Día del Maestro: homenaje a los incansables luchadores de la docencia

Hoy es el Día del Maestro, una valiente figura que ha sido clave para afrontar las dificultades de la pandemia. Tres profesores onubenses nos narran su experiencia y cómo consiguieron lidiar con las adversidades

Hoy, 27 de noviembre se conmemora el Día del Maestro en España. Una figura clave desde siempre en nuestra sociedad que en estos últimos tiempos se ha crecido, más si cabe, con titánico esfuerzo y valía.

Los profesores de nuestra generación han sabido reconstruirse con la ilusión y la destreza que caracteriza a aquellos que aman ser los guías de pequeños y mayores en el mundo de la enseñanza.

En nuestro país se celebra este día en honor de los educadores por José de Calasanz, firme defensor de la enseñanza gratuita y universal. Un pequeño homenaje para reivindicar y visibilizar a los docentes, como colectivo fundamental. Y es ahora más que nunca, cuando merecen nuestro reconocimiento.

Junto al resto de personal esencial, los maestros, por su empeño, sacrificio y devoción, por reinventarse y nunca soltar a sus alumnos, merecen un enorme “GRACIAS”.

Y para hacerles el honor, hoy contamos con tres profesores onubenses que han relatado a diariodehuelva.es las experiencias y enseñanzas propias vividas a través de la pandemia, desde la incertidumbre del inicio, hasta nuestros días.

     Ana Guerrero es educadora infantil y ha vivido la pandemia desde la perspectiva de la docencia en un colegio de Punta Umbría. Actualmente es maestra especialista de francés, pues se sacó la plaza por este idioma. Ha estado trabajando con los más pequeños y aún le sorprende la capacidad de adaptación que pueden llegar a tener.

  • ¿Cómo viviste el inicio de la pandemia? ¿Qué medidas y/o recursos tomasteis?

La pandemia y el confinamiento fue duro. Nunca imaginamos que podría llegar, y eso que muchas veces lo hablamos entre compañeros en el recreo. De un día para otro, tuvimos que preparar las clases online para que nuestro alumnos/as perdieran lo menos posible. Mi colegio es un cole de compensatoria por lo que algunas familias carecen de recursos, sobre todo informáticos. En muchas ocasiones era muy difícil llegar a nuestros niños/as. Creamos un blog por curso, en el subíamos los contenidos y las actividades que el alumnado debía trabajar en clase. Y nos conectábamos con ellos a través de videollamadas, correos… siempre ofreciéndoles actividades más lúdicas, motivadoras: vídeos, infografías, actividades interactivas… y con muchos mensajes de ánimo.

Era un trabajo duro, ya que eran muchísimas horas frente al ordenador elaborando el material y corrigiendo todo lo que nos enviaban. Incluso hicimos una pequeña graduación virtual para los niños/as de 6º que se marchaban del cole. Muchos niños no se conectaban o no seguían el ritmo que marcamos. Aunque éramos muy flexibles.

  • Una vez terminado el confinamiento y llegado el comienzo del nuevo curso, ¿cómo fue la vuelta a la “nueva” realidad?

La vuelta al cole también fue dura. Se cambio toda la organización del cole. Hubo que trabajar mucho para preparar la vuelta: grupos de convivencias, entradas y salidas del cole diferentes… Los niños/as se adaptan a todo, pero no deja de ser una tarea difícil: mascarillas todo el tiempo, distancia social, no compartir nada, no poder actividades en grupo, parejas…

Tuvimos que cambiar toda la organización y la metodología de clase.

Además, las familias tenían mucho miedo y faltaban muchísimo. Esto tenía doble trabajo porque había que seguir con la enseñanza presencial para los que asistían y la enseñanza online para los que decidían quedarse en casa.

  • ¿Cómo vivís la situación pandémica actualmente?

