Enfermeras onubenses en la zona cero del coronavirus en España

Conocemos la historia de Isabel y Teresa, dos onubenses que permanecen estos días en los puntos más conflictivos por el virus en España: Madrid y Barcelona

Hay varios puntos en España que la gente evita a toda costa estos días. Se trata de los hospitales, el kilómetro cero del coronavirus. Dentro, médicos, celadores, técnicos y enfermeros batallan en primera línea contra el enemigo común, jugándose su salud y temiendo por sus familias o amigos, a quienes ponen en riesgo cada día al llegar a casa.

Convertidos en los auténticos héroes de esta crisis, terminan las jornadas extenuados y con una carga emocional sin precedentes. El pulso contra el virus no les permite ni un solo momento de calma. El único respiro llega a las 8 de la tarde. Los aplausos son para ellos. 

Hoy en diariodehuelva.es damos nuestro particular aplauso a dos heroínas onubenses que muestran su valentía, día tras día, en los hospitales de Madrid y Barcelona. Lugares considerados como la zona cero del Covid-19 en España, concentrando el mayor número de casos positivos.

Isabel Martínez, una estudiante de Enfermería en el hospital La Paz de Madrid

"Nos comunicaron desde la Universidad de Huelva la suspensión de las clases presenciales como medida de contención del COVID-19 y poco después se decretó el estado de alarma.

Hubo un llamamiento por parte de los hospitales de Madrid por falta de personal sanitario y decidí venir junto con un compañero de clase, ya que los dos somos auxiliares de enfermería y sentimos que teníamos que aportar nuestro granito de arena a esta situación.

Estoy trabajando en el Hospital La Paz y de momento tengo contrato hasta el 30 de abril, pero es posible que me lo renueven si la situación lo requiere. A pesar de que en Madrid existe un mayor riesgo de contagio que en Huelva (y más aún en un hospital), no siento miedo. Creo que estoy haciendo una buena labor e intento tener el máximo cuidado, tanto en la calle como en el hospital para evitar el contagio", cuenta la onubense.

Sin embargo, la fortaleza de la joven también se tambalea en algunos momentos. "Lo más duro es que los pacientes no pueden estar acompañados. Es una situación muy complicada para ellos y los que no superan la enfermedad mueren solos, ya que las familias no pueden acompañarles en sus últimos momentos. Es algo muy duro para todos. Me ha sorprendido mucho la extrema dureza de la situación", confiesa.

"El ambiente es muy bueno, todos mis compañeros son grandes profesionales e intentan llevar la situación lo mejor posible. Intentamos ser muy positivos y le damos mucho ánimo a los pacientes, les hacemos llegar las cartas de sus familiares, se las leemos si ellos no pueden, hacemos videollamadas a sus familiares… y en los ratitos que tenemos antes de empezar las rondas incluso hacemos coreografías con los EPIS (equipos de protección individual) puestos para levantar el ánimo, jajaja".

Isabel sueña con que los aplausos, que hoy son una cita obligada en los balcones, se conserven simbólicamente y cuando esto pase, se siga valorando la gran labor de los profesionales sanitarios.

Tiene bien claro cuáles van a ser sus prioridades cuando se levante el estado de alarma: "disfrutar de la compañía de mi familia y de los que me quieren, dar un paseo o tomar una cerveza en una terraza con amigos... cosas simples y cotidianas que ahora se ven tan lejos... y, por supuesto, seguir estudiando mucho para los exámenes de Enfermería con la seguridad de que merece la pena llegar a ser como las compañeras con las que he tenido la suerte de compartir esta experiencia".

Teresa Montiel, una enfermera en primera línea de batalla en el hospital Vall d'Hebron de Barcelona

Llegó a Barcelona en 2017 con la idea de quedarse solo 3 meses y ya han pasado tres años.

La triguereña trabaja en urgencias del hospital Vall d’Hebron y asegura que está viviendo estos días de crisis sanitaria con un gran estrés. "Los primeros días fueron de gran estrés y desorganización por todo lo que conllevaba. Era algo nuevo, una pandemia, lo que suponía protocolos de actuación diferentes casi cada día. Pero también lo he vivido y vivo con mucho compañerismo, fuerza, absorción de desorden. A día de hoy ya hay más control y nos vamos familiarizando con estos protocolos".

Una de tus compañeras de piso se contagió y tuviste que estar en cuarentena. Cuéntanos cómo viviste este período en el que no podías ir a trabajar ¿Cómo era tu día a día?

"Mia día a día cambió, ya que pasé de ir casi todos los días al hospital a quedarme en casa durante 7 días, controlándome todos los días los síntomas por si me aparecía alguno. Me lo tomé como un respiro necesario después de tanto estrés. Como se dice comúnmente: adaptarse o morir".

Te has incorporado esta semana, ¿Cómo ha sido? ¿Te han hecho la prueba?

"Tenía muchas ganas de volver al hospital, aunque eso supusiera un riesgo, porque detrás de tanto esfuerzo y sacrificio también hay muchas cosas buenas, y el poder estar en estos momento en el hospital es una suerte. Participar del cuidado, sobre todo de los más mayores, pienso que es devolverles lo mucho que nos ha dado".

Para la enfermera lo más difícil también es la soledad que viven los enfermos estos días y los familiares al no poder despedirse, en muchas ocasiones, de los que fallecen. "Pero hay que centrarse y saber que esta situación no es la común, que es una pandemia, y la sanidad es una sanidad de guerra, y eso conlleva a veces mucho dolor", dice.

"Una situación que me impresionó y que, quizás suene algo triste, fueron los últimos momentos de un matrimonio mayor que estuvo unido en sus últimos días. Se cuidaban con tanto mimo y cariño que me transmitieron mucha paz y alegría. Era algo contradictorio, pero ellos no transmitían en ningún momento tristeza, sino alegría por estar los dos juntos, enfermos ambos, pero juntos en la misma habitación", explica emocionada la joven.

Una experiencia única que hace que Teresa tenga presente más que nunca a los suyos:

"Mi familia lo está viviendo con tensión, ya que la situación no requiere menos, pero gracias a las videollamadas y a verme casi cada día les hace estar algo más tranquilos. Los echo mucho de menos, a todos y cada uno, y a mis amigas. Tengo muchas ganas de poder verlos y abrazarlos, tomarme una cervecita con mis amigas, correr por el parque con mi sobrina, tengo muchas ganas de volver a Trigueros".

Un mensaje optimista

"Decirles a los lectores de diariodehuelva.es que esto va llegando a su fin. Cada día estamos más cerca y es una oportunidad para cambiar y/o mejorar nuestras vidas. Que sigan cumpliendo las normas que dice el Gobierno porque es la única opción para que volvamos a la normalidad, que pensemos también en todas las personas que se están curando y en lo mucho que le estamos devolviendo a la naturaleza.

¡Mucho ánimo que todo irá bien!