Los héroes de bata blanca: "No queremos aplausos, pedimos respeto"

Han sido los encargados de luchar contra el coronavirus desde la primera línea de batalla y ahora piden respeto ante un posible rebrote. Conocemos la labor de los sanitarios

Han sido los encargados de luchar contra el coronavirus desde la primera línea de batalla. Meses de intenso trabajo donde el miedo al contagio siempre ha estado presente.

Tras el estado de alarma, en WiHu TV y diariodehuelva.es hemos tenido la oportunidad de conocer cómo han vivido la pandemia del Covid-19 cada uno de los profesionales sanitarios que han trabajado por aquellos a los que les ha tocado pelear contra el virus desde la cama de un hospital.

Enfermeros, auxiliares, celadores, médicos y especialistas del Hospital Infanta Elena de Huelva sacan su lado más personal para mostrarnos qué han sentido en este momento histórico sin precedentes.

"Lo peor era cuando salía de casa para ir a trabajar y cuando me quitaba el equipo de protección al terminar la jornada. Me sentía desprotegida. Tenía miedo", cuenta Rocío Pérez, enfermera.

La onubense se pregunta para qué sirvieron los aplausos. "Ahora ya nadie se acuerda de ellos y todos hacen vida normal", cuenta ante la cámara.

Con lágrimas en los ojos, otros sanitarios lamentan la inconsciencia de muchos ciudadanos después de los duros meses de confinamiento. "No queremos aplausos, queremos respeto. Pero la gente sigue saliendo sin mascarillas, sin respetar la distancia de seguridad, tocando la fruta en la frutería, haciendo lo que le da la gana. Esto volverá pronto, aunque ojalá me equivoque", asegura una sanitaria.

Carmen Arroyo, auxiliar de enfermería, explica los duros momentos que vivieron en el hospital al principio de la pandemia. Pánico, incertidumbre... no sabían a qué se estaban enfrentando. Sin embargo, contra todo pronóstico, el trabajo en equipo ha sido el pilar fundamental para mantener el ánimo y el aliento de los especialistas. "Cuando uno caía, el otro lo animaba. Hemos sido una piña. Y eso no se olvida".

El valor de una muestra de cariño también ha cobrado especial sentido estos meses en el hospital. Han sido muchas las ocasiones en las que los profesionales se han visto tentados a abrazar a los enfermos que han permanecido lejos de sus seres queridos: "Ves que un paciente viene solo, que lo está pasando mal y te pide una muestra de cariño. Entonces tú, con el alma rota y vestida como una 'astronauta' sacas tu lado más humano y lo abrazas, porque esta solo", confiesa la enfermera Teresa Pozo.

"Cuando eres enfermera y trabajas en un hospital, estás preparada para todo. Lo llevas como mejor puedes, pero cuando llegas a casa, ahí empieza lo problemático.  Vivía en una planta baja y no quería que mis vecinos me vieran llegar. Después de 12 horas de trabajo con mascarilla, entraba en casa y tras desinfectarme de manera concienzuda, me la volvía a colocar para poder abrazar a mis hijas pequeñas que, vestida con el EPI, ni me conocían", explica una de las enfermeras.

Por ejercer su profesión durante la crisis sanitaria, estos profesionales no sólo han tenido que enfrentarse al miedo de exponerse a diario al Covid-19, sino que, en más de una ocasión, a causa de este motivo se han visto rechazados por el entorno. Han sentido el recelo de conocidos, amigos e, incluso, de sus familiares.

Ana Gómez, supervisora de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), cuenta cómo en los primeros momentos sintieron que la situación se les escapaba de las manos. "El momento más complicado fue el primer caso. Era una persona cercana y querida por el personal del centro. Sentimos una gran incertidumbre, por enfrentarnos por primera vez y por el miedo al contagio. Cuando vimos el primer positivo nos dimos cuenta de que era verdad. Que el enemigo había entrado por la puerta".

"La mayor recompensa ha sido que te dieran las gracias. Que el que estaba sufriendo realmente viera nuestra implicación y sintiera que realmente queríamos ayudarle", explica.

Ahora, la preocupación es otra. Temen que el rebrote llegue más pronto que tarde y se preparan ya para hacerle frente. "Hemos llegado a tener 4 pacientes en la UCI y el que la gente salga como el que no pasa nada, me parece una falta de respeto hacia nosotros y hacia las familias de los que ya no están a causa del virus. Hay que ser consecuente", reivindica.

José Ignacio Ramos Clemente, Jefe de Servicio de Medicina Interna, dice que la primera semana de ingreso era la más complicada para el paciente de Covid-19. Una semana en la que se vislumbraba cómo iba a ser la evolución del paciente.  "Si conseguíamos que el paciente aguantara bien los síntomas hasta el séptimo día, era señal de que no iba a tener que ingresar en UCI", cuenta.

"Los hospitales han trabajado de manera coordinada durante la pandemia. En Huelva, al presentar la ventaja de reflejar casos de manera más tardía que en otras provincias, pudimos basarnos en la experiencia de otros centros", aclara.

Por esta esta situación y debido al buen hacer de los sanitarios, la tasa de mortalidad en Huelva a causa del coronavirus ha sido una de las más bajas de España.