Derechos de las personas con discapacidad pisoteados en La Antilla
Llevo años sufriendo, o más bien, sufriéndolo mi hijo, los atentados arquitectónicos que se perpetran en la playa de La Antilla a las personas, como él, que van en silla de ruedas. Las personas que son capaces de hacer una petición para premiar esta playa como playa accesible seguro que no tienen que utilizar una silla de ruedas y pasear por las calles carentes de rampas en las aceras, lo que hace un ejercicio de alpinismo y un riesgo para la integridad física de estas personas cuyo único fin es pasear como cualquier otra. Además, el acceso a la playa es viable por contados lugares, habiendo quitado tablillas en sitios donde antes las había y por donde podía llevar a mi hijo.
Ahora estamos esclavizados a pasar por donde el Ayuntamiento estime oportuno y no por donde nos resulta más cerca de nuestra casa. Para colmo han puesto un aparcamiento bajo nuestra casa cuyo ancho no llega a 2,15 metros, cuando lo establecido por la normativa en estos aparcamientos para que una persona con discapacidad pueda salir del coche es entre 3.60 metros por 5 metros según la Dirección General de Tráfico.
Yo pediría el título de playa inaccesible. Ese sí le vendría bien. No taparos los ojos y luchar por una playa accesible de verdad. Puede que mañana os haga falta la accesibilidad a cualquiera de vosotros. Si, como han llegado a mis oídos, le han dado el segundo premio de playa accesible, no quiero ni pensar cómo estarán las demás.
Aquí dejo las fotos del sitio en cuestión. La solución que dan, o más bien chapuza, es el pintar la acera. No se pueden pisotear más los derechos de las personas con discapacidad.
Aquí os dejo dos fotos que deberían avergonzar al que las diseñó y al Ayuntamiento de Lepe, que las aprobó sin tener las medidas reglamentarias. Os aseguro, por experiencia, que es imposible que la persona con discapacidad, si logra aparcar, con otro vehículo aparcado a su izquierda pueda salir del coche.
Manuel Millán Revilla
La Antilla (Lepe)