sábado. 20.04.2024
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Los coros y camaristas de Emigrantes rezan juntos el Angelus a los pies del Simpecado

Un día muy especial en la Hermandad de Emigrantes en el que Retama y Juan Manuel Barral recuerdan en este Rocío especial el cincuentenario de Emigrantes.
Los coros y camaristas de Emigrantes rezan juntos el Angelus a los pies del Simpecado

"Mañana de mucho trasiego se vivirían en El Rocío en la casa de la Real Hermandad de Emigrantes de Nuestra Señora del Rocío preparando todo la mayordomía para que todo estuviera perfecto para la presentación de la hermandad hasta los pies de nuestra Madre", esa sensación decía sentir el presidente Inocencio Forcén cuando daba la bienvenida a los coros y cama­ristas de la hermandad con quienes se ha compartido hoy el rezo del Angelus.

Como viene siendo habitual durante todos estos días de Rocío de “fe, esperanza y luz” la plegaria se iniciaba con la entrada en la capilla de los tamborileros a los sones de la Salve, para dirigir la oración el vocal de Cultos y Espiritualidad de la hermandad, José Antonio Gallardo Arroyo.

El hermano mayor José Antonio Ortiz Morano invitaba a todos los hermanos y devotos a compartir con todos sus emociones con la oración, música o cante, hecho, que cómo no podía ser de otra manera hizo que los miembros de los coros ofrecieran al Simpecado lo que mejor de ellos, sus bellas melodías y sus voces.

Ese trasiego del que habla el presidente de ha trasladado en la jornada de hoy a la casa de hermandad del paseo de las Palmeras donde a largo del día los hermanos y devotos de la Concha Peregrina han realizando una ofrenda floral al Simpecado, así como se ha llevado a cabo la recogida solidaria de alimentos para la congregación de las hermanas de la Cruz de la barriada de los Dolores. Entre los presentes que desde estos de esta peregrinación especial llama la atención un pequeño carro adornado como es tradición en Emigrantes con papelillos con los colores de la hermandad, rojo y amarillo, con la siguiente leyenda: “En este Rocío diferente el carro de los Paquiquis no podía faltar al encuentro con la Virgen. Rocío de luz. Rocío 2020”.

El día en Emigrantes terminará con el rezo de la Salve que contará con la participación del coro de la hermandad y la exaltación del periodista onubense Manuel Jesús Montes.

Retama y Juan Manuel Barral recuerdan en este Rocío especial el cincuentenario de Emigrantes

Entran en la capilla de la Real Hermandad de Emigrantes de Nuestra Señora del Rocío los tamborileros que. con su flauta y tamboril, anuncian el inicio de una noche de Rocío única y para el recuerdo para todos los hermanos y devotos de la Concha Peregrina gracias a las voces del grupo Retama y la exaltación del capellán y director espiritual de Emigrantes, José Manuel Barral.

Como cada día Inocencio Forcén y José Antonio Ortiz, presidente y hermano mayor de la corporación rociera, respectivamente, dan la bienvenida “a esta casa de todos” a los asistentes y a los miles de ellos que vienen siguiendo noche tras noche a través de las redes sociales de la hermandad  el rezo de la Salve.

El grupo Retama, fundado en 2004 tras la desaparición del coro flamenco Senderos de Huelva, está formado, María José Antero, Rocío Barroso, Miguel Flores, Gema Evora, Manuel Evora, Cristina González y Pepe Garrido, todos ellos llevan en lo más profundo de su corazón a la Virgen del Rocío y a su Hermandad de Emigrantes. Sólo mencionar que Garrido es vicepresidente de la misma y Manuel también forma parte de su junta de gobierno.

El grupo, cómo no podía ser de otra manera, quiso regalar en este Rocío “distinto de fe y luz” dos nuevos temas que están dedicados al cincuentenario de la hermandad con música y letra de Pepe Garrido y que llevan por títuto ’50 Rocíos’ y ‘Tengo un Simpecado’.

Por su parte, José Manuel Barral, en su exaltación hacía un ruego a la Blanca Paloma “acepta, Señora, lo que te decimos./ Lo que cada uno te presenta/ y lo que cada uno te pedimos./ Acepta lo que te traemos/ aquí en el corazón metido./ Acepta lo que nos alegra/ y aquello que nos ha dolido./  Acepta lo que hacemos/ y lo que no hemos podido./ Acepta lo poco que tenemos/  y lo poco que conseguimos/ cuando nos apartamos de ti/ y se nos olvidan tus caminos”.

Continuaba su cátedra el director espiritual recordando los orígenes de Emigrantes: “Esta Concha Peregrina que en Alemania/ mantuvo la fe encendida/ en el corazón de los emigrantes./ Los primeros que soñaron/ con volver de nuevo a rezarte./ Con volver de nuevo a ponerse/ ante tu bendito semblante/ con el corazón lleno de Rocío/ porque era un corazón Emigrante./ Con el tiempo la Concha volvió a tu tierra,/ buscó una casa entre nosotros/ igual que Tú con José/ buscabais un lugar en Belén,/ un lugar donde encontrar reposo/ para que naciera tu Bien/ y darle al mundo ese gozo./ Buscabas una casa en esta ciudad/ porque elegiste a Huelva, donde te quisiste quedar./ Calle Blanca Paloma,/  Aljaraque y por fin/ en el barrio de las Colonias/ donde un cura humilde/ te abrió las puertas de su casa”.

No olvidaba tan poco los cincuenta años de vida y daba “gracias por Don Manuel, gracias por todos nuestros hermanos/ que hicieron que esta hermandad sea cada día más grande./ Tan grande que lleva cincuenta años/ sabiendo que Tú eres Madre,/ sabiendo que tu Rocío/ no nos falta ni un instante./ Cincuenta años como huellas en la arena/ pisadas de los rocieros de emigrantes/ que llevan cincuenta primaveras/ y que estarán todas las que vengan/ porque esta gente ya lo sabes,/ nunca dejarán de mirarte”.

La última Salve con Eduardo Fernández Jurado

José Manuel Barral recordó la última Salve que rezó junto con el fallecido presidente eterno Eduardo Fernández Jurado señalando: “Recuerdo cómo Eduardo vivió esa Salve/ con su Hermandad de Emigrantes./ Y cómo una y otra vez/ contaba como yo lo he hecho/ todo lo que habíamos vivido/ en la última Salve que Eduardo/ rezó con nosotros, aquí en este suelo./ Ahora ya estás junto a Ella,/ ahora ya estás, eternamente en el cielo./ Mereció la pena tenerte/ como amigo y como presidente,/ como un gran rociero/ y como un buen emigrante./ Por ti, porque ahora junto a Ella/ no te olvidas de estos rocieros./ Por ti, amigo Eduardo,/ por ese minuto de cielo,/ Contigo rezamos esta Salve/ y por ti, este beso se va contigo/ hasta el mismísimo cielo”.