viernes. 29.03.2024
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En el aeródromo de Niebla nadie se explica el accidente mortal

Las víctimas contaban con 62 y 72 años de edad. Uno de ellos tenía un avión en propiedad en el aeródromo iliplense y gozaba de experiencia en el manejo de estos aparatos. 
En el aeródromo de Niebla nadie se explica el accidente mortal

  En el Aeródromo de Niebla nadie se explica la tragedia. La muerte de sendos compañeros mientras disfrutaban de su pasión por volar ha sumido en un profundo duelo a los miembros de los clubes que acogía estas instalaciones.

     Uno de sus compañeros aseguraba que, a priori, es difícil discernir la razón por la cual el ultraligero se estrelló junto a un olivar cercano. Las víctimas contaban con 62 y 72 años de edad. Uno de ellos tenía un avión en propiedad y gozaba de experiencia en el manejo de estos aparatos. 

    Por otra parte, las condiciones de visibilidad era idóneas, con tiempo despejado y sin nubes. A priori y a falta de determinar la labor de los peritos y forenses, la hipótesis que cobra más fuerza es “que una racha de viento pudiera provocar cambios bruscos en la velocidad, dirección y estabilidad de la nave”,  durante la fase de despegue o el aterrizaje. Los otros dos elementos claves a determinar son el estado de mecánica del aparato y si el piloto pudo sufrir algún tipo de problema de salud. 

   Los últimos avances tecnológicos han permitido que dentro de la aviación recreativa los ultraligeros sean los predilectos por todo tipo de público que desea disfrutar la pasión de volar. El hecho de que tengan un peso muy reducido (las alas de algunos están realizadas con tubos y telas) y un desplazamiento relativamente lento permite aterrizar en cualquier superficie plana e incluso en distancias inferiores a 100 metros, siempre dependiendo de la destreza del piloto. 

    El piloto profesional Joaquín Martín Camacho siguió muy cerca ésta ‘democratización’ de la aviación y creó en Huelva la escuela ULM Plus Ultra, de cuya génesis nació el club Aeroniebla, que desde hace cinco lustro lleva cumpliendo lo sueños de cientos de personas de vivir la inolvidable experiencia de volar.

     En la actualidad existe una enorme diversidad de modelos de ultraligeros con ala baja o alta, con motores delanteros o traseros, monoplaza y biplaza, terrestres, anfibios e incluso con esquíes para la nieve. Marcas como Flightstar, Rans, Quicksilver o Challenger son algunas de las más punteras y conocidas a las que se unen algunas de nuevo cuño que están copando cada vez más mercado por sus altas prestaciones y su buena relación calidad-precio. En general estos vehículos del aire suelen montar motores de dos y cuatro tiempos que ofrecen una velocidad de entre los 50 y los 150 kilómetros por hora. El combustible que se utiliza es gasolina sin plomo de 95 octanos y su consumo oscila en una horquilla de entre 8 y 15 litros por hora, lo que dependiendo del depósito puede brindar una autonomía que oscila entre las dos y cinco horas de vuelo. Estas ‘aves’ de metal permiten alcanzar altitudes máximas de vuelo de hasta 10.000 pies, es decir, aproximadamente 3.000 metros.