Antonio Diáñez: "Al Materno-Infantil parece que le van a hurtar una estructura propia"

El prestigioso doctor Antonio Diáñez Rubio analiza la era post-pandemia y aborda sin tapujos los problemas sanitarios, incluido el fiasco del Materno-Infantil. Y habla, muy bien, del proyecto pionero de Senior Cohousing en el antiguo colegio de Ferroviarios

Es un auténtico lujazo que se acerque hoy por esta ventana pública el prestigioso doctor Antonio Diáñez Rubio, quien nació en Barcelona en 1952, pero a sus tres años de edad sus padres regresaron a Sevilla y acabó la experiencia catalana. Cursó estudios de primaria y bachillerato en el colegio San Francisco de Paula, donde su padre destacaba como antiguo alumno.  En 1969 ingresó en la Facultad de Medicina de Sevilla, donde obtuvo la licenciatura en 1975. Tras obtener el título trabajó en casi todo: medicina rural, Servicios de Urgencia, médico de  cabecera, médico militar durante las practicas del Servicio Militar etc. Al final, se asentó en la Clínica de pulmón y corazón (así se llamaba) del Hospital de la Marina en San Fernando (Cádiz). Allí acumuló trabajo y experiencia que le permitieron acceder al título de especialista en Neumología, culminando su trayectoria iniciada en esta especialidad en los últimos años de la licenciatura.

De manera simultánea, mantuvo el contacto con el Departamento de Rehabilitación de la C.S Virgen del Rocío de Sevilla y concretamente con la Sección de Rehabilitación Respiratoria.  Continuando en esta línea, opositó para obtener plaza de MIR en dicho Departamento en 1978.  Durante la residencia, rotó por todas las Secciones y Unidades, siendo especialmente significativo el rotatorio por la Unidad de Lesionados Medulares, que le impactó hasta tal punto que, al disponer de un rotatorio optativo, lo dedicó a ampliar su experiencia en esta Unidad.  No es de extrañar que, al concluir el MIR, optara a una plaza como médico adjunto en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. En 1982 inició su andadura en Toledo haciéndose cargo de la Unidad de Lesionados Medulares Infantiles.

Su determinación en aquel momento era continuar como “paraplejista” los siguientes años, ya que la actividad cotidiana, aunque dura emocionalmente, era muy satisfactoria desde el punto de vista del médico rehabilitador. Sin embargo, importantes vicisitudes familiares hicieron descarrilar el proyecto y plantearse su regreso a Sevilla o lugares próximos.

En 1987 apareció Huelva en su horizonte, y no lo dudó. Ese mismo año trasladó su plaza al Servicio de Rehabilitación del Hospital General de Huelva. Se iniciaba una nueva etapa, que pronto daría un giro inesperado.

En 1989, tras presentar a la Gerencia del Hospital el proyecto de lo que creía debía ser el nuevo Servicio de Rehabilitación en el futuro Hospital Juan Ramon Jiménez, le propusieron que  hiciera lo mismo con el resto de los Servicios y Unidades. Tras meditarlo convenientemente, lo aceptó. Comenzaba un largo periodo de excedencia clínica.

Como coordinador médico del proyecto, estudió en profundidad todas las propuestas funcionales y de espacio asignadas a cada Unidad, clínica y no clínica, para, de acuerdo con sus  responsables, ir estructurando propuestas de cambio, ampliaciones, redefinición de espacios e instalaciones etc. Fue un proceso muy interesante a nivel personal, para el que contó con la ayuda de otros profesionales internos y externos. Al final, el Hospital fue modificado sustancialmente respecto al proyecto inicial, incorporando nuevos espacios y Servicios, mejorando otros y adaptando la mayoría a las necesidades planteadas por los profesionales implicados. Tras su inauguración en 1993, solicitó la reincorporación a su puesto de trabajo clínico, participando en la creación de las Unidades de Rehabilitación Respiratoria, Unidad de Linfedema  y Unidad de Amputados. En 2016, tras algo más de 40 años de ejercicio profesional ininterrumpido, solicita la jubilación, de la que disfruta en la actualidad.

A Antonio lo conocí hace unos años, cuando tuve que recuperar unas dolencias en mi rodilla, siendo nuestro invitado quien me atendió y desde donde salí realmente satisfecho.

Cuando lo llamo para proponerle esta entrevista, acepta y he aquí los resultados:

¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo?

