viernes. 19.04.2024
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Huelva respira la peor calidad del aire de su historia debido al episodio de súper calima

Huelva acaba de vivir el peor episodio de mala calidad del aire de su historia reciente debido al paso de una 'súper calima'.
Huelva respira la peor calidad del aire de su historia debido al episodio de súper calima

Huelva acaba de sufrir uno de los peores episodios de mala calidad del aire que se recuerdan debido al paso de una 'borrasca' de calima procedente del desierto, según los datos avanzados por la Unidad de Calidad del Aire de la UHU hechos públicos este viernes.

Fue el pasado miércoles cuando se superaron valores históricos, que son más bien inéditos. Este aire extremadamente desfavorable puso los valores en una cima peligrosa para la salud: µg/m3: Si=36; Al=18; Ca=13; Fe= 9.2; K=3.1. O lo que es lo mismo respiramos partículas de silicio, aluminio, calcio, hierro y potasio, un cóctel explosivo.

La máxima concentración de partículas inferiores a PM10 se recogió en la estación de La Orden, 49 microgramos por metro cúbico.

Lo bueno es que en esta jornada no hubo impacto de SO2 industrial, excepto en la zona portuaria de Torrearenilla.

Los malos datos se superaron más aun el jueves 17, con una concentración máxima de partículas inferiores a 10 micras de 152 microgramos por metro cúbico en la zona universitaria y barrios aledaños cuando los valores aceptables se limitan a 50 ng/m3.

El incremento que se ha vivido supera los cinco órdenes de magnitud (dos números difieren 2 órdenes de magnitud si uno es 100 veces más grande que el otro).

Efectos en salud y ecosistemas

Las “partículas” (PM) están integradas por una mezcla heterogénea y compleja de sustancias orgánicas e inorgánicas de tamaño y composición química muy variable; sólidas y/o líquidas, de origen tanto natural como antropogénico.

Son los contaminantes del aire más importantes en términos de peligrosidad para la salud humana (aquellas de un diámetro aerodinámico igual a las 10 micras, o inferior, conocidas como PM10), ya que pueden ser inhaladas y penetrar así en el sistema respiratorio; las de menor tamaño (de 2,5 micras de diámetro, o inferior –PM2,5-) pueden incluso alcanzar los alveolos pulmonares, lo que les permite de este modo llevar sustancias nocivas a zonas muy sensibles y agravar patologías que pueden conducir incluso a una muerte prematura. De este modo, las partículas (en especial las PM2,5) pueden estar implicadas en el incremento de la mortalidad y de la morbilidad por causas respiratorias y cardiovasculares.

Además de PM10 y PM2,5, las partículas ultrafinas (inferiores a 0,1 micras, UFP) pueden incluso alcanzar el flujo sanguíneo y afectar por tanto a diversos órganos, y afectar al sistema nervioso central y al sistema reproductor, entre otros.

Por otra parte, las partículas ultrafinas en suspensión también pueden tener efectos muy diversos sobre el medio ambiente y el clima, dependiendo de su tamaño y composición; en líneas generales pueden afectar al crecimiento vegetal, a la fauna (de modo similar a lo ya visto para el caso humano), reducen la visibilidad, influyen en los cambios de temperatura netos (ya sea incrementándola o disminuyéndola) e incluso pueden alterar los patrones de precipitación y la relación entre la radiación reflejada y la incidente (albedo superficial); y además ocasionar daños en las edificaciones.

Las PM10 están detrás de numerosas enfermedades respiratorias, problemas cardiovasculares, y cánceres de pulmón.

La exposición continuada a estos fenómenos es especialmente perniciosa para los niños y personas con enfermedades respiratorias crónicas.

Por otro lado, los estudios sobre efectos a largo plazo han estimado que la exposición a partículas en suspensión puede reducir la esperanza de vida entre varios meses y dos años.