Los residuos y mascarillas del Covid llegan ya hasta los nidos de las rapaces en Doñana

El Espacio Natural de Doñana advierte que ya están detectando la presencia de basuras y residuos del coronavirus entre los objetos que utilizan las aves en el proceso de construcción de sus nidos. La alerta viene en concreto del seguimiento de los anidamientos del milano real, donde se han divisado mascarillas, entre otros objetos y plásticos acumulados por las rapaces para reforzar su 'casa'.

Era cuestión de tiempo que pasara. Y ya pasó. Se sabía que la acción del hombre impregna cada territorio. Es la huella humana, la huella ecológica, que resume la influencia de la acción humana.

Los investigadores han demostrado ya la íntima relación entre este indicador y la probabilidad de incorporar residuos a sus usos que tienen los animales, los que tiramos a la naturaleza como los que van al mar… y también a los nidos de las aves.

La pandemia de Covid está incorporando cientos de miles de toneladas de residuos de todo tipo: plásticos, látex, guantes, mascarillas, cajas… que en muchas ocasiones se acaban abandonando a su suerte en las calles de ciudades, pueblos y espacios naturales muy transitados por senderistas.

Ahora se puede observar cómo esos residuos del Covid están siendo utilizados por muchas aves para incorporarlos al proceso de construcción de sus nidos. Comenzaron las cigüeñas a hacerlos visibles. Bolsas de plástico, aluminio, restos de ropa, cigarrillos, cualquier cosa que encuentran en la tómbola de esta sociedad que no quiere pandemias pero las busca, aligerando y facilitando el salto de los virus de los animales a los humanos.

Ahora, el Espacio Natural de Doñana acaba de acumular unas imágenes tremendas. Donde se puede comprobar que la acción humana tiene consecuencias letales para las especies que nos rodean.

Sobran las palabras: En ellas se puede ver que en los nidos de rapaces, milanos reales en este caso, además de los restos de presas aportadas por los padres "abundan basuras que los seres humanos dejamos por todos los lugares, plásticos, trapos, mascarillas, etc, muchos de los cuales suponen riesgos importantes para estas especies".

El milano habita en formaciones boscosas de todo tipo, sotos fluviales y ocasionalmente en campo despejado con algún árbol. Mide 61 centímetros y necesita menos del agua que el milano negro. Es un ave que le gusta la carroña aunque también caza pequeñas aves y mamíferos hasta el tamaño de una liebre. Cría en los arbustos del bosque que habita, pero prefiere los pinos sobre los que construye su nido a una altura entre los 5 y 20 metros del suelo. Hasta allí han llegado las mascarillas.

El EPN recuerda que durante el mes de abril se está produciendo la eclosión de los pollos de milano real en el Espacio Natural de Doñana, enclave que alberga casi la totalidad de la población reproductora andaluza de esta especie en peligro de extinción.

Esta primavera, explica, han iniciado la fase de incubación un total de 16 parejas, habiendo fracasado una de ellas al ser predados sus huevos. La puesta está formada normalmente por 2-3 huevos, produciéndose el nacimiento de los pollos casi al mes de iniciarse la incubación.

Cuando se estima que han nacido los pollos se visitan los nidos y desde la base del árbol con una cámara colocada en una pértiga telescópica se toman imágenes del anidamiento. Y ahí ha saltado la 'liebre', donde se puede divisar el residuos en cuestión.

Esta actuación poco invasiva, en palabras de los especialistas del Espacio, sirve para conocer la productividad de la pareja y calcular la fecha más adecuada para el marcaje de los pollos. Este año además de anillar y valorar la condición física de los pollos se pretende colocar emisores de radio-seguimiento para detectar las causas de mortalidad de los jóvenes milanos reales de Doñana.

Esta primavera, la segunda del Covid, en los nidos además de los restos de presas aportadas por los padres abundan los escombros que “los seres humanos dejamos por todos los lugares, plásticos, trapos. mascarillas, etc, muchos de los cuales suponen riesgos importantes para estas especies”.

De momento, los seguimientos no han detectado la presencia de residuos de Covid en los anidamientos de otras especies de rapaces, como la escasa águila imperial, uno de los emblemas de la Reserva de la Biosfera.