Creo que es compleja y muy negativa en la mayoría de los aspectos. Sólo en los dos últimos años, hemos sufrido una pandemia, que aún no ha terminado, y que ha producido más de 6 millones de muertos a nivel mundial y más de 100.000 en España (según cifras oficiales), además de los afectados con secuelas. Secundariamente a la pandemia, experimentamos una crisis laboral y económica que está arrastrando a muchas familias a situaciones muy difíciles y, por último, una guerra en suelo europeo, ante la que se nos acaban los calificativos. Caben muchos enfoques distintos; geoestratégicos, políticos, económicos, militares, humanitarios, sanitarios, etc. pero en la base de todos ellos, está el ciudadano que sufre las consecuencias, las carencias y que vive el presente con ansiedad y el futuro con mucha incertidumbre.

¿Cómo crees que ha cambiado la vida después de la pandemia para el mundo de la Sanidad?

Todavía no estamos en ese escenario, ya que la mayoría de los expertos que he leído opinan que vendrán nuevas olas, y nuevas variantes, con desconocida virulencia. No obstante, de lo ya vivido, podemos extraer algunas conclusiones: la primera y más importante es que los sanitarios han mostrado un comportamiento encomiable, a pesar de las dificultades. La profesionalidad y la responsabilidad a costa de asumir grandes riesgos han sido ejemplares.

Dicho esto, creo que la gestión de la pandemia, incluso desde antes de que se reconociera su existencia, ha sido ineficaz y caótica. Se ha dado muestras de una improvisación permanente y de falta de liderazgo, comenzando por la  propia OMS y siguiendo por los responsables políticos y sanitarios de nuestro país.

Sin embargo, no he leído ni oído ninguna reflexión autocritica y, por tanto, no creo que se asuman responsabilidades, ni se reconozcan errores. Expertos en salud pública han advertido que muchos de los errores cometidos en una ola se volvían a repetir en la siguiente. Es fácil  consultar la hemeroteca o videoteca y analizar lo ocurrido o, por lo menos, lo publicado. Existen muchos estudios serios de donde extraer conclusiones que sirvan para seguir avanzando en la  prevención y tratamiento de esta pandemia y de las próximas que se puedan producir. Creo que desde el ámbito científico se intentará, pero el estamento político-sanitario no se dará por aludido.

¿Cuáles han sido los momentos más difíciles para los sanitarios?

Llevo varios años jubilado, por lo que no he vivido en primera persona los efectos de la pandemia en el trabajo cotidiano de los sanitarios. Sin embargo, continuo en contacto con familiares y amigos que la han sufrido de cerca y, mayoritariamente, refieren que los momentos peores se vivieron en la primera ola por el desconcierto inicial, la elevada tasa de infecciones e ingresos y, sobre todo, por la escasez de medios de protección individual para el ejercicio, mínimamente seguro, de la actividad asistencial. Los datos epidemiológicos eran confusos y las distintas pautas terapéuticas ensayadas no reportaban los resultados esperados. Todo ello, generaba mucho estrés laboral y ansiedad-miedo, en lo personal.

¿Cómo valoras la labor de los políticos, en general, ante esta pandemia?

En general, mi opinión de los políticos no es muy favorable. A mi parecer, forman parte del problema y no de las soluciones. Sus prioridades, manifestadas por lo que hacen y no por lo que dicen, son bastantes decepcionantes. Como es natural, su comportamiento y sus decisiones en relación con la pandemia, no han sido mejores que su trayectoria anterior. En muchas ocasiones han prevalecido intereses políticos sobre los estrictamente sanitarios. Las decisiones adoptadas no siempre han sido las correctas en tiempo y forma. La co-gobernanza ha sido una manera de

compartir el desgaste político, a costa de restar eficacia y coordinación en la toma de decisiones y su posterior implementación. La opinión de los expertos sanitarios no ha tenido el peso y la influencia en la toma de decisiones, que hubiera sido deseable.

A modo de resumen de gestión, recomendaría consultar los estudios publicados sobre la incidencia, comparada entre los países de nuestro entorno, de afectados y fallecidos, de la intensidad de la crisis económica y de la estimación del tiempo requerido para reflotar el país a niveles pre-pandémicos.

¿Has pasado miedo en algún momento?

No. Dada mi situación de jubilado sin obligaciones concretas, he podido suprimir la mayoría de las actividades de riesgo y, las obligadas, las he realizado con las máximas precauciones. Como contrapartida, se han resentido mucho mis relaciones sociales, familiares y mis actividades de ocio. ¡¡Ya vendrán tiempos mejores!!

¿Qué proyectos tienes para el futuro y qué haces ahora?

Actualmente estoy muy dedicado a un proyecto, pionero en nuestra ciudad, de construcción del Senior Cohousing Huelva. Se trata de un proyecto de viviendas colaborativas, en régimen de cooperativa, con abundantes espacios y servicios comunes (comedor-cafetería, zona médico-sanitaria, piscina terapéutica, biblioteca, sala informática, espacios multiusos, lavandería, etc), que vamos a desarrollar en el antiguo Colegio de Ferroviarios, y en un edificio nuevo, anexo al anterior. La media de edad de los socios actuales es de 62 años, existiendo un porcentaje

significativo de personas que mantienen su actividad laboral y otras, como yo, que nos hemos jubilado recientemente. Cada uno aporta su experiencia y capacidad en muy diversas áreas  profesionales y, entre todos, vamos dando forma a esta iniciativa tan ilusionante.

