que nos da el color moreno de la piel, si bien su efecto no es el mismo que en la época estival o veraniega de mayor equilibrio al ser ese camino de adaptación al entorno  y paso intermedio entre el invierno y el verano. A  pesar de todo, decimos adios a las bufandas, a las gripes, a las ventanas cerradas, a las calefacciones y las cambiamos por paseos al aire libre, terrazas, y porque las mujeres nos sentimos más guapas y los hombres más vitales y a sabiendas de que todo proceso adaptativo o de cambio no es eterno y con inteligencia podemos manejarlo.

 

María Pilar Enjamio Furelos. Psicólogo