sábado. 20.04.2024
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Silvia Ortiz: "A la hostelería nos han echado un jarro de agua fría y va a costar remontar" 

La onubense, que se dedica al mundo de la hostelería, explica el complicado momento al que se enfrenta el sector
Silvia Ortiz: "A la hostelería nos han echado un jarro de agua fría y va a costar remontar" 

A nuestra entrevistada de hoy la conozco desde hace unas dos décadas, cuando entró a trabajar en McDonald's, aunque no llegamos a tener mucho contacto, el cual se la producido hace un par de años aproximadamente, cuando empieza a formar parte de la vida sentimental de mi gran amigo Antonio Maestre Barbosa.

Silvia, es una trabajadora nata, que fundamentalmente y desde 1999,  su vida laboral ha estado centrada en la hostelería, aunque haya tenido algunas incursiones en otros sectores, si bien han sido  muy esporádicamente, pues para ella en este gremio es donde se encuentra feliz y realizada como trabajadora, pues el contacto con el público le encanta.

Risueña, cordial, encantadora, conversadora, con dotes de relaciones públicas, intuitiva, inteligente y lista, luchadora, creativa, alto sentido de la amistad, solidaria.... y muy sobre todo "güenagente", así veo a mi entrevistada de hoy

En cuanto le propongo esta entrevista, la veo ilusionada, por lo que accede y empezamos

-¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo?

-Sinceramente me parece una situación catastrófica, una pesadilla de la que quisiera despertar, pero que ya.

-¿Qué hicistes en tu día a día durante el confinamiento, dónde y con quién lo pasaste?

-Me cogió en un momento duro tras sufrir un accidente laboral,  y justo cuando iba a recibir la rehabilitación de mi hombro nos confiaron. Pasé el encierro con mi pareja, Antonio Maestre y mi hijo pequeño Brais, en nuestra casa de Corrales. Tuve días difíciles con el tema de mi lesión pero tenía que luchar para ponerme bien y volver a trabajar. Mi pareja fue un gran apoyo, y a pesar de estar pasándolo mal por la situación de su negocio de hostelería nunca se rindió y nos unimos más que nunca. No podíamos lamentarnos, sino luchar, y ahí fue cuando Antonio se lanzó con los pedidos a domicilio, que fue todo un éxito. Estuve entretenida luchando con él, y por otro lado, adaptando a mi chico a los estudios online, que para todos era una situación nueva que había que hacer pues  no quedaba otra opción.

-¿Cómo crees que cambiará la vida tras la pandemia y sobre todo el mundo de la hostelería?

-Quisiera que fuera como antes, pero creo que no será así. Tiene que pasar mucho tiempo para que empecemos a ver un poco de luz. A la hostelería nos echaron un jarro de agua fría y va a costar remontar. En esta segunda oleada ha hecho que se coja mucho miedo, o por lo menos yo lo tengo.

-¿Qué proyectos tienes para el futuro?

-Vivo el día a día, soy feliz viendo a mi alrededor las personas que quiero. Hoy en día, solo deseo que esta pesadilla acabe y que todos recuperemos nuestras vidas y libertades y valoremos lo preciadas que son.

-¿Qué haces en la actualidad?

-Trabajo en el restaurante "La mafia se sienta a la mesa", en Huelva. Mi jefe Oscar Nova me propuso  volver después de mi baja en un puesto nuevo y no me lo pensé. Lo acepté pues es lo que quería, volver a trabajar, a sentir la cercanía de mis compañeros, jefes y clientes, aunque fuera en condiciones raras, tras una mascarilla y guardando la distancia obligatoria. Puedo decir que me encanta mi trabajo y me siento muy querida y valorada.

-¿Ha sido el sector de la hostelería de los más perjudicados por la pandemia?

-Totalmente, aquí hemos pagado justos por pecadores. En primer lugar pienso que la culpa ha sido de la mala organización del gobierno. No han sido claros desde el principio y ni ellos mismos tienen clara las normas que ponen, y en realidad era y es algo muy serio. Culpan a la hostelería de los contagios y es en los bares donde menos han existido.

No veo lógico ni normal que un bar tenga que cerrar a las 22,30 y ahora a las 18 horas y le destrocen las cenas y luego puedan estar 25 o 30 alumnos juntos en un aula. Que tengamos un máximo de seis personas en una mesa cuando un autobús va lleno de pasajeros y aeropuertos y metros a reventar. Todos vivimos de la hostelería, unos más que otros. En mi caso, mi pareja, mi hijo Juanluco y yo vivimos de esto. ¿Qué va a pasar de nosotros si la situación sigue igual?

-¿Te gustaría ser de las primeras en vacunarte?

-La verdad es que no. Tengo que ver muy fiable la vacuna para hacerlo.

-¿Qué echaste de menos en el confinamiento?

-Sentir a mi familia cerca, veía que la vida pasaba día a día sin poder visitarlos, sin abrazarlos, privada de libertad, y doy gracias de la casa que tenemos, porque con la terraza y una que otra barbacoa lo hicimos más llevaderos. Ver a la familia por videollamadas y hacer retos con ellos es lo que teníamos, aparte de los "tic-toc con mi nieta Martina que me arrancaba una que otra sonrisa. Pero te digo una cosa José Luis, he llorado mucho, te tenido momentos de bajonazo viendo a mi chico en su cuarto o en la terraza con su balón y sin poder salir a entrenar como tanto le gusta. La verdad es que me ha costado.

-¿Te acordabas de tus aficiones preferidas?

-Claro que sí, sobre todo viajar, que lo hecho mucho menos, y pasear, que lo suplí dibujando y escuchando música.

-¿Te esperabas que volviéramos a un estado de alarma aunque no sea tan duro como el de hace unos meses?

-La verdad es que si, pues no se han hecho las cosas bien desde el principio.

-¿Cómo venderías Huelva para atraer inversiones y crear empleo? 

-Huelva lo tiene todo, una Costa espectacular con playas kilométricas, una Sierra de película, unas gentes acogedoras y cariñosas, una gastronomía que quita los sentidos, un Condado con unos vinos exquisitos, una Cuenca Minera llena de belleza....  Sólo resta que los políticos luchen de verdad por ella y la doten de las infraestructuras necesarias para que Huelva despegue de una vez por todas. La materia prima la tenemos, falta  lo que falta, ganas de anteponer Huelva a otros intereses.

-Silvia, que es una gozada haber echado este ratito contigo, además mientras nos tomábamos un aperitivo en el bar Los Maestres. Pero si quieres añadir algo más, hazlo. 

Pues mira si, voy a presumir de familia. Tengo 43 años, soy mamá  de 2 hijos preciosos, Juanuco y Brais, mi pareja Antonio es lo mejor que me ha podido pasar en la vida. Doy gracias a Dios por la madre que me parió, María Dolores Pérez, que me enseñó a ser lo que soy. Encantada de tener 8 sobrinos y otro que viene en camino. Mis dos nietas Lucía y Martina, que son dos auténticas quitapenas... con salud y trabajo ¿Qué más puedo pedir?

Pues eso, que me alegro que seas feliz y no te vengas abajo, que de esta también se va a salir, eso sí, esperando que no haya muchas más bajas.