Es una alternativa a las residencias de mayores en la que, los residentes, disponen de vivienda para uso privativo y pueden compartir, si así lo desean, servicios y espacios comunes. Los propios cohousers gestionan, de forma colectiva, el proyecto y su funcionamiento. En la actualidad, estamos dando los últimos pasos administrativos y de gestión que nos permitan iniciar las obras a principios del próximo verano, estando prevista su finalización en un

plazo de 18 meses.

¿Que crees que necesita Huelva para despegar de una vez?

Las necesidades son múltiples, pero las fundamentales están resonando en la calle. Hacen falta infraestructuras, tal como se ha apelado recientemente desde distintos sectores ciudadanos. Geográficamente, estamos en un extremo y, si nos faltan unas buenas comunicaciones, quedamos aislados. A lo largo de la Historia, los pueblos se han desarrollado en íntima relación con las vías de comunicación, que tenían efectos directos en el comercio, en

los intercambios culturales, en el crecimiento demográfico etc.

El área del conocimiento también exige respuestas. Recientemente, se han manifestado las autoridades universitarias de Huelva para pedir un trato más justo y necesario por parte de los organismos político-administrativos de la Comunidad, para la supervivencia y desarrollo de la Universidad de Huelva. En general, Huelva suele ocupar, tradicionalmente, uno de los últimos puestos en inversión pública, en la mayoría de los sectores y, tanto a nivel autonómico como estatal. Los proyectos que, después de mucho esperar, salen adelante, parecen haber sufrido un proceso de “jibarización”. Como ejemplo, citaría la nueva estación ferroviaria y, posiblemente, el nuevo Hospital Materno-Infantil, al que parece se le va a hurtar una estructura propia e independiente, situándolo en el actual bloque de Consultas Externas, del Hospital Juan Ramón Jiménez.

Sin embargo, no todos los déficits son de responsabilidad externa. Los onubenses tenemos un protagonismo clave en este asunto. Se nos acusa de conformistas y poco ambiciosos, de tener un nivel de exigencias bajo, en paralelo al nivel de rentas. Es la eterna disyuntiva del huevo o la gallina.

¿Qué significa Huelva para ti?

Huelva es, para todos, una ciudad acogedora, en el sentido más literal del término. No nací aquí, pero siempre me he sentido integrado. Me siento concernido por lo que afecta a esta ciudad y por su futuro. No obstante, destacaría a toda la provincia como una más de las joyas de las que puede presumir nuestro país. No le voy a descubrir a los onubenses lo que significa disponer de espacios naturales como Doñana o la Sierra de Aracena, la cuenca minera o el litoral, con playas impresionantes y recursos gastronómicos de primer nivel, enclaves histórico-culturales como Niebla, o La Rábida. Por resumir, diría que, para mí, es una ciudad/provincia amable, con muy “buena gente”, con un entorno espectacular, al que acompaña una climatología maravillosa. Por tanto, confío en su gran potencial, que espero ver concretado en un futuro próximo.

¿Cuáles son tus mejores y peores recuerdos profesionales?

Los momentos más intensos y más duros, profesionalmente hablando, los viví en el Hospital de Parapléjicos de Toledo. La experiencia profesional fue completísima, pero tenerle que decir a una persona que su vida había cambiado para siempre en un segundo (la mayoría eran traumáticos), me resultaba terrible. Tengo grabados en la memoria las caras y los nombres de  muchas de aquellas personas, algunos niños, que aún hoy me siguen produciendo un nudo en la garganta cuando los evoco.

Recuerdos de los mejores momentos tengo muchos pero, si tengo que elegir, me quedaría con los días de la inauguración del Hospital Juan Ramón Jiménez y, especialmente, con los  momentos que vivimos durante el traslado de pacientes y profesionales al nuevo hospital, desde el antiguo Manuel Lois. Fue un esfuerzo logístico y organizativo importante, pero que dio  sentido a varios años de trabajo y de ilusiones, compartidas con muchas personas.

¿Con qué personaje te gustaría tomarte un café, por qué y que le preguntarías?

Al hacerme la pregunta, se me viene a la cabeza el nombre de Isabel Allende. No conozco mucho de su biografía, pero con su obra he disfrutado muchísimo. Me asombra la capacidad que tiene para transmitir, no solo ideas o emociones, sino también imágenes. Convierte sus novelas en libros ilustrados. Parece que escribiera de forma natural, sin esfuerzo. Además de sus libros, he visto en TV algunas entrevistas suyas que me han parecido muy interesantes y amenas. Por tanto, creo que lo mejor es dejarla hablar del tema que ella quiera compartir.

