Sergio Sánchez. Escultor. La joven savia de la nueva Huelva

Tengo que confesar que iba con ciertos recelos al bajar la calle Váquez López de nuestra ciudad. A mi lado Cristina Delay hablaba y no paraba de contar alabanzas sobre la persona que dentro de poco iba a conocer. Asentía en silencio por no defraudarla. Un escultor extraordinario, una persona implicada con las cosas de la ciudad, un ciudadano que se ha echado al monte en el escabroso y casi imposible problema del Recreativo.

Para mi, un tanto de vuelta de todo, no eran palabras nuevas esas. Más bien manidas, vacías y sin contenido. Cuantas veces en tantos años de vida he tenido que escuchar a eternos prohombres de apellidos clásicos, o no tan conocidos de la ciudad, hablar y hablar de su Huelva, en tertulias, en prensa o radio y actualmente en determinado semanario digital amarillo y muy positivista él. Todos son de Huelva, a todos les duelen…hasta a los políticos. Y en sus cincuenta, sesenta o setenta años de existencia individual no han hecho más que sacudir salivas sin ponerse al frente de nada, sin introducir nada, sin ejecutar nada. Por tanto, tenemos la Huelva que nuestros grandes prohombres de la vida social, cultural y política de la ciudad han querido que tengamos.


Entramos, casi al final de la calle, en una de las pocas casa antiguas de la ciudad que ya de entrada me hace recordar la antigua vivienda de mis abuelos, ya por supuesto acariciada por la bola demoledora, en la cercana calle Miguel Redondo. Igual estructura interior hasta llegar al fondo donde una antigua puerta de hinchada madera nos señala la existencia de la persona que venimos buscando. Nos abre un todavía muy joven escultor, en esta cercano inicio de primavera cumplirá los treinta y nueve años, envuelto en la bata de trabajo y que me mira con ojos inteligentes dentro de sus lunas de estilo sabio. Es delgado y no muy alto, extremadamente acicalado y un tanto huidizo al principio. Nos invita a entrar a la sala primera de su taller y entonces me digo que entro en otro mundo donde el tiempo se detiene y la historia te abraza en cada una de las partes de esculturas que te miran mudas desde cualquier rincón; en cada uno de los cuadros del artista o fotografías añejas que te envuelven en una loca melodía sin música desde sus abrigos de piel de polvo. Aprieta la mano con fuerza y como buen artista se mueve como pez en el agua en ese caos organizado que es su taller. Me empieza a gustar su naturalidad .
Una vez asentados cómodamente entre los conjuntos de piezas y de rostros que te miran como testigos cómplices le digo que no he venido a hacerle una entrevista de preguntas y respuestas, que he llegado para conocer la figura humana de un escultor que hoy está en candelero social por ser el presidente del Trust de Salvación del Decano. Parece que le quito un peso de encima, está cansado de ser protagonista de algo que no ha buscado, el protagonismo, y si de un fin que como onubense ha de cumplir. Saber cómo se encuentra el club onubense y cuales son las posibles soluciones, si las hay, para sacarlo de su pozo histórico.

Sergio nace en la Plaza de La Merced, en la clínica del mismo nombre y reconoce que su niñez es una niñez de una soledad buscada y querida. En el colegio “Principe de España, en la Barriada del Cármen, es compañero de otros niños que posteriormente, como él, se desarrollarían como artistas. Estamos hablando de Arcángel y Argentina. Como le he dicho le gusta su soledad y desde pequeño tiene dos novias en sus caja de lápices y el balón de futbol. Se pasa horas y horas pintando mil fantasías cercanas como cercanos son los cabezos que tiene al fondo de su casa y la pintura que se recoge en una ermita blanca de la patrona municipal, su Virgen de La Cinta. Y el futbol. Se pasaba horas interminables desde pequeño escuchando las conversaciones de los mayores sobre el partido que un tal Recre había jugado en esa jornada y que había exaltadao los ánimos de los tertulianos. Hablaban de futbolista que no lograba reconocer, de un campo de juego al que denominaban El Estadio y de un lugar conocido como Isla Chica. Pronto, el padre de su madrina o el suyo propio,les haría conocer el significado de aquellos lugares o términos que oía de los mayores y futbolistas como Alzugaray o Luzardo, o el entrenador Espárrago, serían sus ídolos y algo nada envidiable a aquella tripleta que tanto escuchaba de los Rincón, Joaquín y Lapi. Pero, y aquí radica la diferencia, su amor o pasión no es la típica de un mitómano hacia tal o cual ídolo. Su amor es única y exclusivamente hacia una camiseta, unos colores y un escudo.