Hoy en día y después de un curso completo con estas medidas, los niños están acostumbrados y adaptados a esta nueva normalidad, pero hay que estar diariamente recordando el uso adecuado de las mascarillas y ahora que llega el frío y las lluvias, con todo abierto en clase, se pasa mal. Además, es muy complicado dar clase con la mascarilla todo el tiempo puesta. La voz se resiente más. No se escucha bien y para la pronunciación en los idiomas y en infantil es difícil.

  • ¿Qué aprendizaje sacas de todo esto?

Todo esto nos ha hecho aprender la capacidad de adaptación de los niños, que te siguen sorprendiendo siempre. Y a tener que aprender nuevas metodologías, nuevos recursos didácticos, las nuevas tecnologías están más presentes que nunca.

     Cristina Verges es una profesora de nuestra tierra con la titulación de Educación Primaria especializada en inglés, que actualmente trabaja de maestra interina para la Comunidad de Madrid. Una luchadora que tuvo que abandonar sus raíces para trabajar de lo que es su pasión: enseñar a los más pequeños.

  • ¿Cuál fue tu primer contacto con la pandemia dentro del mundo educativo? ¿Cómo lo viviste?

El pasado septiembre, cuando todo el tema covid estaba descontrolado después del verano, recibí la llamada que más había esperado, un colegio público de Torrejón de Ardoz me solicitaba. Yo estaba muerta de miedo con todo lo que estaba pasando, y Madrid no era el mejor lugar, pero había ansiado tanto esta oportunidad que no pude decir que no. A los dos días allí me encontraba, en un aula de 6º de primaria con 20 jóvenes campeones con sus mascarillas y manteniendo sus distancias de seguridad.

  • ¿Cómo vivieron tus alumnos estos cambios tan drásticos? ¿Cómo se portaban?

Fue duro ver cómo los niños no podían simplemente SER, no podían tocar, compartir, abrazar... Se me partía el corazón. ¿Cómo intenté yo, como profe, compensar un poco la situación? Pues simplemente con mucho AMOR, cariño, compresión... Y dosis extra de paciencia, ya que no solo los adultos estábamos sufriendo está situación. En nuestro día a día afrontábamos nuestras preocupaciones, hablábamos de nuestros miedos, expresábamos nuestras emociones, que no eran pocas al afrontar esta nueva realidad.

Sólo tenían 11 años y ni siquiera podían jugar juntos en el patio, tenían una hora para bajar por las tardes… Necesitaban más amor y comprensión que nunca.

En mi aula todos aprendimos a reír con la mirada, y a darnos amor en la distancia... Recuerdo esas miradas cómplices como las más lindas que he sentido.

  • Actualmente, ¿sentís que habéis vuelto a la normalidad? 

La vuelta a la normalidad, sinceramente, no creo que haya ocurrido en las escuelas, nuestros alumnos siguen manteniendo las distancias, desayunando a 1'5 m, llevando su mascarilla, procediendo con la desinfección de manos constante...

  • ¿Qué enseñanzas sacas de esta complicada experiencia?

En este sentido, lo que aprendí el curso pasado es que, los niños son también grandes docentes, de ellos podíamos aprender valores y acciones olvidadas por muchas personas. Ver día a día lo bien que han afrontado está situación me ha dado lecciones de amor verdadero, solidaridad, valentía, empatía...y tantos y tantos valores tan necesarios hoy en día.

Para mi ellos son unos de los grandes héroes de esta época que nos ha tocado vivir.

    Rubén Sánchez es un maestro en lengua extranjera de francés y actual tutor de educación primaria en Lepe, su tierra. El inicio de la pandemia lo tuvo en constante movimiento, no solo por la ardúa tarea que se le avecinaba de manera lectiva, sino también ayudando a compañeros y familiares de alumnos, como coordinador TIC que era del centro donde enseña a sus alumnos.

  • ¿Cómo viviste el inicio de todo?

