Antonio Pérez Arévalo, el letrado paciente

Dentro de este espacio veraniego, UNA VISITA INESPERADA, en el que pretendemos mostrar la otra cara de la sociedad del ocio que convierte estos meses de estíos a las ciudades del mundo, la dimensión oculta de aquellos que trabajan para que otros puedan pensar en sus días de asuetos que el tiempo se ha detenido y todo es fiesta. Antonio Pérez, además de sus muchos casos particulares, es abogado de la Asociación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios de Huelva. Es un verdadero especialista en temas de Mediación entre consumidores y empresas o instituciones presuntamente culposas en determinadas acciones u actos. Al no ser una rama específica del Derecho tiene que estar en constante estudio e información de legislaciones, decretos, ordenanzas y reglamentos que salen constantemente sobre materias dispares que afectan al usuario y consumidor para poder atenderlos, asesorarlos y aplicar la norma allí donde esta ha sido transgredida. Tanto es así, que su labor y especialidad es reconocida entre compañeros y el mundo judicial y, en múltiples ocasiones, tiene que responder a muchas interrogantes sobre materias a aplicar y normas relacionadas con el tema. Muchas de ellas son incluso desconocidas por estos.

Aunque nadie lo diría es salmantino. Y digo que nadie lo diría porque Huelva, sus gentes, sus costumbres y tradiciones son más suyas que la de un onubense de nacimiento. Bien es cierto que llegó a esta ciudad en 1.970, a los seis años de edad, por destino de su padre como Oficial de Justicia a esta plaza. El padre, toda una institución en la Audiencia Provincial y hombre querido y respetado tantos por compañeros como por todos los Letrados que tuvimos la suerte de beneficiarnos de su profesionalidad y amabilidad, era de un pueblo de Caceres, Hervás, mientras que su madre de Ciudad Rodrigo. Es el tercero de cuatro hermanos y, paradojas de la sangre, todos ellos dedicados de una u otra forma al servicio de la administración de Justicia. Crece Antonio Pérez en el Barrio de La Isla Chica y pronto encuentra en la calle los amigos suficientes y necesarios para montar sus propios juegos y películas infantiles. Crece sano y fuerte y habilidoso de todas aquellas manualidades que pudieran serles útil para saciar sus ansias de juegos y deportes. No podemos decir, en esta fase de su vida, que Antonio Pérez sea un buen estudiante. Sus pasos por el colegio Tartessos y, posteriormente por el Instituto Alto Conquero así lo atestiguan. Sacaba las asignaturas más por miedo a la reprimenda paterna que por amor a las mismas y, sin embargo, la cancha de baloncesto debajo de ventana en el aula, arriba de ese Conquero que se enseñoréa de las marismas, o el cercano campo de futbol de La Ciudad Deportiva eran objetos y testigos de sus buenas dotes en el noble arte del baloncesto y del balompié.

Sin embargo, tras hacer el Servicio Militar Obligatorio en Monte Hacho, Ceuta, en grado de Topógrafo, su vida va a dar un vuelco completo. Detrás de un gran hombre, dice el refrán machista, hay una gran mujer y ésta se cruza en su vida en el momento idóneo para darle un camino y una seguridad en el futuro. Ella se llama Ángeles Pérez López y desde que se conocieron en el coro de Las Congregaciones Marianas captó el potencial de su novio y le animó a hacer Derecho. Ella cursaba ya el segundo año de la licenciatura y Antonio empieza con mucha ilusión y más ansias los estudios con la seguridad de que iba a terminarlos y enamorarse pronto de estos. Por ella, su novia entonces, y por él mismo puesto que enganchó a las materias desde el primer momento destacando sobre todo en Derecho Civil. Por su parte, la vida de Ángeles, terminada la carrera, empezaba a dar el giro apetecido por ella. Es inquieta y luchadora y lleva el Derecho en la sangre por parte de su abuelo materno, el inigualable jurista onubense Enrique López Márquez e igualmente por la vertiente paterna con Carlos López Vélez . Y es aquí donde se me hace muy difícil mantener la objetividad del relato y no caer en la trampa de contar esos comienzos tal y como yo lo viví.

