La Justicia piensa en Bretón, pero ¿alguien piensa en Ruth Ortiz?
Podría obtener permisos penitenciarios en 2017, ignorando el sufrimiento de una madre por el asesinato de sus hijos, y cuyas heridas siguen cicatrizando.
La Audiencia Provivcial de Córdoba ha limitado la estancia máxima de un asesino a 25 años apenas iniciada una condena de 40 años por doble asesinato con el agravante de parentesco, amén de su demostrable inhumanidad como bien ha afirmado el juez del caso Pedro Vela, insistiendo en que debe cumplir por lo menos la mitad de la condena. Para unos falta mucho para el 2017, para otros ya está ahí y se daría el primer permiso penitenciario al cumplirse un cuarto de la condena equivalente a 6 años y dos meses y medio. La justicia parece premiar a los delincuentes, peor a los asesinos y se salta a la torera ignorando a una madre ha sufrido lo indecible e indescriptible ante no la pérdida, sino el asesinato de sus hijos, siendo autor material su padre, y parece quieren abrir y reabrir una y otra vez una herida que estaba empezando a cicatrizar, al menos a atenuarse. Vuelta al recuerdo, a la angustia, a una nueva injusticia, y a desmoronar un equilibrio aparente y frágil a pesar de saber que una de las luchas de esta mujer coraje sí se ha conseguido como es poder ubicar a sus hijos en un lugar donde llevarle flores y decidir una terapia ocupacional que con esta actitud podrá desestabilizarse con falta de rendimiento y angustia y temor ante la salida de un monstruo al que posiblemente verá su rostro ante cualquier rostro en la calle. En cuanto a Bretón, las conductas anómalas y psicóticas son repetitivas, tienden a producirse de nuevo a sabiendas de que necesitan tratamiento farmacológico continuado y muchas veces es obviado por el psicótico e incontrolable por el vigilante. Son conductas peligrosas y con una alta dosis de rencor interior que explotará al exterior. Ruth no podrá recuperar a sus hijos, jamás volverá a sentir físicamente sus abrazos y sus besos, pero sí contemplará como un ser que asesinó y quemó a sus hijos algo que no parece recordarse está disfrutando de un permiso en la calle y esto dista de una forma abismal de la justicia como debería ser, es una actitud a todas luces tremendamente injusta. En las cárceles se les trata bien, pueden estudiar una carrera, tienen una alimentación adecuada, unos horarios, y lo que es más importante, cumplirán una pena o castigo por una acción deleznable cometida y evidentemente son un peligro para el exterior y una amenaza y desequilibrio para las personas a las que hicieron tanto daño. Estoy de acuerdo con las penas revisables como un arma potente de modificación de conducta delictiva, pero no de cara al 2017 para un asesino como Bretón, y comparto con el juez Vela por lo menos sea cumplida la mitad de la pena para un permiso.
María Pilar Enjamio Furelos. Psicólogo