Asesino en serie. ¿Es el perfil del casero de Majadahonda?

Pilar Enjamio ahonda en la personalidad del supuesto descuartizador y da las claves de su comportamiento.

Confirmado por Criminalística, la sangre humana hallada en la bañera de este chalet, acertadamente llamado la casa de los horrores, y ante el hallazgo no sólo de una trituradora en el bajo de la vivienda, sumado ahora al descubrimiento de un maletín con cuchillos de carnicería, hachas, cada vez los indicios y pruebas nos acercan más a un posible asesino o criminal y conducen a la idea o posibilidad de que no es la primera vez, y su perfil quizás se acerque al de un asesino en serie con la existencia de un rasgo común en sus víctimas, en este caso extranjeras y solas, lo cual cobra un significado psicológico importante, conociendo que la madre de Bruno intentó localizarlo en un programa televisivo dedicado a la búsqueda de personas desaparecidas porque su padre se lo había llevado muy pequeño y se había vuelto a casar con una mujer extranjera, quizás cada vez supuestamente eliminaba esa mujer extranjera eliminaba esa usurpadora del lugar de su auténtica madre.

Había otros hijos, quizás nunca se le dio el lugar que le correspondía o al menos así se sentía infravalorado y en una casa que no era suya. La no comprobada cesión de la dueña del chalet, de su tía a Bruno, que decidió alquilar las habitaciones de la casa pero tenía algo suyo, una casa en la que podía permitir la entrada y expulsar a los  ocupantes de cada estancia, lo que no podía hacer en su niñez.

Con un transtorno esquizofrénico de base y una frialdad y aislamiento de la realidad como si no fuera con él, nos dicen mucho de su personalidad y de la importancia que tienen las frustraciones y carencias afectivas en la niñez, base de muchos de los comportamientos psicóticos.

Muchas veces en la vida real pueden gozar de una apariencia normal, incluso encantadores y conquistadores, extrovertidos, lo cual es un arma para en un principio llevar a su terreno a las posibles víctimas que establecida la segunda fase del proceso cuando se dan cuenta de una personalidad enferma, peligrosa, ya no tienen escapatoria y sus posibilidades de defensa  o alejamiento de la situación son nulas con  posibles pérdidas de consciencia a través de la ingestión de una bebida a la que se añadieron sustancias, esa bebida a la que amablemente se invitó con engaño o a través de un golpe o traumatismo.

Es espeluznante el caso de psicópatas que después de asesinar, su excitación es realizar el acto sexual con un cadáver, necrofilia para después descuartizarlo y en ese momento sienten dominan la situación y el triunfo es absoluto. Suele darse momentáneamente un sentimiento depresivo o de culpabilidad, pero dura muy poco, ya que se instaura un círculo cerrado y vicioso, obsesivo, requiriéndose nuevas víctimas para volver a sentir esa sensación de triunfo,de dominación,  como bien definía uno de los psicópatas encarcelados... al desaparecer la esclava con su muerte, debo buscar otra esclava... o el caso de un joven había sido violado en numerosas ocasiones en su niñez, él violó a 150 niños y no tenía pensado matarlos, pero en ese momento de excitación se apoderaba de él una fuerza descomunal como una posesión y unas voces le decían realizase la acción asesina.

Se comienza con fantasías, pero llegan a un momento de un acercamiento tan bestial, una confusión entre realidad y fantasía, que conduce a un desdoblamiento de personalidad confundiendo identidades, convirtiéndose en otra persona. Dos conclusiones, la importancia de lo vivido y que no se supo gestionar en las primeras etapas de la vida, y la importancia de no ocultar, del conocimiento de enfermedades para prevenirlas, diagnosticarlas y atajarlas, porque no solamente representan un peligro individual sino un auténtico peligro en la sociedad.

 

María Pilar Enjamio Furelos. Psicólogo