En el año noventa y ocho del siglo pasado termina los estudios de Bachillerato en la Escuela de Arte León Ortega y tuvo la suerte que el escultor sevillano Jesús Iglesias lo llevara a Sevilla cuyo taller frecuentó hasta el año dos mil cuatro y conociera ese mismo año a su maestro José Pérez Delgado, natural de Escinasola y discipulo de el gran imaginero sevillano Castillo Lastrucci , en cuyo taller se forjó desde mil novecientos cuarenta y seis en una época rica de trabajo por los múltiples encargos que realizan las Hermandades de Penitencia sevillanas una vez terminada la contienda civil del treinta y seis. Él, Pérez Delgado, con el que estuvo  el dos mil doce ,le inculcó los valores, no ya técnicos, sino morales que van a convertirse en los ejes principales de su vida. La humildad, la discreción y el romanticismo. Porque Sergio Sánchez es un auténtico romántico y ello lo traduce en su obra escultórica, la pictórica, en todas las facetas de su vida y como no, en su pasión balompédica por nuestro Recre.
Son muchas sus obras en su ya dilatada carrera profesional y de todas guarda el cariño del hijo parido de sus manos y creado por su imaginación. No obstante, es la Santa Teresa de la Hermandad de la Virgen del Carmen, patrona de San Fernándo, Cádiz, la pieza de la que más orgulloso se siente. Para él la satisfacción en la obra se produce cuando siente que su grado técnico ha llegado al máximo nivel de su propia técnica, de la que puede dar. Así de sencillo, humilde y sincero se nos muestra este joven maestro. Y así también lo es en todo. Su primera obra por encargo, realizada recién acabado sus estudios fue la imagen del Titular de la Parroquia de San Francisco y en ella se puede apreciar la gama de valores que posteriormente le van a caracterizar. Una imagen sacra debe ser sobre todo y ante todo una imagen que ha de representar en su rostro y en sus manos el momento exacto de dolor , inquietud o alegría del momento de Pasión, más allá de la belleza física de la misma.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por ello le encanta trabajar con la madera de cedro que es un material cómodo, noble y no tiene ataque alguno de insectos. No quiere ni desea clasificarse como escultor imaginero aunque reconoce que la imaginería la siente y su mundo le encanta. Y hago esta observación porque en un recorrido por las estancias donde reposan cientos de recuerdos y piezas el visitante puede ver bocetos en bronce como un pedido, proyectado desde el año dos mil nueve y modelado en retrato en vida del genial guitarrista, para una escultura de El Niño Miguel; una auténtica obra de arte cuando este realizada, bustos de encargos privados con una expresividad y sensibilidad en sus acabados propia de los artistas clásicos. Porque Sérgio es un artista moderno con estructura y educación clásica, porque lo clásico está rodeado de una aureola inmortal, eterna, de representación de valores inmortales. Reconoce y admira a muchos compañeros onubenses, como los pintores Pedro Rodriguez o Pilar Barroso, pero reconoce como si tal cosa que no está al día de lo que se cuece y que él prefiere la técnica utilizada hace siete siglos. Él , en su faceta de pintor,  no se define como contemporáneo.

Su maestro en pintura, su punto de partida es Don Diego Velazquez. Después los que vengan. El sevillano es el máximo representante de una actitud y de una técnica pictórica hasta ahora no alcanzada. En Velazquez, y en su escuela sevillana, se conjugan todos los elementos que dan paso al desarrollo de la pintura como arte. No obstante, se confiesa enamorado también de la obra y de las formas, estilos y colores del cordobés inmortal, aunque contemporáneo, Julio Romero de Torres, Se considera aún incipiente en su carrera pictórica y a pesar de ello suya es la autoría del cartel conmemorativo de las Fiestas de La Esperanza Macarena del año 2.011, en un ciudad y un barrio que por su carácter e idiosincracia abundan los grandes y afamados artistas locales. Y se siente humildemente orgulloso de ello como se siente orgulloso de sus cuadros con el escudo del Real Club Recreativo de Huelva como principal y único protagonista o de su Virgen de La Cinta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pero sus ojos brillan con una pasión dimensionada por mil cuando le hablo del escudo y de los colores banco y azul del Decano. Me dice que el Trust es una asociación con raíces anglosajonas en las que muchos clubs de foutbol tienen como propietarios a la propia afición. Y sobre esa base, y ante la caótica situación del Recre, un grupo variopinto pero homogéneos en el sentir los colores se agrupan y constituyen el nueve de abril del año pasado para luchar por su futuro y saber de su presente. El señor Comas ha echado a la afición, ha matado la ilusión de muchos recreativistas y ellos quieren sacarlos de su letargo ante tantas tropelías sufridas. El escudo, la camiseta no se tocan. Hasta ahora han conseguido sacar al exterior las cuentas, concienciar del problema a la ciudad, desenmascarar a los culpables que han llevado a la institución a esta situación y unir el recreativismo como seña de identidad.  Sus metas a corto plazo pasan por ayudar al Recre hasta normalizar la situación, explicar a los onubenses la idiosincracia del Club, su historia y decanato. Por ello se le encienden los ojos como un Club como el Sevilla se empieza a mover por el laberinto del desmontaje de la historia real e intentar usurpar un puesto que solo le corresponde al equipo de la capital de Huelva. Pero es consciente que el camino es largo, arduo y sumamente difícil. Son guardianes del Decano y conocedores de los embargos que le salpican, como el de La Ciudad Deportiva. El Estadio es de titularidad municipal. Hacienda y la Seguridad Social son los principales acreedores sobre una deuda que puede estar cercana a los 20 millones de euros y después de habérsele realizado una quitaimportante puede estar alrededor de los 12 millones.. Una auténtica locura en la que los responsables tendrán, tarde o temprano, que responder ante la afición y ante las instancias competentes.

Pero Sergio Sánchez seguirá ,mientras tanto, acudiendo todos los domingo al campo como lo hace desde pequeño, pero con la diferencia de que ahora no le lleva de la mano el padre de su madrina sino que es él el que lleva de la suya la de su hija, la más fiel y leal seguidora de los colores albiazules que conoce, Una vez que esto acabe todo terminará para él también. Tiene muy claro que jamás será Consejero de su querido Club, El se se siente feliz en la grada en compañía de su hija, Se siente orgulloso de dedicar día  y día,  horas y horas por esta lucha, quitarle ese tiempo a su trabajo profesional. Me levanto para despedirme y Cristina Delay sigue haciendo de profesional de la fotografía mientras escucha feliz las palabras de Sergio. Es ella otra enamorada de las cosas de su vieja ciudad. Me emociona ver y sentir la sinceridad de sus gestos y actuaciones. Por ello, tal y como empecé, sigo pidiendo, al hilo de las palabras del escultor, a los onubenses que espabilen de una vez. Que dejen de ser los eternos aletargados y oportunistas conformistas. Un verdadero placer, Sergio Sánchez