No la conocía hasta que su hermana Ana, que trabajaba en la Federación de Enseñanza de U.S.O., me pidió que hablara con ella para ver que orientación podía darle. Comimos los tres en el restaurante Las Meigas y allí me encontré con una mujer joven, alta, delgada, de piel blanca y cabello rubio, que con sus ojos claros y sus modales refinados, así como con sus hablar fluido y con propiedad, me dio la primera impresión de encontrarme con un diamante en bruto. Pronto comenzó a realizar “la pasantía” con la letrada Carmen Iglesias y García de Vicuñas, que fue su madrina de colegiación y que por aquél entonces era socia del despacho laboralista más renombrado en Huelva con abogados como Andrés Escalante, Carlos Navarrete, Jaavier Barrero, Jesús Mariano o José Antonio Marín Rite. Poco después, circunstancias de la vida la volví a ver, a ella y a su muy cercano marido que ya había terminado la carrera y daba sus primeros pasos como abogado ejerciente, pero eso ya es otro cantar.

Pero no dejemos atrás a nuestro protagonista, Antonio Pérez Arévalo, ¡cómo pasa el tiempo!, está a punto de cumplir los 23 años de ejercicio profesional y desde el primer momento, como buen amante de su profesión está dado de Alta en los Turnos de Oficio en materia civil y penal, así como en las guardias de Asistencia al Detenido. Sensible con el tema no dudó en incorporarse a los temas de asistencia a Victimas de Violencia. Su participación colegial la culmina en los Turnos de Oficio en materia de Derecho Hipotecario y de Derecho de Familia. Sin embargo ha sido su trabajo en la Asociación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios de Huelva lo que le ha permitido una proyección jurídica e institucional importante. Por citar algunos hay que destacar que ha sido miembro del Consejo de los Consumidores y Usuarios de Andalucía , presidiendo el Grupo de Trámite de Audiencia Normativa durante 15 años. También ha sido miembro del Consejo económico y social de Huelva desde su creación, de la Junta Arbitral de Transporte de la Provincia de Huelva y Consejero de UNICAJA por los Consumidores durante 10 años.

Sería interminable citar todas las ponencias y trabajos realizados por Pérez Arévalo en su área profesional, Sin embargo, él se define un hombre sencillo, amigo de sus amigos y defensor a ultranza de la defensa de los derechos de los ciudadanos. No le gustan los protocolos,es llano y como buen castellano llama al pan pan y vino al vino. Por eso donde mejor se maneja es en sus despachos, bien sea en el noble de paredes forradas de madera de su oficina en calle La Fuente, bien en el pequeño habitáculo repleto de papeles y expedientes de la Asociación. Se le nota que maneja el tema del Consumo con plena propiedad y entusiasmo. Sabe que la persona desde el momento en que se levanta entra en una fase de consumo con los suministros de luz y agua y que durante el día se va a enfrentar con asuntos como las facturas o actos de telecomunicaciones, temas bancarios, de viviendas e hipotecarios o de contratos de financiación bancaria. Con el mismo aire de hace 26 años informa a los clientes de la necesidad de leer e informarse de todo antes de firmar y que por eso utilizan el derecho preventivo. Y va a las Mediaciones como si entrara por su propia casa, sabiendo de su importancia y dela necesidad de su funcionamiento porque ello descongestiona las tareas de la Administración de Justicia.

Ya es hora de abandonar el despacho de Antonio Pérez y de su mujer, Ángeles Pérez. Es verano noche y el fresco que llega desde la Ría a través de La Palmera invita a tomar una cerveza fresca por los alrededores de Pablo Rada.Los tres hijos del matrimonio acaban de llegar con ropa playera de la cercana Punta Umbría. Son jóvenes que no pueden dudar sus ascendencias y el mayor ha comenzado como sus padres la carrera de Derecho. Al bajar a la calle un aire fresco de la pleamar nos abriga como si de una seda se tratara y Antonio Pérez da paso al hombre-niño haciendo bromas por doquier. En la calle le gusta ser Él. Libre de corbata y chaqueta, libre de compromisos y etiquetas. Él, tal como es. Paciente y sensible en lo profesional. No existe nada en los demás que le sea ajeno. En la calle, en su segundo barrio vital onubense, en La Palmera onubense, y con esta sombra melancólica y, a la vez, vitalista, del verano nuevo Antonio Pérez se muestra como es, al menos como yo siempre lo he conocido, niño grande, bromista incansable y conversador fluido. Ängeles me mira con ojos redondos invocando a la paciencia. Las cervezas están frescas y antes de darnos cuenta se suceden como nuestras anécdotas del ayer y los muchos comentarios sobre hoy. Los dejo sentados y unidos. Forman un matrimonio de amigos conjugados por el respeto, la confianza y el amor. Son tiernos. Son mis amigos.