sábado. 20.04.2024
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Galaroza se vuelca en atención social y educativa con un grupo de menores ucranianos

Tras las gestiones de Sanicher y Adamu llegan a la provincia de Huelva 60 niños, repartidos por localidades como Aracena, Cortegana, Cumbres Mayores, Aroche y otras comarcas.
Galaroza se vuelca en atención social y educativa con un grupo de menores ucranianos

El CEIP Hermanos Arellano de Galaroza ha recibido un grupo de niños y de niñas procedente de Ucrania para que cursen estudios en sus instalaciones.

Se trata de un colectivo que ha llegado a esta localidad gracias a la labor de SANICHER (La Sierra ayuda a niños de Chernobyl), entidad que ha conseguido traer a la comarca serrana a niñas y niños que serán atendidos por diversas familias de acogida mientras dura la guerra que sufre Ucrania a causa de la invasión rusa.

En total, tras las gestiones de Sanicher y de Adamu han venido a la provincia de Huelva 60 niños, repartidos por localidades como Aracena, Cortegana, Cumbres Mayores, Aroche y otras de diversas comarcas onubenses.

La parcela educativa era fundamental para la adecuada estancia de este contingente en nuestra tierra, y ha quedado cubierta con esta integración que está dando ya sus primeros pasos productivos.

En el colegio cachonero llevaban ya unos meses esperando su llegada, y ahora, por fin, les han dado la bienvenida. A este pueblo han llegado una docena de niños y niñas, que están entre los 8 y los 15 años. Durante un tiempo, el equipo docente ha estado programando la forma de abordar este primer contacto con el colegio y cómo se desarrollarían estos primeros días de convivencia.

Han comenzado recibiendo a las mamás de acogida para matricularlos y ofrecerles su apoyo, una experiencia muy gratificante para todos y todas. “Los nuevos alumnos acompañaron ese día a sus mamás en un primer contacto y pudimos saludarlos y enseñarles un poco el Colegio y las aulas”, afirma Isabel Gutiérrez, profesora del centro.

El lunes fue el día que llegaron juntos al colegio, a las 9.00 horas, siendo recibidos con un cartel de “Bienvenidos” en su idioma, junto a banderas de ambos países, además de con aplausos y sonrisas.

Se reunieron en la biblioteca y se les ofrecieron ordenadores portátiles para facilitar la comunicación. “Fue un día muy agradable, ya que tuvimos una exhibición en bici de un campeón y después teníamos prevista la gymkana por la Igualdad con motivo del día de las familias”, continúa Gutiérrez.

Allí, los niños y las niñas ucranianas participaron mano a mano con los cachoneros en variedad de actividades propias del entorno familiar; desde hacer una tortilla, hacer la cama, pelar fruta o coser botones, hasta montar un mueble, clavar tornillos o peinar a sus compañeros. Un día muy especial que seguro nunca olvidarán.

En esta semana se irán integrando poco a poco en algunas clases cono educación física o música, mientras los nativos del centro van aprendiendo palabras y frases en idioma ucraniano.

Para los recién llegados, estos días están siendo frenéticos y difíciles. A los cambios culturales, geográficos y físicos se une el temor a lo desconocido que ya están viviendo algunas familias de acogida, y que está siendo superado gracias al apoyo y al cariño de todos. Algunos llegan desde orfanatos cuya vida no tiene nada que ver con la que se les está ofreciendo en Galaroza, repleta de atenciones y de empeño para hacerles más llevadera la separación de su país y la situación que están viviendo.

Con esta experiencia, Galaroza se convierte en ejemplo de integración solidaria, una muestra que se suma a las que viene viviendo en los últimos años con los niños y las niñas de Bielorrusia y a la tradicional hospitalidad con que los cachoneros acogen a personas llegadas desde otras latitudes.