viernes. 26.04.2024
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Las medidas del sector fresero: mamparas y control de temperatura de los trabajadores

El sector hortofrutícola de la provincia toma todas las medidas a su alcance para proteger a sus trabajadores de un posible contagio por coronavirus
Las medidas del sector fresero: mamparas y control de temperatura de los trabajadores

Mascarillas, guantes, monos, distancia de seguridad, turnos de trabajo... el sector hortofrutícola de la provincia ha tomado todas las medidas a su alcance para proteger a sus trabajadores de un posible contagio por coronavirus. Una de las más innovadoras la ha tomado la empresa El Pilonar, de Moguer. Dedicada a la producción de frutos rojos, la mayoría de cuya producción exporta, El Pilonar ha instalado pantallas de corcho para separar a sus empleados de su nave envasadora.

El gerente, Manuel Alfaro, explica que le propusieron instalar paneles de corcho de 2 metros de alto por 1 de ancho y "enseguida nos decidimos a ponerlos porque nos parece importante para la seguridad de nuestros trabajadores". Los paneles han supuesto la pérdida de espacio y donde antes trabajaban 120 personas ahora lo están haciendo 80, pero Alfaro está satisfecho con la medida porque significa trabajar con mayor seguridad y tranquilidad.

El secretario general de UPA (Unión de Pequeños Agricultores), Manuel Piedra, señala que en las envasadoras se está tomando la temperatura a los empleados y a los socios que entran y salen para detectar posibles contagios y que en el campo se está aplicando el protocolo que es el mismo para todos, consistente en la ampliación de distancia de seguridad y limitación de permanecer en grupos.

Freshuelva ha creado un protocolo de actuación para hacer frente a la crisis que pasa por reducir el número de personas trabajadoras mediante turnos de trabajo para mantener la distancia mínima de 1 metro, desinfectar las líneas y las zonas comunes de los almacenes en cada cambio de turno, entrar en los vestuarios rápidamente y de forma que siempre el aforo sea reducido, lavarse las manos con frecuencia, no compartir objetos, ventilar el centro de trabajo, así como no emplear papel en las informaciones y sustituirlo por pantallas. Unas medidas que también ha suscrito Interfresa.

Desde la empresa moguereña Grufesa, que el 25 de marzo registró un caso positivo por coronavirus entre sus trabajadores, señalan que se ha seguido en todo momento el protocolo y que se ha aislado la línea completa en la que trabajaba el contagiado, y que se está desinfectando diariamente sus instalaciones.

Freshuelva establece una distancia mínima de 1 metro ante "la difícil y en algunos casos imposible localización por parte de las empresas de mascarillas y guantes". Manolo Pilón constata la dificultad que ha tenido para hacerse con estas protecciones. Finalmente, logró comprar 500 e incluso ha donado una caja con monos de protección a los sanitarios de Lucena y otras cinco (cada caja contiene 25 unidades) al hospital Juan Ramón Jiménez.

Para los trabajadores que residen en los alojamientos de las fincas, Freshuelva establece que se les provea de lejía para desinfectar cocinas, baños y zonas comunes. La movilidad queda limitada al tránsito desde los alojamientos al trabajo y a las zonas de aseo y comedores, manteniendo siempre la distancia de 1 metro, y no está permitida la estancia de personas en zonas de ocio o esparcimiento. Los temporeros deberán organizarse para comprar alimentos y acudir a la farmacia o a bancos, recordando que podrán desplazarse un máximo dos ocupantes en un coche de cinco plazas y tres en un vehículo de nueve plazas.

UPA, a través de la ONG con la que trabajan, 'Mujeres en zonas de conflicto', está llamando además a las trabajadoras contratadas en origen para interesarse por cómo se encuentran, señala Manuel Piedra.

Ante un posible contagio entre los trabajadores que residen en alojamientos, se prevé disponer de un módulo (módulo asistencial), limpio y ventilado que, previa desinfección, pueda ser susceptible de utilizar para el aislamiento.

"El problema son las ventas"

Manuel Piedra asegura que el gran problema que está enfrentando en estos momentos el sector son las pocas ventas: "Nuestro mercado comercial se ha roto". Según el secretario general de UPA, "el 80% de las ventas del sector fresero se centran en las grandes cadenas, a las que el consumidor no va a comprar porque se ve obligado a hacerlo cerca de casa, en las fruterías de barrio, a donde nuestros productos no llegan".

A ello hay que añadir el cambio en los hábitos de consumo, se ha perdido al cliente diario, la gente ahora compra para varios días y no consume frutos rojos, que son productos perecederos, explica Piedra, que calcula que los agricultores están, en el ecuador de la campaña, al 50 o 60% de producción y aún queda la mitad por recolectar.