sábado. 20.04.2024
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Las lluvias rescatan al olivar y la vid, seriamente castigados por la pertinaz sequía

Las precipitaciones rescatan al olivar, la vid, los cereales y las frutas del bosques, cuyas futuras cosechas se estaban viendo comprometidas por la pertinaz sequía que azota el sur de la península ibérica.
Las lluvias rescatan al olivar y la vid, seriamente castigados por la pertinaz sequía

    Las lluvias registradas en el arranque de la primavera han venido al rescate de olivar y la vid, cuyas futuras cosechas se estaban viendo comprometidas por la pertinaz sequía que azota el sur de la península ibérica.

     Las precipitaciones están siendo especialmente idóneas en cultivos como la vid, después de que las cepas hubieran visto alterados su ciclo vegetativo por la sequía, comprometiendo la futura campaña. En efecto, si este maná del cielo se hubieran retrasado a la segunda quincena de abril o a la primera de mayo, la consecuencias podrían ser catastrófica por la llegada del mildiu,  que hace dos sólo dos campañas provocó una merma de un 50% en la cosecha de la Zalema, la variedad autóctona en el Condado. 

    El el olivar José Anselmo, gerente de la Cooperativa Olibeas, destaca que, sólo en un de los días más lluviosos de finales del mes de marzo se registraron 50 litros por metro cuadrado, lo que unido a los 60 que dejaron la borrasca en los días posteriores representan más de 100 litros por metro cuadrado. Se trata de datos que permiten encarar con cierto optimismo una próxima campaña en la que existía una gran preocupación por el “estrés hídricos” que estaban sufriendo el olivar por la carestía de precipitaciones. 

     Anselmo destaca que si estas precipitaciones no hubiesen hecho acto de presencia corrían el riesgo de “perder toda la cosecha. Sería un desastre”, sin paliativos. Aun así, los agricultores mantienen que es necesario que las lluvias se mantengan a lo largo del año. 

     En las frutas del bosque (fresón, frambuesa, moras y arándanos) las lluvias son fundamentales incluso en los suelos que tienen garantizados los recursos superficiales. 

     Nicolás Macías, agricultor de Rociana y presidente de la Sociedad Agraria de Transformación del Condado, destacó que el agua recolectada en una sola semana de marzo se registraron en un centenar de litros por metros cuadrados. Ello eleva a 360 los litros caídos desde el arranque de la campaña, desde el mes de septiembre.

     Aunque las precipitaciones, cuando son especialmente intensas, suelen ser perjudiciales para las bayas, principalmente porque sirven las condiciones de humedad idóneas para la aparición de la temida brotrytis,  la planta siempre suele dar la bienvenida a la lluvia, al  aportarle “mayor oxigenación y verdor”. 

Pero es más, a pesar de las pérdidas económicas que puede comportar una reducción de la producción durante esas semanas, las necesidades hídricas son tan perentorias que Macías insiste en que son “preferibles” estas pérdidas económicas a continuar sufriendo la sequía que se cernía sobre la provincia. En cuanto a los daños en los macrotúneles, si el temporal no viene acompañado de fuertes rachas de viento, los daños no son especialmente significativos.