Anorexia y bulimia. ¿Cultural?
Pilar Enjamio llama la atención sobre una lacra que sigue muy presente en nuestra sociedad, fomentada por la publicidad.
La imagen que tenemos de nuestro cuerpo está íntimamente relacionada con lo que se espera de nosotros en la vida social, personal o profesional dándose más énfasis a unas 'top models' que no son tan perfectas si no se retocan sus fotos que a lo realmente trascendente, por ejemplo investigación, eliminación de lacras sociales. Este canon o prototipo ideal fomentado en revistas y anuncios debería cambiar porque provoca y magnifica a un grado superlativo la distorsión de la imagen corporal que tanto en la anorexia como en la bulimia puede llevar a la misma muerte, y aquí ya no hay vuelta atrás. La anorexia es un transtorno alimentario que se puede dar en cualquier edad, pero quizás más proclive en la adolescencia, etapa de rebeldía, cambios e inseguridades. Pero unido inseparablemente a un transtorno psicológico de una percepción errónea de su identidad corporal y a medida que va adelgazando, se sentirá gorda, igual hasta una apariencia caquéxica, piel y huesos con pérdida de pelo, amenorrea o pérdida de regla y menopausia precoz, hipotermia, sudores, inanición, pérdida tonalidad sana de la piel, problemas óseos, intestinales, derivados del abuso de laxantes. Una joven anoréxica, no adolescente, pedía mi ayuda, su enfermedad se desarrolló a raíz del abandono de su pareja y creía si adelgazaba volvería con ella. Había sido maltratada y el insulto de su pareja era llamarle gorda, y además de esa dependencia afectiva del maltratador y sentirse ella la culpable de la separación, cuando era evidente, había un único culpable. Ya que no basta la terapia psicológica, lo combinaba con un tratamiento psiquiátrico y terapia de grupo, consiguiendo una relación nueva y siendo feliz con la maternidad. La bulimia, que está aunada también a la anorexia, coincidiendo en uso de laxantes y vómitos provocados, sí se diferencian teniendo aquella un importante trasfondo psicológico de inseguridad e insatisfacción vital que se suple con atracones de comida, mayormente hipercalórica como dulces o bombones. Pasan a lo mejor días sin comer, pero cuando comen son cantidades abismales, un pollo asado entero, un kilo de kiwis con la consiguiente culpabilidad posterior, y provocación del vómito, pero esa insatisfacción personal ya la sustituyó por la satisfacción en la comida momentánea pero con consecuencias gravísimas, tales como la dilatación estomacal, si el contenido de agua sobrepasa la medida del vaso se desborda y aquí exactamente igual la cantidad de comida en una sola ingestión es superior a la capacidad del estómago... perforación esofágica, hemorragia interna, arritmia y parada cardiaca. En ambos casos, la autoestima está a ras de suelo, y ante los cambios de humor, depresión o agresividad, nadie familiar o no debe gritarle e insultarle, es una enferma y hay que llevarla a su médico de cabecera, que la enviará a un psiquiatra, que en casos graves ordenará su ingreso... unas pautas de alimentación, y cuando el tratamiento médico empiece a hacer su efecto, un coadyuvante, una terapia individual, familiar y de grupo para posteriormente abrirse a técnicas de control mental y autocontrol. El cambio a nivel político y de medios de comunicación, en vez de tanto estilismo y modelaje que en grado normal sí está bien, dedicar espacio a estos temas de que los profesionales conocemos su gravedad y crear una sociedad sana, no enferma, donde se fomente la personalidad. No eres una Barbie, eres una persona, única, irrepetible, diferente, con grandes valores. Da igual seas rubia o morena, más alta o más baja, con pantalón o falda. No te obsesiones con las modas. LA MODA ERES TÚ.
María Pilar Enjamio Furelos. Psicólogo