El comienzo de la pandemia del Covid-19 recuerdo que fue super incierto. Ya empezaba a escucharse en las noticias. Recuerdo que el día 13 de marzo de 2020 algunos compañeros dejaron que los niños se llevasen los libros a casa "por si acaso" y como ese fin de semana anunciaron que se paralizaba todo. Y ahí es donde empezó todo el caos en los colegios. Al preguntar, la dirección del centro solo pudo decirnos que buscásemos alternativas virtuales.

  • ¿Qué impedimentos os encontrasteis? ¿Cómo os adaptasteis a esta nueva manera de enseñar a los alumnos?

Lo más complicado era llevar los cursos más pequeños, ¿cómo enseñas a leer y a escribir a un alumno de 6 o 7 años virtualmente? La presencialidad ahí es necesaria.

Mi centro educativo es un centro de compensación educativa, osea, para personas con dificultades socio-económicas. Entonces nos encontramos con muchas familias que no disponían de internet en su vivienda, otras que no tenían WhatsApp, otras que no tenían teléfonos móviles... Necesitamos en muchas ocasiones la ayuda de los servicios sociales para poder contactar con ellos.

En el confinamiento total teníamos que pedir permisos a inspección educativa para poder ir al centro a por material para las clases. Y siempre acompañados de agentes de la Policía Local.

Al ser coordinador TIC mis compañeros me llamaban constantemente. A algunos les tuve que hacer incluso un curso exprés, mientras otros aprendían con tutoriales de Youtube.

Cada profesor llevaba sus clases como podía, yo por ejemplo utilicé la plataforma Classroom, hacíamos videoconferencias dos días por semana y hacíamos tareas individuales a través de Liveworksheets (fichas interactivas). Aunque también mandaba tareas para hacer en el cuaderno.

Fue una situación muy complicada en la conciliación familiar. Algunos padres tenían que trabajar desde casa y llegaron a quejarse de que mandábamos muchos deberes porque claro, como no había presencialidad, muchos profesores intentaban subsanar eso a través de tareas.

  • ¿Qué enseñanzas os trajo esta experiencia sin precedentes?

Se hizo lo mejor que se pudo. Mientras unos hacían pan o ejercicio físico de manera virtual, ésta era nuestra realidad.

Pero aprendimos muchísimo, nos subimos al carro de "esto hay que sacarlo como sea" y echándole las horas que sea. Yo hacía poco tiempo que había sido papá por primera vez, y en muchas ocasiones me encontraba con una mano dándole el biberón a la niña y con la otra mano con el portátil, y además con el teléfono en manos libres intentando ayudar a compañeros y familias con sus dudas con las tecnologías.

En general, los niños nos han dado una lección en el cumplimiento de normas, de higiene, de distancia, de mascarilla...

  • ¿Crees que lo vivido hará que cambie la educación como la teníamos entendida?

La pandemia ha sido la gran oportunidad para cambiar la educación como tradicionalmente se ha entendido. Se han tambaleado los pilares principales de la sociedad y, por ende, la educación tampoco se ha visto inmune. En este sentido, muchos docentes hemos roto en mayor o menor medida el encorsetamiento de los currículos educativos impuestos desde las altas esferas en pro de una educación útil y humanizada.

Ahora, de vuelta a la normalidad, tenemos la oportunidad (y el reto) de replantearnos la Escuela como la hemos entendido siempre. De hecho, se ha demostrado que no ha estado a la altura de las circunstancias. No podemos pretender seguir enseñando como fuimos enseñados.

En esta sociedad digital en la que la información y los conocimientos rebosan a golpe de click, la pandemia nos ha dado un golpe de realidad mostrándonos la importancia de valores como la solidaridad.

Por tanto, debemos replantear todo el Sistema Educativo, no sólo para reforzar la Educación en el respeto, la solidaridad y la tolerancia, sino también para minimizar otros valores tan arraigados como la competitividad; es decir, de hacer, si cabe, una Escuela más humana.

Seguiremos repensando en el aula. FELIZ DÍA COMPAÑEROS, FELIZ DÍA MAESTRAS Y MAESTROS.