Cuando la violencia de género te enferma para siempre
La violencia de género sigue estando a la orden del día y, pese a las campañas de concienciación y al aumento de la visibilidad de esta problemática en los últimos tiempos, todavía existen aspectos desconocidos sobre las secuelas que pueden acarrear ser víctima de malos tratos. Uno de los efectos menos explorados son las consecuencias en la salud emocional y conductual.
Y es que la violencia machista contra la mujeres puede desencadenar, entre otras patologías, en fibromialgia, una enfermedad reumática compleja caracterizada, sobre todo, por dos síntomas: el dolor crónico musculoesquelético generalizado y el cansancio o fatiga que no disminuye con el descanso.
Su enorme vinculación con los casos de violencia de género es desconocida por la ciudadanía. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que la presencia de violencia de género y abuso durante períodos muy largos o en toda la vida de las pacientes es un factor determinante para padecer esta enfermedad. De hecho, según diversos estudios clínicos, el 90% de las fibromialgias diagnosticadas a mujeres son realmente violencia de género.
En Huelva, una de las asociaciones más numerosas es Fibronuba, dedicada a realizar actividades destinadas a personas que padecen Fibromialgia y fatiga Crónica, como talleres de risoterapia, autoestima, relajación y psicología.
En diariodehuelva.es hemos conocido el escalofriante testimonio de dos de sus usuarias que, tras experimentar el duro trance de la violencia de género durante años, hoy en día padecen esta enfermedad.
No quieren mostrar su cara. Tampoco decir su nombre pero sí que se conozcan sus historias para mostrar a todos cómo el daño que comienza siendo insignificante puede ir creciendo hasta llegar a transformar tu vida haciéndote sentir invisible.
La primera de las usuarias de Fibronuba se casó en 1.969, a los 3 meses comenzó a recibir malos tratos psicológicos y, poco después, los físicos. "Era un no parar. Yo me crié en un ambiente en el que las mujeres teníamos que tragar y aguantar, tenía 3 hijos y eso hice. Al poco tiempo de casarme ya comencé el tratamiento psiquiátrico y antes de dar a luz a mi primer hijo, tuve el primer intento de suicidio", asegura la usuaria con un fuerte ataque de ansiedad tras recordar los duros momentos.
Cuenta que, tras 22 años de maltrato, un día consiguió dar el paso, llamar a su abogado e iniciar el proceso de separación. Aquello ocurrió en 1990 y tras soportar todo tipo de vejaciones verbales, físicas y situaciones que sobrepasan el límite de lo humano, dio un paso al frente consiguiendo que la justicia se pusiera de su lado. "Él me imploraba que lo perdonase, que iba a cambiar. Pero yo sabía que eso jamás iba a ocurrir", asegura una de las primeras usuarias de la asociación Fibronuba.
"Por aquel entonces no era como ahora. El abogado te decía que le dieras una segunda oportunidad. Recuerdo que un día me tiré del coche en marcha en la cuesta del Conquero. Él se paró y empezó a gritarme y a pegarme en mitad de la calle. Justo pasaba la policía por allí y, lejos de socorrerme, me aconsejó que me montara en el coche y solucionara el problema con mi marido en casa. Por suerte, con los años esto cambió y, tras mi separación, conseguí que firmara una orden de alejamiento".
Pero la sombra de su pasado todavía acompaña a una de las más veteranas de Fibronuba. No sólo porque todavía convive con los recuerdos y la sombra de su ex marido (aún con asuntos pendientes en juicio), si no por la enfermedad que ha quedado para ella y que no tiene cura. Aunque, si una cosa tiene clara, es el mensaje que hoy quiere lanzar: "si te da la primera bofetada, te dará la segunda. A mi me pedía perdón tras darme una paliza y mientras dormía me arañaba en las espinillas con las uñas de los pies hasta que me echaba. No hay necesidad de aguantar ese dolor. No podemos permitirlo. Después de la primera vez, no puede haber una segunda", confiesa emocionada.
Pero si el testimonio de esta usuaria resulta sobrecogedor, desde Diariodehuelva.es también alza la voz otra onubense que, enferma de fibromialgia, a sus 40 años hoy no es capaz de saber si duelen más los huesos a causa de la enfermedad o el corazón, al no poderse coser las heridas que una vez le rompieron el alma.