¿Quiénes han sido tus referentes en esta vida, tanto personales como profesionales?

Yo he procurado ir aprendiendo de todas aquellas personas que se han cruzado en mi camino, ya que todas tienen algo que enseñar. Al tener que elegir, me quedaría, en lo personal, con la figura de mi padre. Provenía de una familia normal y de entorno rural, vivió sus años formativos clave durante la postguerra y, a pesar de todo, logró destacar académicamente, consiguiendo un primer título de grado medio y dos licenciaturas, en Química y en Farmacia.

Fue la persona más inteligente que yo he tratado, aunque no fue “listo” en algunas etapas de su vida. Era sobrio y muy responsable en sus compromisos. Reconozco que, en su generación, había muchas personas como él, que se esforzaron mucho en todos los ámbitos y que sacaron a flote este país. Desde aquí, mi reconocimiento a esa generación que, entre todos, nos permitieron, a los de mi generación, disponer de grandes oportunidades en todos los aspectos, y nos hicieron la vida más fácil e interesante.

En el mundo profesional también voy a huir de grandes personajes de la historia de la medicina. Voy a elegir como referente a mi mujer, la Dra. Isabel Amores, con la que he compartido profesión y trabajo desde 1982, además de 38 años de vida. Nos conocimos en el Hospital de Parapléjicos, donde yo fui su jefe y continuamos en Huelva, donde ella fue mi jefa. He aprendido mucho de ella, de su capacidad de trabajo, de su capacidad de gestión, de su visión pragmática cuando hace falta, de su compromiso con el Hospital y con el Servicio de Rehabilitación, de su empatía en el trato con los pacientes, de sus amplios conocimientos médicos, de su actitud de aprendizaje permanente, etc. Creo que la mayoría de las personas que la conocen, estarán de acuerdo conmigo en esta valoración.

¿Qué recuerdos guardas de tu niñez y que soñabas ser de mayor?

Los recuerdos de mi niñez son básicamente agradables, con fuertes lazos familiares y sin grandes complicaciones. Disfrutaba con cualquier cosa. Era la época de juegos en la calle y del triunfo de la imaginación. A diferencia de hoy, éramos poco exigentes y muy autónomos para buscar entretenimientos. Las personas mayores estaban para otras cosas. No sé si es que solo recuerdo los momentos gratos, o es que realmente tuve una infancia feliz, pero todas las imágenes que se me vienen a la memoria son agradables y divertidas. La memoria es muy subjetiva, pero contrastando los recuerdos con mi hermano o con otros amigos de la niñez, conservamos vivencias muy semejantes.

Con respecto a los sueños de futuro, yo jugaba a los médicos desde los siete u ocho años. A los catorce, les dije a mis padres que quería estudiar Medicina y a los dieciséis entré en la Facultad de Medicina Sevilla. A lo largo de mi vida he descubierto otros intereses que podrían haber sido objetivos profesionales, pero no me arrepiento de mi elección, aunque el ejercicio de la Medicina es cada vez más complicado, y no por razones técnicas o científicas.

¿Se han cumplido, hasta ahora, los objetivos que te marcaste en la vida?

De manera general, diría que sí. Cambiaría muchas decisiones, pero mantendría la mayoría de los objetivos. Desde hace algunos años, los objetivos me los marco año a año. En algunas ocasiones, los escribo y los “guardo en una botella”, para luego comprobar cuántos he sido capaz de cumplir. Tengo que reconocer que cada año soy más tolerante conmigo mismo. Será cosa de la edad.

¿A que dedicas el tiempo libre?

Esta pregunta tiene dos posibles respuestas: una pre-pandémica y otra post-pandemia. Hoy en día, mi tiempo libre se lo dedico a la lectura y al golf. Se trata de un deporte absorbente y desesperante, en ocasiones, que recomiendo para cualquier edad, pero especialmente para los que hemos pasado de los cincuenta. Si hubiera contestado esta pregunta antes de la pandemia, tendría que haber añadido las reuniones con los amigos, a ser posible, alrededor de una buena mesa, los viajes sin recomendaciones de seguridad anti-contagio, los cines y teatros sin problemas de aforo y fundamentalmente, las reuniones familiares con mis hijos y sus parejas, mis nietas y el resto de la familia, sin necesidad de hacerse test de antígenos de forma preventiva. Todo volverá.

Antonio, ha sido una gozada recibirte en esta sección de entrevistas, verte con esas ganas de seguir al pie del cañón, con el proyecto de poner en marcha la alternativa a las residencias de mayores, y desde luego notarte feliz.  Un abrazote grande