"Con 16 años sufrí mi primera agresión verbal y sexual. Fue con mi primera pareja, con la que me llevé hasta los 22 años hasta que conseguí poner fin y dejarlo. Luego vino mi segunda pareja. El padre de mis hijos y con el que me casé. Él volvió a maltratarme a través de insultos y abusos sexuales continuos. Yo nunca denuncié por vergüenza, porque al no ser daño físico no me atreví. Hasta que un día me di cuenta de lo que estaba pasando", cuenta sobrecogida.
"Al final te haces consentidora de una situación sin quererlo y la factura termina saliendo cara", dice. Su familia, a día de hoy no lo sabe. Esta situación tan sólo la conoce un entorno muy pequeño y no dan crédito de que esto pudiera suceder y de que ella hubiera aguantado el tipo.
"Me di cuenta de lo que verdaderamente estaba pasando y del daño que yo estaba sufriendo cuando dejé de dormir ¿Sabes lo que es no dormir, ni de día ni de noche, durante nueve años? Mi cuerpo empezó a desconectar de la realidad y tuve que ponerme en manos de profesionales".
A la usuaria le diagnosticaron fibromialgia con apenas 20 años y hoy en día forma parte del núcleo esencial de la asociación onubense. "A raíz de mi primera experiencia de maltrato, comenzaron a diagnosticarme patologías raras. Lo primero que te falla, debido a la tensión y el estrés, es el sistema inmunológico. Todo ello derivó en la enfermedad actual", cuenta.
La relación entre la Fibromialgia y la violencia de género viene, asegura, de la presión emocional y psicológica que sufren las víctimas de violencia de género. "Nuestra mente es el motor de todo. Si nuestra mente no funciona, aunque el corazón lata, es como si no estuvieras en este mundo", explica conmovida.
Esta mujer valiente también quiere hoy mandar un mensaje: "sea del tipo que sea, una agresión hay que denunciarla siempre. No hay que quedarse callada, aunque nos dé vergüenza hay que buscar ayuda y poner solución", dice entre lágrimas.
"Muchas veces nos doblamos, no somos capaces de levantar la frente ni de ver la mirada clara en los ojos de las personas que se lo merecen, que están a nuestro lado y que nos necesitan. A todos los que nos leen les diría tres cosas: La espalda recta, la frente alta y la mirada clara".
Dos mujeres fuertes que, pese a no poner hoy sus caras, abren su corazón para gritar bien fuerte un NO a la violencia de género.
Los centros de la Mujer en la provincia
Además del Centro Provincial del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) , Huelva cuenta con Centros Municipales de Información a las Mujeres (CIM), que nacen de la colaboración del IAM con los diferentes ayuntamientos. En la provincia de Huelva contamos con 16 centros, desde los que se articula una intervención global dirigida a las mujeres, ofreciendo información, atención y asesoramiento en políticas de igualdad y en el fomento de la participación.
Y aunque no todos los municipios de Huelva disponen de este servicio propio, cuentan con otra alternativa: El Centro de Información a la Mujer de la Mancomunidad de Desarrollo del Condado de Huelva, que presta servicio a 11 municipios del condado onubense con una media de población de unos 3.000 habitantes, conformando las mujeres el 50% del total.
El CIM de la Mancomunidad del Condado cuenta con una asesora jurídica, una informadora (técnica en Igualdad del Departamento de Información) y una psicóloga. Desde el inicio hasta hoy, han realizado 1.755 consultas sólo en atención directa. Y, en lo que va de año, desde el departamento jurídico ya se han atendido a más de 100 mujeres.
"A veces son historias de vida duras, que te llegan y que te llevas a casa. Hay historias que duelen. Y por eso este trabajo, a veces, se hace muy duro. Porque hay mujeres que se te agarran al alma", confiesa una de las integrantes de este Centro de Información a la Mujer.
Se trata de un trabajo que, en muchas ocasiones, se cruza con el lado más personal, llegando a crear lazos afectivos en busca, pese a todo, de la ayuda a quienes padecen malos tratos en cualquiera de sus manifestaciones.
"No sé qué pensaran las mujeres del Condado de nosotras, pero sí que me gustaría que nos vieran como un servicio amigo, cercano a ellas, y como profesionales que no solo están en su municipio para informar y asesorar, sino como agentes de cambio, que puedan contar con nosotras si nos necesitan, porque para eso estamos", confiesan desde el área de la mujer.
Un día para alzar la voz y poner sobre la mesa la valentía, no sólo de las víctimas de la violencia de género por dar un paso al frente y contar sus historias, sino de aquellos que trabajan por y para erradicar esta lacra que, pese a los avances, sigue estando muy presente en el día a día de la sociedad.